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ISSNe 2445-365X | Depósito Legal AB 199-2016
AÑO IV - Nº 14 - JUNIO 2019
los tres primeros años de vida y que,
posteriormente, puede permanecer a
lo largo de todo el ciclo vital. Se con-
creta como una disfunción neuroló-
gica crónica con fuerte base genética.
Cada persona presenta caracterís-
ticas distintas y, por tanto, el grado
de gravedad, tipo y edad de aparición
depende de cada individuo, variando
de unos a otros. Dentro del Espectro
Autista podemos encontrar distintos
tipos en función de su diagnóstico:
Síndrome de Rett, Trastorno Desin-
tegrativo, Trastorno Generalizado del
Desarrollo (TGD) no especificado y
Síndrome de Asperger. No obstante,
cabe matizar que con la última ac-
tualización del DSM
1
el autismo ha
pasado a denominarse Trastornos
del Espectro Autista, reconociendo
la sintomatología autista común a to-
dos los individuos en un amplio aba-
nico de fenotipos, lo que ha hecho
desaparece los diferentes subtipos
que se acaban de mencionar.
A nivel europeo, los estudios epi-
demiológicos disponibles, apuntan
una prevalencia aproximadamen-
te de 1 caso de TEA por cada 100
nacimientos (Autism-Europe Aisbl.,
2015). Asimismo, según Alonso y
Alonso (2014), se diagnostican 1
de cada 68 nacimientos con dicho
trastorno, prevaleciendo el índice
de varones que lo padecen.
Características
No se sabe con certeza cuál es la
causa exacta del trastorno autista,
aunque, principalmente, se debe a
varios factores de tipo genético o he-
reditario. No obstante, también pue-
de resultar debido a problemas pre-
natales u otros factores no genéticos.
Son varias las dificultades que
pueden presentar quienes padecen
TEA.
El aspecto más signi cativo
reside a nivel conductual
, pues su
conducta se ve afectada y muestran
dificultad a la hora de socializarse y
comunicarse con los demás. Otros
síntomas evidentes que se relacionan
de manera directa con este trastorno
serían los siguientes:
• Evitan el contacto visual.
• Preferencia por el juego solitario.
• Dificultad para expresar
sus propios sentimientos y
comprender los de los demás.
• Acciones estereotipadas.
• Dificultad para adaptarse a los
cambios de rutina.
• Presencia de intereses
obsesivos.
• Retraso en las destrezas del
habla y del lenguaje.
• Escasa expresión facial.
Las Tecnologías de
la Información y la
Comunicación en el
terreno educativo
Según los objetivos marcados
por el Real Decreto 126/2014 de
28 de febrero, por el que se es-
tablece el currículo básico de la
Educación Primaria, esta etapa
educativa debe contribuir a desa-
rrollar en los niños las capacida-
des que les permitan, entre otras,
“Iniciarse en la utilización, para el
aprendizaje, de las Tecnologías de
la Información y la Comunicación
desarrollando un espíritu crítico
ante los mensajes que reciben y
elaboran”.
Siguiendo el Capítulo III de la
LOMCE, “
Sin perjuicio de su tra-
tamiento específico en algunas
áreas de la etapa, la comprensión
lectora, la expresión oral escrita, la
comunicación audiovisual, las Tec-
nologías de la Información y la Co-
municación, el emprendimiento y la
educación cívica y constitucional se
trabajarán en todas las áreas
”.
Por su parte, los diseños curricula-
res autonómicos también remarcan la
presencia de las TIC, como la Orden
de 20 de noviembre de 2014, de la
Conserjería de Educación, Cultura y
Universidades, por la que se regula
la organización y la evaluación en la
Educación Primaria en la comunidad
Autónoma de la Región de Murcia: “El
alumnado usará las TIC demanera ha-
bitual para la realización de tareas de
búsqueda y tratamiento de la informa-
ción, preferentemente dentro del aula
ordinaria”.
Las TIC son recursos técnicos que
se basan en tres elementos: la infor-
mación, la microelectrónica y las te-
lecomunciaciones, pero no de forma
aislada, sino de forma interactiva e in-
1
El DSM (Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders) es el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales de la Asociación Ameri-
cana de Psiquiatría (American Psychiatric Association, APA) que contiene descripciones, síntomas y otros criterios para diagnosticar trastornos mentales.
Estos criterios de diagnóstico proporcionan un lenguaje común entre los distintos profesionales (psiquiatras, psicólogos clínicos e investigadores de las
ciencias de la salud) que se dedican a la psicopatología, estableciendo claramente los criterios que los definen y ayudando a asegurar que el diagnóstico
sea preciso y consistente. La última versión es el DSM-V.