de que “determinados puestos no
están hechos para las mujeres”. En
cambio, cuando la actuación de las
mujeres no coincide con las bajas
expectativas que se derivan de ellas,
se adecuan a un perfil autoritario
masculino y son consideradas más
negativamente que aquellos hom-
bres que ejercen el mismo rol auto-
ritario, denominándolas “damas de
hierro” (Eagly, Makhijani y Klonsky,
1992).
Falta demodelos
La falta de modelos femeninos de
identificación es uno de los princi-
pales problemas que se encuentran
a la hora de abordar las cuestiones
que ponen en tela de juicio las ade-
cuadas funciones, o no, de direc-
tores o directoras. Las mujeres se
ven ante la ausencia de referentes
a seguir que orienten sus pasos ha-
cia los puestos de poder, junto con
algunos obstáculos psicológicos
añadidos derivados de estas situa-
ciones que dificultan su desarrollo
profesional (falta de seguridad, baja
autoestima…). Además, la falsa
creencia en la sociedad de que no
existe discriminación es otro de los
impedimentos porque, a pesar de
encontrarnos en un contexto laboral
que se identifica a sí mismo como
igualitario en sus prácticas, es obvio
e innegable que actualmente exis-
te un número de mujeres mucho
menor en puestos directivos de los
colegios que el que les correspon-
dería en proporción al porcentaje de
mujeres que trabajan en este ámbito
profesional.
El liderazgo en el
director
Avanzando un poco más y medi-
tando sobre las características que
debe poseer un adecuado director o
una adecuada directora, se plantea
si el famoso “liderazgo”
1
se “hace”
o, por el contrario, es algo con lo
que se “nace”. En esta línea han sido
frecuentes las investigaciones que
han estudiado la relación del líder
con los cargos directivos, poniendo
de manifiesto que el desempeño de
funciones directivas no implica nece-
sariamente el ejercicio del liderazgo.
El liderazgo es algo que requiere
de la confianza y del apoyo de un
grupo de seguidores, lo cual implica
una legitimidad psicosocial (Saénz
y Fernández, 1994) que represen-
ta el verdadero trabajo en equipo,
partiendo de la toma de decisiones
consensuada y la satisfacción por
un proyecto común. En cambio, una
legitimidad jurídica atiende, por el
contrario, a decisiones que proce-
den “desde arriba”, impuestas, y
que constituyen algo que el líder ne-
cesita pero que puede ser no coin-
cida en la persona elegida, por lo
que en ese caso se estaría hablando
de dirección pero no de liderazgo.
En el momento en que alguien
ejerce el poder directivo pero no li-
dera (pensemos en un director de un
centro escolar que actúe así) se des-
encadena un ambiente enrarecido e
incómodo de trabajo que conlleva a
que el resto del personal realice sus
funciones pero ante el mínimo es-
tablecido, y con una predisposición
y actitud negativas por lo realizado.
Pero en escasas ocasiones el direc-
tor percibe dicha situación, ya que
un porcentaje alto de dicho personal
interpreta un papel diferente al real
para no provocar represalias y em-
peorar la situación. Así, es fácil que
aparezca un director que gestiona
pero no dirige, o que gestiona pero
no lidera.
Liderazgo innato
En ocasiones se pueden encon-
trar a algunas personas que son
más proclives a ser líderes sin más.
Estos posibles directores son indi-
viduos prioritarios y privilegiados
para asumir todas las tareas direc-
tivas y todas las labores que ésta
demanda, ya que un verdadero líder
educativo tiene que impactar mu-
cho más allá de las funciones que
la Administración Educativa exige.
Un líder tiene que responder a dicha
Administración, pero consensuando
un compromiso de transformación
y avance con todo el entorno y con
todos los miembros que le rodean
en el centro, funcionando como cau-
ce de dicha Administración y de su
contexto escolar.
Ser un líder innato, o no, ya no es
lo importante, sino que lo primordial
es adquirir la capacidad de liderar,
mantenerla y saber guiarla y reno-
1
El concepto de liderazgo apareció por primera vez vinculado a las funciones directivas y en nuestra legislación en la Ley Orgánica 2/2006, de 3 de mayo,
de Educación, en el artículo 132.
7
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AÑO II - Nº 8 - ENERO 2018