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ISSNe 2445-365X | Depósito Legal AB 199-2016
AÑO V - Nº 19 - SEPTIEMBRE 2020
virtiendo las emociones negativas
desencadenadas en positivas.
La
Educación Física puede transfor-
marse en un lugar pedagógico que
tiene presente las emociones de
los alumnos para entender e inter-
venir adecuadamente según lo que
suscite cada actividad
, ya que las
emociones que generan los diferen-
tes juegos pueden ser de intensida-
des muy distintas.
Por ejemplo, un momento pro-
picio para aprender a gestionar las
emociones es en las situaciones de
conflicto, donde el maestro deberá
considerar el origen y la respuesta
a dicha situación para educar las re-
laciones de los alumnos. Este debe
intervenir enseñando cómo resolver
el conflicto y pasar a la calma. La
mayoría de juegos en los que sur-
gen dichas situaciones son aquellos
cuyo dominio de acción motriz es
colaboración-oposición, los cuales
provocan emociones más intensas,
sobre todo emociones negativas
(Alonso, Gea y Yuste, 2013).
La dramatización también forma
parte de esta asignatura, donde el
gesto, la postura y el movimiento son
los protagonistas de la acción mo-
triz para representar, generalmente,
situaciones de la vida cotidiana. Los
alumnos tienen la oportunidad de
desempeñar un rol distinto a lo que
ellos son, pueden desarrollar empa-
tía para intentar sentir lo que sienten
los demás. Por medio de las esce-
nas pueden analizar su yo interior y
reconocer sus sentimientos cuando
expresan un determinado papel.
La reflexión final en cada una de
las sesiones puede convertirse en un
momento beneficioso para sensibili-
zar al alumnado con sus sentimien-
tos acerca de lo que le provocan los
juegos, sobre cómo se siente con
él mismo y con sus compañeros.
Y no solo hacerles pensar, sino que
también, a través de sus reflexiones
puedan obtener respuesta a sus ne-
cesidades, ayudándolos a sentirse
más seguros y fuertes.
Asimismo, ayudarles a sentir su
respiración por medio de relajacio-
nes profundas, puede ser una buena
técnica que interioricen para calmar-
se de forma autónoma en distintos
contextos, aprovechando las situa-
ciones motrices de más ritmo para
que vean cómo es el paso de la ten-
sión o inquietud a la relajación. Con
todos estos momentos que ofrece
la Educación Física, resulta eviden-
te que
el alumnado puede educar
sus emociones, construyendo una
base de autoconocimiento
, que le
va a servir como recurso para poder
enfrentarse a las diferentes etapas
que recorra en su vida.
Por tanto, tal y como se puede ver,
los juegos deportivos y emociones
es una relación inseparable en el ám-
bito de la educación física (Parlebas,
2001), y por medio del juego, más
concretamente de la motricidad, es
posible desarrollar las competen-
cias emocionales (Ladino, González,
González-Correa y Caicedo, 2016)
sumergidas en las competencias bá-
sicas del sistema educativo actual.
Viendo esto, es imprescindible que
el docente de Educación Física esté
formado en Educación Emocional
para tener en cuenta las emociones
que pueden suscitar los juegos que
plantea en su asignatura.
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