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ISSNe 2445-365X | Depósito Legal AB 199-2016
AÑO II - Nº 6 - SEPTIEMBRE 2017
SUSANA CONESA SÁNCHEZ
•
Graduada en Educación
Primaria
•
Mención en Audición y
Lenguaje y Educación Especial
•
Licenciada en Psicopedagogía
•
Máster en Estrategias y
Tecnologías para la Función
Docente en la Sociedad
Multicultural
•
Maestra en Cartagena (Murcia)
La Inteligencia Emocional
en el profesorado
Un desarrollo necesario para la
praxis educativa
La Inteligencia Emocional es una cualidad que todo docente debe poseer,
pues la educación es un proceso fundamentalmente humano en el que se
necesitan una serie de habilidades específicas que optimicen el proceso de
enseñanza-aprendizaje.
Palabras clave:
Inteligencia Emocional; Proceso de Enseñanza-Aprendizaje.
Keywords:
Emotional intelligence; Teaching and Learning Process.
Abstract:
Teachers must have the quality of Emotional Intelligence, as education is
a fundamentally human process that requires an specific set of skills for optimizing
the teaching and learning process.
C
uando afirmamos que una
persona es inteligente habi-
tualmente hacemos referen-
cia a sus dotes profesionales, a su
alto nivel de formación o a sus co-
nocimientos y habilidades cultura-
les. Sin embargo, esta concepción
deja de lado otros aspectos de igual
o mayor relevancia y que los exper-
tos consideran ya parte importante
de la inteligencia. Parte, además de
importante, decisiva para obtener
éxito en todos los aspectos de la
vida: lograr éxito y realización pro-
fesional, tener una red social amplia
y enriquecedora, una vida familiar
estable y satisfactoria, un trato con
nosotros mismos igualmente enri-
quecedor y satisfactorio, etc. Esta
parte que a veces olvidamos es lo
que podemos llamar inteligencia
emocional.
Para Goleman (2002), inteligencia
emocional es el proceso de tomar
conciencia de las propias emociones,
comprender los sentimientos de los
demás, tolerar las presiones y frus-
traciones del trabajo e incrementar la
capacidad de empatía y las habilidades
sociales, así como aumentar las posi-
bilidades de desarrollo social.
Origen del término
El concepto de inteligencia ha va-
riado en nuestra cultura a lo largo del
tiempo. En la escuela tradicional, el
niño inteligente era considerado aquel
que era capaz de dominar las destre-
zas correspondientes a determinadas
competencias curriculares, como la
lingüística, matemática o científica.
Posteriormente, fue considerado in-
teligente el alumno que en los test de
inteligencia obtenía elevadas puntua-
ciones.
Según Extremera y Fernández-Be-
rrocal (2002) en el siglo XXI esta visión
tan cerrada de la inteligencia ha entra-
do en crisis por dos razones:
• La inteligencia académica no es su-
ficiente para alcanzar el éxito profe-
sional: Un cociente intelectual alto
no garantiza un puesto elevado en
una empresa, ser mejor profesional,
tener un salario más alto, etc.
• La inteligencia académica no garan-
tiza el éxito en nuestra vida cotidia-
na: Tener buen expediente no nos
asegura la felicidad, ni nos propor-
ciona bienestar familiar ni un mayor
número de amigos.
Así, y analizando cómo ser inteligen-
te puede implicar muchos más aspec-