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ISSNe 2445-365X | Depósito Legal AB 199-2016
AÑO V - Nº 20 - DICIEMBRE 2020
que de esa forma el grupo clase
pueda llevar a cabo su proceso de
enseñanza y aprendizaje de forma
positiva y adecuada, para eso, es ne-
cesario gestionar y controlar el aula
y el comportamiento de los alum-
nos, fomentando en todo momento
un clima agradable, motivador y de
seguridad para ellos.
Así pues, algunas de las
estrategias
que el docente puede llevar a cabo
en el aula para disuadir las con-
ductas disruptivas
son, en primer
lugar, la tutoría, tal y como indica
el Decreto 198/2014, de 5 de sep-
tiembre, en el Artículo 14, en el que
se expone que el tutor debe orientar
el proceso de aprendizaje individual
y colectivo de todo el alumnado,
ofreciendo respuestas en base a sus
necesidades. Por lo que es labor
del docente atender a sus alumnos
y proporcionarles las herramien-
tas necesarias para su proceso de
enseñanza y aprendizaje. Por otro
lado, otra de las estrategias puede
ser la modificación de conducta, en
la que se lleve a cabo un “contrato
de conducta”, un documento firma-
do por los alumnos, el docente y las
familias, en el que se establezcan
unas normas a cumplir, un tiempo
de duración, las gratificaciones en
caso de cumplirlo y las sanciones en
caso de incumplimiento del mismo
(Martín, 2010).
En base a esta idea, para poner en
práctica en el aula estas estrategias
de modificación de la conducta, se
puede recurrir a la
gamificación
, pu-
diendo ser esta una solución, ya que
permite presentar a los alumnos la
modificación de conducta entendida
como un juego. Por tanto, se parti-
rá concretamente de la aplicación
ClassDojo
, la cual permite lograr una
buena gestión del aula a través de la
gamificación educativa, dando lugar
a un control de las conductas disrup-
tivas del alumnado (Sánchez, 2018).
Así pues, ClassDojo es “un sistema
online de gestión y control del aula
que ayuda a los maestros a registrar
y monitorizar el comportamiento del
alumnado en tiempo real, mientras
que ofrece al estudiante y a sus fa-
milias una retroalimentación (feed-
back) instantánea” (García y Hoang,
2015, citado en Viciana, 2018).
Gestión y control del
aula
El clima del aula influye de ma-
nera directa en el bienestar de los
alumnos y los docentes, por tanto,
cuanto mejor sea dicho clima, más
calidad tendrá el proceso de ense-
ñanza y aprendizaje de los niños y
los resultados obtenidos del mis-
mo. Por esta razón, el aula es una
zona privilegiada de convivencia de
los miembros que se encuentran
en ella y por eso,
la disrupción y el
clima de la clase están interrela-
cionados,
así que, a continuación,
se plantearán cuatro elementos cla-
ve para gestionar y controlar el aula
provocando un clima adecuado.
Los docentes deben crear en el
aula un buen clima educativo, para
que, de este modo, el proceso de
enseñanza y aprendizaje de los
discentes resulte favorecedor, para
esto es necesario que se implique
toda la comunidad educativa, tanto
docentes, como alumnos y fami-
lias, pues esta tiene una labor muy
importante en dicho proceso. A su
vez, para
promover la convivencia
en el aula, algunos de los aspec-
tos que pueden ayudar a mejorarla
pueden ser, en primer lugar, promo-
ver y regular los conflictos, diseñar
metodologías para la prevención de
conductas conflictivas y las relacio-
nes interpersonales, darle importan-
cia a la acción tutorial y trabajar de
manera transversal la prevención y
resolución de los conflictos (Pérez
et al., 2011).
Por consiguiente, es necesario
que el docente use el conflicto con
perspicacia, es decir, convirtiendo
este en un recurso para la acción
tutorial, que permita general un cli-
ma de aula mejor, colaboración y
cooperación, entre otras actitudes
y valores. De modo que, el docente
debe aprender a regularlo y ofrecer
un tratamiento positivo del mismo
a través de la mediación y nego-
ciación, entendiendo la mediación
como una forma de llevar a cabo la
negociación.
Siguiendo en la misma línea,
para poder llevar a cabo una bue-
na gestión del comportamiento y
la conducta en el aula, es necesario
conocer diversas estrategias que
presentan los modelos del control
del comportamiento como son
el
enfoque conductual y el enfoque
cognitivo
(Viciana, 2018).
Feldman (2007) señala que, el
modelo conductista
se basa en la
conducta observable para entender
el desarrollo; es decir, la clave para
entender el desarrollo de un niño está
en observar su conducta y los estí-
mulos que se encuentran en su am-
biente más próximo. A su vez, esta
teoría sostiene que los avances en