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ISSNe 2445-365X | Depósito Legal AB 199-2016
AÑO II - Nº 8 - ENERO 2018
máximo la participación equita-
tiva […] y se potencie al máxi-
mo la interacción simultánea
entre ellos, con la finalidad de
que todos los miembros de un
equipo aprendan los conteni-
dos escolares, cada uno hasta
el máximo de sus posibilidades
y aprendan, además, a trabajar
en equipo.
Principios del
aprendizaje
cooperativo
Para que se pueda hablar de
aprendizaje cooperativo como tal
es preciso que éste cumpla una se-
rie de requisitos o principios que,
según Johnson y Johnson (1999)
son los que siguen.
El primer principio fundamental
en el aprendizaje cooperativo es
la interdependencia positiva. Este
es uno de los elementos más im-
portantes, donde se determina si el
grupo es cooperativo o no, si todos
los integrantes aportan algo prove-
choso para la consecución del ob-
jetivo común.
El segundo principio es la res-
ponsabilidad individual y grupal.
Este principio implica que todos los
miembros del grupo deben com-
partir tanto los éxitos como los tra-
bajos, y no depende el triunfo más
de unos que de otros. Igualmente,
el peso de las normas de obligado
cumplimiento debe ser compartido.
Y, por supuesto, nadie podrá incor-
porarse al grupo de manera tardía
y beneficiarse del trabajo de otros
miembros.
El tercer principio es la interac-
ción estimuladora. La relación
entre los miembros del grupo y
el profesor que les asigna la tarea
influirá en la actitud del alumnado
frente a las actividades propuestas.
Los alumnos deben realizar labores
en las que se promueva el éxito de
aprendizaje grupal, compartiendo
los recursos existentes entre unos
y otros y siendo apoyados para
llegar al óptimo aprendizaje. Los
grupos de aprendizaje actúan como
sistema de apoyo y respaldo per-
sonal. Al promover personalmente
el aprendizaje de los demás, los
miembros del grupo adquieren un
compromiso personal los unos con
los otros.
El cuarto y último principio se
centra en la enseñanza de los alum-
nos en prácticas interpersonales
y grupales. El aprendizaje coope-
rativo es más complejo que el in-
dividualista o el competitivo, pues
requiere que el alumnado aprenda
tanto las prácticas interpersonales
para funcionar como un integrante
más del grupo.
Asimismo, estos autores man-
tienen que una vez claros los ob-
jetivos, los alumnos deberán ser
capaces de evaluar el progreso
realizado, la consecución de esos
objetivos y los esfuerzos individua-
les de cada miembro. Esto vendrá
condicionado por la responsabili-
dad individual que existe cuando se
evalúa el trabajo y esfuerzo de cada
niño. Posteriormente, los resulta-
dos de la evaluación se comunican
al grupo para determinar quién ne-
cesita apoyo o ayuda, tanto para
ejecutar la tarea en cuestión como
para explicarla.
El aprendizaje
cooperativo
como estrategia
metodológica
Contar con unas buenas estrate-
gias metodológicas puede ser clave
para lograr el éxito educativo. En
este sentido, Rojas (2011) expone
que para definir una buena estrate-
gia metodológica se debe concep-
tualizar antes qué es una estrate-
gia, afirmando que una estrategia
metodológica es una experiencia o
condición que el maestro crea para
favorecer el aprendizaje en el estu-
diante.
Por otra parte, lo que conocemos
como método se corresponde con
el camino que utilizamos para al-
canzar un fin educativo, mientras
que la técnica es una sucesión or-
denada de pasos para obtener un
resultado específico.
Cuando hablamos de aprendizaje
cooperativo como metodología y
el uso de sus técnicas, podemos
afirmar que éstas poseen un ba-
gaje investigador empírico bas-
tante amplio. Además, existe una
trayectoria investigadora bastan-
te amplia en lo que al aprendizaje
cooperativo se refiere. En nuestro
país encontramos los estudios
como los de Díaz-Aguado (2003),
Ovejero (1990) o Pujolás (2008),
entre otros. Asimismo, a nivel in-
ternacional, autores de gran pres-
tigio como son Johnson y Johnson
(1999) y Kagan (1997) ahondan en
este tema y en el uso de diversas
técnicas para poder implementarlo
exitosamente.