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ISSNe 2445-365X | Depósito Legal AB 199-2016
AÑO III - Nº 12 - DICIEMBRE 2018
na, en los que no solo se tienen en
cuenta el maltrato entre compañe-
ros sino también todas las perso-
nas implicadas y que conviven en
el centro educativo (García y Mar-
tínez, 2001).
En 2001 se realizó la Primera
Conferencia Europea sobre Vio-
lencia Escolar en la Universidad de
Londres, en la que principalmente
se trató de la intimidación en el
contexto escolar. Este interés aca-
démico vino propiciado de infor-
mes y estudios de los años setenta,
los cuales comenzaron en los paí-
ses escandinavos y posteriormente
Inglaterra, Holanda, Japón o Espa-
ña. Estas investigaciones exponían
que las conductas de violencia no
son únicas del ámbito familiar, sino
que también están presentes en
otras instituciones sociales.
Primeras
investigaciones
El fenómeno del acoso escolar o
maltrato entre escolares comenzó
a investigarse por la comunidad
científica desde los años setenta,
aunque en España las primeras in-
vestigaciones comenzaron a partir
de los años noventa (Ortega, Del
Rey y Mora-Merchán, 2000).
Estas investigaciones eran co-
nocidas por los vocablos ingleses:
“bullying” y “mobbing”. Surgieron
en Noruega y Suecia y fueron desa-
rrolladas por Olweus.
El primer estudio que se realizó
fue en 1970, que hoy en día se sigue
desarrollando, ya que es un trabajo
longitudinal. Dan Olweus, como
decimos, fue su autor (Olweus,
1973). Participaron 900 sujetos,
realizándose otro estudio en 1999.
Ambos estudios se realizaron en
Noruega, Suecia y Estocolmo. Para
ello se utilizó el “Cuestionario Abu-
són/Víctima” (Olweus 1986).
En las demás investigaciones, es-
pecialmente en las longitudinales,
se han utilizado una amplia variedad
de instrumentos para obtener más
información sobre varios aspectos
y características concretas tanto
de los agresores como de las víc-
timas. Este “cuestionario abusión/
víctima” ha sido traducido y estan-
darizado para que pueda ser utili-
zado por otros países, y ha servido
como instrumento de medida para
comparar la incidencia del maltrato
entre iguales. Algunos de los países
que lo usaron fueron Finlandia, In-
glaterra, Estados Unidos, Canadá,
Irlanda, Australia y España.
A partir de los resultados obteni-
dos se diseña un modelo de inter-
vención dirigido a cuatro aspectos:
concienciación e implicación colec-
tiva, medidas de atención dentro
del centro educativo, medidas de
aula y, por último, medidas indivi-
duales. Aunque hoy en día lo fun-
damental para la intervención está
relacionada con el clima del centro
(Letamendía, 2002).
Con respecto a España, en el
año 2000 y después en el 2007,
el Defensor del Pueblo y UNICEF
realizaron estudios tanto del acoso
escolar como del ciberacoso. En
ellos señalaron la escasa diferencia
en cuanto a la extensión del acoso
en las distintas Comunidades Autó-
nomas y en los diferentes tipos de
centros educativos.
Cabe destacar, además, el Estu-
dio Cisneros X “Violencia y Acoso
Escolar” en 2006 (Piñuel y Oñate,
2007) y el Informe del Centro Reina
Sofía “Violencia entre compañeros
en la Escuela” (Serrano e Iborra,
2005). De estos estudios se puede
señalar que el acoso sucede en to-
dos los países que se ha estudiado
y que provoca en las víctimas efec-
tos negativos: estados de ansiedad,
cuadros depresivos, baja autoesti-
ma…por lo que esto causa que su
integración en el medio escolar sea
más difícil y existan más probabili-
dades de que exista un desarrollo
anormal en sus aprendizajes.
En España, las comunidades pio-
neras en realizar las investigacio-
nes fueron Andalucía y Madrid (Or-
tega y Angulo, 1998). También, se
han realizado otras investigaciones
en el resto de las Comunidades Au-
tónomas de España, como Aragón,
Ceuta, Islas Baleares, Cataluña, Ga-
licia, la Rioja y Valencia, entre otras.
En las investigaciones del año
2000, básicamente se señaló que el
acoso escolar se extiende por todos
los centros educativos. Pero ya en
los estudios del 2007, sí se introdu-
jeron índices generales del cibera-
coso. (Save the children, 2013). Ya
que, en los últimos años, han ido
apareciendo manifestaciones más
concretas, denominadas cyberbu-
lling (Smith, Mahdavi, Carvalho y
Tippet, 2006; Ortega, Calmaestra y
Mora-Merchan, 2008), en las que
utilizan las nuevas tecnologías de la
información y de la comunicación
para acosar con violencia y cruel-
dad a la víctima.