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AÑO II - Nº 5 - JUNIO 2017

ISSNe 2445-365X | Depósito Legal AB 199-2016

Salovey es el que cuenta con más

fundamento científico.

Dicho modelo define un número

de habilidades emocionales que in-

tegran el concepto de Inteligencia

Emocional y los clasifica en orden

ascendente, iniciando con proce-

sos psicológicos básicos como

la percepción de las emociones,

aumentando progresivamente a

procesos más complejos como la

regulación de las mismas.

Tabla 1

Otros autores, como Fernández –

Berrocal (2002) cuentan una visión

más amplia del concepto y lo enfo-

can en rasgos de comportamiento

y de personalidad relacionados con

variables tales como la motivación

o la felicidad, aunque no haya cer-

teza exacta del vínculo de estos

aspectos con la Inteligencia Emo-

cional. Esta postura de entender

el constructo que nos entraña se

integra dentro de lo que se conoce

como modelo mixto, donde la Inte-

ligencia Emocional no puede enten-

derse como un rasgo de la perso-

nalidad ya que existen ejemplos de

personalidades extravertidas, por

ejemplo, que no pueden pronosti-

car el grado de inteligencia emocio-

nal que posee una persona.

Implicaciones educativas

de la Inteligencia

Emocional

Tras el éxito de Goleman con su

libro “Inteligencia Emocional” em-

pezó un auge acerca de la poten-

cialidad de este tipo de inteligencia

en el aula, pero todo ello carecien-

do del respaldo de investigaciones

científicas. El modelo mixto que

antes mencionábamos ha sido el

modelo teórico más utilizado en

el ámbito escolar pero quizás no

sea la mejor opción debido a que

carece de un fuerte fundamento

teórico-científico. Autores como

Extremeña y Fernández defienden

otros modelos, como el modelo

de procesamiento emocional de la

información, por su peso científico,

para implementarse en el sistema

educativo.

Las teorías de procesamiento

de la información hacen referen-

cia a una corriente que considera

al sujeto como un ser activo en

la construcción de su propia con-

ducta. En términos de Inteligencia

Emocional, o desde la Psicología

de la Emoción, la teoría del proce-

samiento emocional de la informa-

ción explicaría las conductas emo-

cionales desde la forma propia del

sujeto de sentir, procesar, abordar y

analizar la información que viene de

sus emociones y sentimientos.

A pesar de que no existe un am-

plio campo de investigación en el

ámbito escolar sobre los progra-

mas de educación emocional, sí

que se cuenta con datos empíricos

tomados mediante métodos de

medición tales como los clásicos

cuestionarios, los auto-informes

realizados por los propios alum-

nos o la observación directa rea-

lizada por el profesor, intentando

comparar las respuestas del estu-

diante sobre preguntas de aspec-

tos emocionales con criterios de

puntuación objetivos. Dichos datos

empíricos van confirmando la im-

portancia de la inteligencia emocio-

nal sobre el bienestar psicológico

del niño, su influencia y predicción

de las conductas disruptivas en el

contexto escolar y su relación con

el rendimiento académico.

Como decimos, aunque no se

cuente con evidencias totalmente

fiables sobre todas y cada una de

las potencialidades del aprovecha-

miento de la inteligencia emocional

en el aula, podemos decir que su

presencia en el sistema educativo

no puede hacer más que mejorarlo,

por lo que es lógico considerar su

inclusión en aquellas etapas en las

que hay más potencial para incre-

mentar las habilidades de los indi-

viduos. Dichas etapas son Infantil

y Primaria, donde los alumnos se

encuentran en un período sensible

que les hace más susceptibles a los

estímulos del entorno y, a su vez, se

encuentran sumidos en un periodo

muy importante para la formación

de las competencias emocionales.

El proyecto de Educación

Emocional

Para analizar las implicaciones

del tratamiento de la Inteligencia

Emocional de forma específica

en las aulas lo más acertado sería

que los centros escolares tomasen

como idea la gestión de progra-

mas de Inteligencia Emocional que

PERCEPCIÓN Y EVALUACIÓN DE LAS EMOCIONES

Habilidad para identificar las propias emociones

Habilidad para identificar las emociones de otras personas

Habilidad para expresar emociones y sentimientos

Habilidad para discriminar la expresión de emociones

FACILITACIÓN EMOCIONAL DEL PENSAMIENTO

Habilidad para redirigir el pensamiento

Habilidad para generar y revivir emociones para facilitar juicios o recuerdos

Habilidad para integrar diferentes perspectivas inducidas por los sentimientos

Habilidad para utilizar los estados de ánimo en la creatividad y la resolución de problemas

ANÁLISIS DE LA INFORMACIÓN EMOCIONAL

Habilidad para comprender cómo se relacionan las emociones

Habilidad para percibir causas y consecuencias de los sentimientos

Habilidad para interpretar sentimientos complejos

REGULACIÓN DE EMOCIONES

Habilidad para abrirse a los sentimientos

Habilidad para escuchar y reflexionar sobre las propias emociones

Habilidad para prolongar o distanciarse de un estado de ánimo determinado

Habilidad para manejar las emociones propias y las de los demás

Tabla 1

Modelo de habilidad de inteligencia emocional (Mayer y Salovey,

1997, citado en Extremera y Fernández, 2003)