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ISSNe 2445-365X | Depósito Legal AB 199-2016
AÑO II - Nº 8 - ENERO 2018
En ocasiones, los docentes sue-
len malinterpretar la demora en
las respuestas de sus alumnos
y se tiende a relacionar esto con
una falta de interés, desconexión
o directamente a atribuir un des-
conocimiento generalizado a los
alumnos. El nerviosismo causado
lleva a querer respuestas rápidas
y pasar a otro tema, o a que el si-
guiente alumno lo intente. Hay que
tener en cuenta que en el aula hay
niños de todo tipo: niños extro-
vertidos, introvertidos, niños con
distintas necesidades emocionales
y/o distinto desarrollo en las habi-
lidades sociales, etc. Es importante
tener en cuenta estas diferencias ya
que según avanza el curso habrá
que ir actuando en consecuencia,
pero siempre desde la premisa de
que hay que concederles el tiempo
necesario para que puedan llegar a
las respuestas correctas, siempre a
sus ritmos.
3) No hay que interrumpir
Si uno se imagina como adulto
intentando explicar algo a otro, y
esta otra persona interrumpe dan-
do por hecho que ya sabía lo que
se iba a decir, uno podría llegar a
interpretarlo como que el otro es
tomado por necio, o restará im-
portancia a lo que se iba a decir. En
cualquier caso, causaría molestia e
incluso podría a lastimar el ego. El
hecho de tratar de empatizar conti-
nuamente con los alumnos ayuda-
rá a entender lo que es importante
para ellos, el escucharles, dejar que
se expresen, el atender a lo que
dicen, refuerza el mensaje de que
ellos son valiosos, y lo que piensan
y dicen importa. Esto es lo que les
permitirá desarrollarse plenamente.
4) Algunas correcciones han de
hacerse en privado
Esta estrategia está estrechamen-
te ligada a la primera pauta sobre no
avergonzar al alumno, que sin duda
es difícil de llevar a la práctica, pero
no imposible. Básicamente consis-
te en que cuando el niño actúe de
manera incorrecta se debe parar
inmediatamente ese comporta-
miento, frenarlo, y seguir con la di-
námica de la clase. Posteriormente
habrá que llevar a un lugar aislado
al alumno en particular y explicar-
le por qué ese comportamiento es
inadecuado y qué puede hacer en
lugar de lo que ha pasado y para
evitarlo. Si el docente piensa en
cómo le gustaría que lo trataran sus
colegas en una situación similar le
ayudará a focalizar y reaccionar de
forma más discreta y efectiva.
5) Hay que facilitar a los alumnos
encontrar un mejor amigo con in-
tereses y habilidades similares
Es muy beneficioso para la au-
toestima de cualquier niño tener
un buen amigo, que sea leal y con
quien poder compartir sus deseos,
sus dudas y sus curiosidades. En
ocasiones hay centros de ense-
ñanza en cuya política establecen
separar a estudiantes por el hecho
de ser muy amigos, o impedir que
se sienten juntos. Pero, contrario a
lo que pueda parecer, se debe crear
un ambiente en el que el niño pueda
relacionarse libremente sin restric-
ciones, incluso alentarles a encon-
trar la persona que sea más afín a
ellos.
6) Hay que recordar a todos los
alumnos por igual que sus opi-
niones cuentan, invitándoles a
expresarlas
Hay que hacerles ver que todo
el mundo tiene una opinión, y no
hay una más importante que otra,
sino que todas son igualmente re-
levantes. Una vez que comprendan
esto hay que invitarles a expresarla
concediéndoles el tiempo necesa-
rio para formar su opinión, recor-
dándoles que su opinión siempre
contará, además de ser valiosa e
importante. Hay que intentar evitar
por todos los medios que los niños
en el aula dejen de expresar su opi-
nión por la falsa creencia a hacer el
ridículo o convertirse en objeto de
burla.
7) Es preciso trabajar en el desa-
rrollo de las habilidades sociales
de manera frecuente en el aula
Se deben destinar momentos
concretos en el aula para trabajar
las emociones y las habilidades so-
ciales. Las emociones son impor-
tantes para que los niños aprendan
a reconocer cómo se sienten y sean
capaces de expresarlo. Trabajar las
habilidades sociales hace que la
comunicación entre todos sea más
fluida, procurando erradicar rasgos
de violencia tanto física, como ver-
bal o gestual.
8) Agradecer verbalmente todo
buen comportamiento y elogiar
todo logro
El profesor debe actuar como
ejemplo y, por tanto, debe ser el
primero en agradecer verbalmen-
te todo buen comportamiento de
cualquier alumno, elogiando todos
los logros y buenas conductas, por
pequeñas que sean. De esta forma
se estará contribuyendo positi-