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ISSNe 2445-365X | Depósito Legal AB 199-2016
AÑO IV - Nº 16 - DICIEMBRE 2019
tencia lingüística de los alumnos
como en las relaciones que éstos
establecen con sus compañeros,
deben ser tomadas en cuenta (Ma-
cIntyre
et al.,
1998). En este sen-
tido, dos variables situacionales
fueron propuestas debido a su rol
crucial en la DAC-LE: la competen-
cia lingüística en la lengua extran-
jera requerida para comunicarse, y
el uso, por parte de los alumnos,
de dicha lengua para comunicarse
dentro o fuera de la clase.
Siguiendo esta línea de pensa-
miento, Wood (2016) ofreció un
gran ejemplo. Los resultados de
su investigación mostraron que
las demandas lingüísticas de una
tarea comunicativa pueden afec-
tar substancialmente la DAC-LE
de un estudiante a medida que
la tarea es desarrollada.
Es más,
Wood añadió que los niveles de la
DAC-LE de los alumnos aumentan y
disminuyen de un momento a otro.
Acerca de estas fluctuaciones en la
comunicación establecida por los
alumnos, el modelo establecido por
Kang, el cual está totalmente dedi-
cado a la naturaleza situacional que
tanto caracteriza a la DAC-LE, hace
uso de la hipótesis de que los ni-
veles de la DAC-LE en los alumnos
fluctúan contantemente durante el
proceso comunicativo para testifi-
car que la DAC-LE es una variable
situacional y no una predisposición
conductual de carácter fijo (Me-
nezes y Juan-Garau, 2015).
Pirámide conceptual
de la DAC-LE
Tomando todo lo anterior en con-
sideración, MacIntyre et al. (1998)
adaptó la DAC-LE a una situación
más realista en relación al uso que
los alumnos hacen de la lengua ex-
tranjera con el propósito de crear
un modelo de
pirámide conceptual
(Figura 1).
En dicho modelo, las diferencias
individuales que ejercen una in-
fluencia decisiva a la hora de ini-
ciar un intercambio comunicativo
haciendo uso de la lengua extran-
jera son reflejadas. Más en profun-
didad, Zarrinabadi y Abdi (2011)
describieron los seis niveles que
constituyen la pirámide.
Las tres
capas más elevadas están relacio-
nadas con aquellas variables que
afectan a la DAC-LE de un alumno
en relación a situaciones específi-
cas y puntuales. En cambio, los tres
niveles inferiores hacen referencia a
aquellas variables que generan un
impacto infinitamente más dura-
dero en los niveles de la DAC-LE
del alumno, en comparación con
las variables representadas en los
otros tres niveles anteriores. Por
último, la intención de comunicar-
se con un determinado individuo o
grupo de individuos en un momen-
to específico, es decir, la DAC-LE,
se localiza en el punto más elevado
de la pirámide y el resto del modelo
refleja esta intención de iniciar un
intercambio comunicativo con las
ya mencionadas variables relacio-
nadas con situaciones específicas,
equivalentes a los tres primeros
niveles, y las variables de tipo más
perdurable, correspondientes a los
otros tres niveles (MacIntyre
et al.
,
2001).
En conexión con la preferencia
por establecer conversaciones con
ciertas personas y no con otras,
Figura 1.
Pirámide conceptual DAC-LE