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ISSNe 2445-365X | Depósito Legal AB 199-2016
AÑO V - Nº 18 - JUNIO 2020
por la evidencia científica y comenta-
dos anteriormente, esto es: concien-
cia fonológica, principio alfabético,
comprensión, vocabulario o fluidez.
Conclusiones
Los resultados de esta investiga-
ción cualitativa muestran unos re-
sultados llamativos.
La mayor parte
de los encuestados señalaron as-
pectos relacionados con la motiva-
ción, madurez y lateralidad como
los elementos fundamentales a te-
ner en cuenta a la hora de enseñar
a leer.
Estos aspectos reportados
son reediciones de antiguas teorías
(orientación espacial, lateralidad,
etc.), superadas de manera sobrada
por investigaciones actuales sobre
cómo aprende el ser humano, pero
que se vuelven a presentar una y
otra vez, aunque la evidencia cien-
tífica sea abundante y contundente
(Ripoll, y Aguado, 2015).
Los resultados de este trabajo
concuerdan con los obtenidos por
O’Shanahan y Jiménez (1992) quie-
nes constataron que muchos profe-
sores de Educación Infantil piensan
que para aprender a leer sólo es
imprescindible que los niños tengan
madurez para empezar a leer y haber
culminado el proceso de lateralidad.
Que sólo un 8.88% de los resulta-
dos aludan a conciencia fonológica,
principio alfabético, comprensión,
vocabulario o fluidez ofrece un pano-
rama desolador de los conocimien-
tos actuales y las prácticas diarias de
los maestros a la hora de enseñar a
leer. Este desconocimiento provoca
que no se entrenen habilidades que
podrían mejorar el aprendizaje lector
y se continúe entrenando habilidades
de escasa influencia en el aprendiza-
je de la lectura. Esto no sólo es un
desperdicio de recursos, tiempo y
talento, sino que además ignora las
necesidades de niños con problemas
en lectoescritura (Luque et al., 2016).
Los datos confirman que actual-
mente impera un sistema de
aprendizaje basado en creencias
,
lo que podría explicar la perpetua-
ción de las prácticas pedagógicas
anticuadas en los centros educati-
vos centrada en juicios personales,
en una “verdad” individual pese a
los avances científicos que parecen,
en demasiadas ocasiones, no tras-
pasar los muros de la Universidad.
Está claro que la forma de enseñar a
leer de los maestros y maestras de-
termina de forma importante el acce-
so de la lectura del alumnado, y que la
instrucción apropiada llevada a cabo
por docentes expertos es clave para
la prevención e intervención de difi-
cultades de la lectura. Las investiga-
ciones sobre cuestiones educativas e
instrucción lectoras son abundantes
y vienen a señalar aspectos funda-
mentales a considerar en el aula para
promover un aprendizaje de la lectura
basado en evidencias científicas. Sin
embargo, esas investigaciones no
parecen llegar a donde más se nece-
sitan, que son las escuelas.
Para que eso suceda, se hace fun-
damental la formación del profeso-
rado que, a partir de los resultados
obtenidos, se infiere insuficiente,
incompleta o anticuada. Que es-
tudios como el
National Reading
Panel
tengan dos décadas y no se
estén aplicando es muestra de que
la educación española no se basa
en evidencias comprobadas, sino en
creencias personales, ideas obsole-
tas y en una formación deficiente.
Ahora es más necesario que nunca
reivindicar la preparación de los
docentes que han de afrontar la en-
señanza de la lectura, basándose
en los datos que aporta la investi-
gación
. Es fundamental, tal y como
defienden Strickland et al., (2002) o
Snow et al., (2005) dotar al profeso-
rado de conocimientos que propor-
ciona la ciencia de la lectura. En este
sentido, recae en las administracio-
nes educativas, de todos los niveles,
el asegurarse de que todo conoci-
miento que entre en el sistema edu-
cativo tenga sustento capaz de dar un
resultado comprobado y replicable.
Esto no es un imposible, ya que exis-
ten antecedentes en este sentido,
como el
What works clearinghouse
,
en Estados Unidos, planes de forma-
ción didáctica que revisan la inves-
tigación existente sobre diferentes
programas, productos, prácticas y
políticas en educación, con el objetivo
de proporcionar a los educadores la
información que necesitan para tomar
decisiones basadas en la evidencia.
Para concluir, debemos afirmar que
los resultados de este trabajo debe-
rían ser tomados con cautela, ya que
la muestra, aunque elevada, podría
tener en cuenta a otras provincias
españolas. Posteriores investigacio-
nes deberían recabar información
complementaria, como la formación
recibida en la universidad, antigüe-