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ISSNe 2445-365X | Depósito Legal AB 199-2016
AÑO III - Nº 10 - JUNIO 2018
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Puede ser interesante profundizar sobre la teoría de la profecía autocumplida o el Efecto Pigmalión, que describe cómo la creencia de lo que puede o no
puede hacer otra persona acaba repercutiendo sobre el rendimiento real de dicha persona.
esfuerzos y progresos, tratando la
información negativa de forma res-
petuosa y empática. Para suprimir
la ansiedad de las tareas se puede
desenfatizar o suprimir la evalua-
ción, el uso de apoyos gráficos y
guiones, y optar por explicaciones
claras y directas, ajustándose al rit-
mo de los alumnos.
En definitiva, para entrenar el au-
toconcepto es necesario conocer
los niveles de autoestima, el esta-
do anímico del sujeto y los puntos
fuertes y débiles que considera de
sí mismo.
Entrenamiento del
autoconcepto
Para el entrenamiento del auto-
concepto personal hay que desa-
rrollar la autoestima, las autoins-
trucciones y el autocontrol.
Para la autoestima se deben ajus-
tar los modelos que tiene el sujeto y
hacerle ver las posibilidades físicas
reales que manifiesta, modificando
las atribuciones y el lenguaje auto-
dirigido. Para el segundo ámbito
hay que modificar los pensamien-
tos negativos por pensamientos
positivos y enseñar el autorrefuer-
zo. Las autoinstrucciones se re-
lacionan con la consecuencia de
lo que dicen los demás o la imita-
ción de lo que otros se dicen a sí
mismos. La intervención sobre el
autocontrol supone planificar me-
tas realistas, regular y dominar la
conducta, comprender, aceptar y
cumplir las normas.
El entrenamiento del autoconcep-
to social y escolar se debe enfocar
a solucionar problemas sociales de
modo que el alumno sepa identifi-
car el problema y manejar las mejo-
res soluciones; proponer objetivos
realistas, para que pueda alcanzar
las metas dependiendo de sus ca-
pacidades (adecuada programa-
ción) y relacionarse con habilidad,
aprendiendo a escuchar, compartir,
participar, elogiar y comprender di-
ferentes puntos de vista, mejoran-
do la opinión sobre sí mismo.
La percepción de
competencia
Por otro lado, la percepción de
competencia en el aprendizaje in-
fluye directamente a los estudian-
tes, incitándoles a actuar de una
manera característica. Los estu-
diantes que creen en sus capacida-
des muestran curiosidad e interés
por aprender, y los que niegan sus
capacidades rendirán y persistirán
menos. Pero conseguir un alto ni-
vel de rendimiento no tiene por qué
mejorar la noción de autoeficacia,
pues hay que distinguir entre la in-
formación proporcionada por otros
individuos y acontecimientos exter-
nos, y la información seleccionada
e integrada. Del mismo modo que
un fracaso en un historial de éxitos
tendría poco impacto en la noción
de eficacia, de manera inversa un
éxito en un historial de fracasos pa-
rece ser más tenido en cuenta. Lo
que está claro es que si el individuo
no tiene los conocimientos, estra-
tegias y técnicas necesarias no
desarrollará de un modo eficiente
ningún tipo de actividad.
En el comportamiento académi-
co también influye la expectativa,
que es la apreciación acerca de la
probabilidad de que se den las con-
secuencias óptimas de tales actua-
ciones, pero expectativa y eficacia
personal no tienen por qué valorar-
se de igual manera.
Además, la percepción del con-
trol de la tarea y de los resultados
son componentes esenciales en la
motivación. Los sentimientos de
control incrementan la elección
personal de las tareas, el esfuerzo,
la persistencia y el rendimiento,
mientras que la percepción de bajo
control perjudicaría a las expectati-
vas, la motivación y las emociones.
Los docentes pueden fomentar per-
cepciones positivas proporcionan-
do la participación y un feedback
claro. Sin embargo, aun teniendo
un nivel de control alto sobre los
resultados, no garantiza la autono-
mía del inicio de la acción.
Para mejorar la percepción de
competencia González (1997) propo-
ne las siguientes pautas:
• Obtener éxitos continuados en un
área junto con refuerzos del pro-
fesor mejorarán las expectativas.
Estas tareas deben ser similares a
las de situaciones normales acadé-
micas, no de inferior nivel.
• Utilizar estrategias de enseñanza