El hecho de considerar el tratamiento de las metodologías lúdicas orientadas hacia el campo de la educación especial o la atención a la diversidad no quiere decir, ni mucho menos, que a través de estos métodos podamos dar respuesta a necesidades específicas de apoyo educativo, o que vayamos a solucionar determinados problemas por el simple hecho de llevarlas a cabo. Lo único que se pretende es mejorar las condiciones en las que se produce el aprendizaje de los alumnos que presentan algún tipo de dificultad, sea cual sea, y brindarles la oportunidad de emprender el proceso de aprendizaje desde una perspectiva más motivadora y placentera, con el firme deseo de que alcancen todos los objetivos educativos que les son propios.
A partir de estos pensamientos, ya queda en manos de los docentes el hecho de replantearse la forma en la que llevan a cabo el proceso formativo con los alumnos con necesidades educativas especiales, e intentar que, a través de formación específica, puedan adquirir conocimientos sobre metodologías lúdicas aplicables al campo de la educación especial.