sino durante toda la vida, con lo
que nuestros esquemas respecto
al proceso de aprendizaje pueden
variar bastante en base a esta infor-
mación.
Períodos sensibles
A pesar de que el aprendizaje se
dé durante toda la vida, la actividad
que se presenta en los primeros
años sigue siendo clave. Cuando
el niño nace, su cerebro está total-
mente libre de conductas genéticas;
lo único que presenta son algunas
respuestas reflejas, que le permiten
sobrevivir y comenzar su adapta-
ción al nuevo espacio de vida. El
bebé nace con miles de millones de
células cerebrales o neuronas y el
desarrollo de su cerebro dependerá
de las conexiones que se den entre
ellas. Para que esas conexiones se
den adecuadamente es necesario
que el bebé entre en contacto con
su medio ambiente
4
de tal forma
que cada vez que reciba un estímu-
lo de éste, creará nuevas sinapsis.
Como decimos, hasta hace al-
gunos años creíamos que sólo
los cerebros infantiles tenían esa
capacidad de aprendizaje debido a
su plasticidad. No obstante, la in-
formación descubierta en las dos
últimas décadas ha confirmado que
el
“cerebro retiene su plasticidad
a lo largo de toda la vida. Y, debi-
do a que la plasticidad sustenta el
aprendizaje, podemos aprender en
cualquier etapa de la vida, aunque
de formas un tanto diferentes en
las diferentes etapas
” (Koizumi,
2005). Si bien esto es cierto, exis-
ten ciertos
períodos
más
sensibles
que otros durante los cuales algu-
nos tipos de aprendizaje son más
efectivos. Estos periodos no debe-
rían interpretarse como críticos en
el sentido de que una vez transcu-
rridos, ya no haya nada que hacer,
sino más bien como períodos par-
ticularmente buenos para adquirir
información y desarrollar ciertos
aprendizajes.
Actividades de
entrenamiento
Las citadas conexiones o sinap-
sis se pueden dar a lo largo de toda
la vida siempre y cuando nuestro
cerebro esté activo y, como con
cualquier otro músculo, lo entre-
nemos correctamente. El llamado
entrenamiento repetitivo y la aten-
ción durante la ejecución de las
tareas pueden mejorar estas co-
nexiones y hacerlas funcionales.
“
Tanto la inteligencia generadora o
computacional como la inteligencia
ejecutiva aprenden asimilando au-
tomatismos y hábitos que constru-
yen las redes neuronales de las que
proceden. Todos somos escultores
de nuestro propio cerebro. El en-
trenamiento (intelectual, afectivo y
ejecutivo) es necesario para conse-
guirlo
” (Marina, 2012).
Una de las actividades de entre-
namiento que mejor y más efecti-
vamente puede modificar nuestro
cerebro aprovechándose de su
característica plástica es la
toma
de decisiones
5
. En nuestro día a
día son muchas las decisiones que
debemos tomar y de ellas depende,
en muchos casos, la transforma-
ción de nuestro entorno y la me-
jora de nuestro bienestar. Algunas
de las decisiones son tomadas por
nuestro cerebro generador o com-
putacional de forma inconscien-
te atendiendo, principalmente, a
nuestras emociones. Esa inteligen-
cia computacional recoge nuestras
experiencias vividas, deseos, senti-
mientos, memoria... y automatiza
ciertas acciones que realizamos
en nuestra vida diaria. Hoy en día
sabemos que gracias a esa plas-
ticidad cerebral también nuestro
inconsciente puede ser modificado
y, de esta manera, conseguir que
nuestras decisiones inconscientes
sean cada vez más justas y ade-
cuadas. ¿Cómo podemos hacer
tal cosa? Básicamente, a través de
nuestro cerebro ejecutivo, esto es,
el modo en que el cerebro controla
todos los procesos cognitivos de
alto orden, incluyendo la toma de
decisiones (Tokuhama-Espinosa,
2010). Él es el que se encarga de
inhibir los impulsos, de plantear
metas, de iniciar la acción, mante-
nerla o modificarla, de mantener la
4
En un experimento de Eleanor Maguire (1999) con taxistas londinenses se demostró que el hipocampo cerebral aumentaba al tener que memorizar un
complejo callejero de la ciudad.
5
“El proceso de toma de decisiones es muy complejo porque una parte muy importante de ellas se toma en un nivel no consciente. Todos sabemos que
hemos tomado una decisión, pero no sabemos cómo lo hemos hecho. Para tomar buenas decisiones lo que tenemos que hacer es educar bien todo el
sistema de toma de decisiones no conscientes y el sistema de decir ‘no’”. (Marina, 2012)
6
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AÑO III - Nº 10 - JUNIO 2018