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ISSNe 2445-365X | Depósito Legal AB 199-2016

AÑO IV - Nº 16 - DICIEMBRE 2019

La lectura como

garantía de conocimiento

Un acercamiento a la pluma de

Javier Sierra

Este trabajo rastrea los envites a los que la lectura hoy día debe hacer frente y

cómo ha de luchar por hacerse un hueco en la sociedad, con independencia

de la edad a la que nos refiramos. Asimismo, intenta escoger un modelo

literario «cercano» (el encarnado por Javier Sierra) para poder usarlo como

herramienta que facilite el calado literario que tanto anhelamos en nuestros

estudiantes.

Palabras clave:

Lectura; Literatura; Novelística; Formación literaria; Javier Sierra.

Abstract:

This paper explores the difficulties that reading as an activity must face for

a place in society, regardless of the reader’s age. Likewise, on this paper we’ll aim to

pick a “close” literary model based on Javier Sierra’s work, to be able to use as a tool

to root reading in our students.

Key words:

Reading; Literature; Fiction; Literary training; Javier Sierra.

JUAN JESÚS SÁNCHEZ

ORTEGA

• Licenciado en Filología Hispánica

• Graduado en Humanidades

• Doctor en Arte y Humanidades

• Máster de Formación del

Profesorado

• Máster en Investigación Literaria

y Teatral

• PSI en la Universidad de Almería

y profesor de Secundaria en el

área de Lengua y Literatura

T

anto en líneas generales,

como en casos particulares

extrapolables a edades in-

fantiles y juveniles, la lectura está

atravesando unos momentos de su

vida muy adversos. Se vive en una

constante vorágine de velocidad, el

tiempo nos limita los ratos de ocio

y las nuevas tecnologías copan

buena parte de los huecos de asue-

to que la rutina laboral, académica

o profesional nos concede. Es por

ello que los que amamos la lectura

con frecuencia nos sintamos como

una rara avis atrapada en un medio

ni natural, ni idílico.

La lectura y el

conocimiento

Decir que

la lectura genera co-

nocimiento

resulta algo tan obvio

como lo es decir que el conocimien-

to requiere de lecturas, de cuantas

más, mejor. Es, pues, una relación

simbiótica similar a la de ese pa-

jarillo que al rinoceronte le purga

y mientras éste queda sano, el ave

se alimenta. Se necesitan lectura y

conocimiento, han de ir de la mano.

Esta ejemplificación del mundo

animal viene a colación de las veces

que olvidamos lo que se debería te-

ner muy arraigado: la lectura es si-

nónimo de vida y es garante fiel de

mundos imaginarios estrambóticos

o pintorescos, de seres fantásticos

y heroicos, de hazañas solo alcan-

zables por una persona con poderes

supradivinos…

Ahora bien, esta palabrería tan

endulzada le puede generar caries

al estudiante que se postra ante no-

sotros en un pupitre; le hemos de

advertir que degustar este caramelo

le implica un esfuerzo posterior, un

cepillado de dientes concienzudo o,

lo que es lo mismo, según Martínez

(2004) reemplazar una visión mera-

mente pasiva (la de la lectura de an-

taño) por una lectura que se carac-

teriza como un proceso sumamente

activo de búsqueda y construcción

del conocimiento.

Evidentemente, nos estamos refi-

riendo a un tipo de

lectura “eficaz”

,

con un calado posterior en la perso-

na, esto es, con un aprendizaje ad-

quirido de forma inconsciente, pero

latente en el individuo. Esta manera

de entender el texto es la que como

educadores hemos de procurar en

nuestras aulas, para así conseguir

lectores competentes, que son los

que terminan un libro y, acto segui-

do, demandan más información re-