AÑO III - Nº 12 - DICIEMBRE 2018
presente, sobre todo con los alumnos
demenor edad.
Noexisteunaúnica respuesta a lapre-
gunta de si debemos utilizar los castigos
o no. Como hemos podido observar, las
desventajas sonmayores que las venta-
jas, y existen diferentes alternativas para
nobasar nuestra enseñanza únicamente
en el castigo. Por ello, cada profesional
debería de reconducir su práctica do-
cente de la manera que vea más conve-
niente pero, sin lugar a dudas, sin basar-
nos únicamente en el castigo.
Es cierto que los docentes, muy a
menudo, no tienen los recursos ne-
cesarios ni el tiempo suficiente como
para aplicar otras medidas tal vez más
acertadas, y muchas veces optan por
escoger el camino más fácil. De ahí
la importancia de reflexionar sobre la
idoneidad del uso del castigo, como
tradicionalmente lo conocemos, y
analizar más la situación para poder
optar por otras medidas correctivas.
En este artículo hemos mostrado
algunas maneras de actuar para dar
respuesta a esas conductas indeseadas
y que, si bien no pretenden funcionar
como una fórmula mágica, sí son co-
rrectas para adaptarlas, configurarlas
según las necesidades particulares del
docente, el alumno y la situación y po-
der utilizarlas.
Nuestro principal objetivo está centra-
doen los alumnos, y tenemosquehacer
todo lo posible para que crezcan en un
ambiente sano y cómodo, y un castigo
no ayudará a que eso se produzca.
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Campus Educación Revista Digital
Docente
, Nº12, p. 12-16. Disponible en: https://www.campuseducacion.com/revista-digital-docente/numeros/12/
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