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ISSNe 2445-365X | Depósito Legal AB 199-2016
AÑO IV - Nº 15 - SEPTIEMBRE 2019
de
inteligencia emocional
enten-
diéndola como una
habilidad para
razonar sobre las emociones
(Ma-
yer y Salovey, 1993).
Autores y definiciones
Garder (1995) distingue, entre los
diferentes tipos de inteligencia, la in-
teligencia intrapersonal y la interper-
sonal, ambas cercanas a la inteligen-
cia emocional.
Entiende la
inteligencia interper-
sonal
como la
capacidad de relacio-
narse de forma adecuada con los
demás, entendiendo y empatizando
su comportamiento
. Por otro lado,
la
inteligencia intrapersonal es aque-
lla con la se reconocen los propios
sentimientos y estados emociona-
les, permitiendo conocerse me-
diante el autoanálisis.
Aunque originalmente no atendió
a la inteligencia emocional como tal,
más tarde la reformuló definiéndola
como el
potencial biopsicológico
para procesar información que pue-
de generarse en el contexto cultural
para resolver los problemas o crear
productos de valor en una cultura.
Mayer y Salovey (1990) definieron
la inteligencia como un subconjunto
de la inteligencia social que implica la
habilidad de reconocer los sentimien-
tos y las emociones tanto propios
como ajenos, discriminar entre ellos
y usar esa información para orientar
el pensamiento y las acciones.
Años más tarde la redifinieron
como
la habilidad para percibir
las emociones, acceder a ellas y
generar estados emocionales que
ayuden al pensamiento a entender
las emociones y promover el creci-
miento emocional e intelectual.
1
Goleman (1999), como ya hemos
comentado, entendió la inteligen-
cia emocional como el conjunto
de destrezas, actitudes, habilida-
des y competencias presentes en
un individuo, que determinan su
conducta, sus reacciones, estados
mentales, etc., haciendo referen-
cia, concretamente, a la capacidad
para reconocer los sentimientos
propios y ajenos, de motivarnos y
de manejar adecuadamente las re-
laciones. Años más tarde reformuló
su propia definición y perfiló que
la inteligencia emocional es la
ca-
pacidad para reconocer nuestros
propios sentimientos y los de los
demás, para motivarse y gestio-
nar la emocionalidad en nosotros
mismos y en las relaciones inter-
personales.
2
Otros investigadores, recono-
cidos por su implicación con el
estudio de las emociones en los
años 90, son Cooper y Sawaf que
definen en 1998 la inteligencia
emocional como
la capacidad de
sentir, entender y aplicar e caz-
mente el poder y la agudeza de
las emociones como fuente de
energía humana, información,
conexión e in uencia.
Para ellos
era esencial reconocer y entender
los sentimientos en los demás y en
nosotros mismos (Cooper y Sawaf,
1997).
Desde otra perspectiva, Abe e
Izard (1999) expusieron que las
emociones pueden estimular los
avances cognitivos de muy diversas
formas, por ejemplo, incrementan-
do la implicación de los padres en
la interacción con sus hijos a través
de las expresiones emocionales de
éstos. Consideraron que se pue-
den determinar los hitos evolutivos
fundamentales a nivel emocional y
cognitivo, y comprobar la influen-
cia recíproca entre ambos sistemas
(Abe e Izard, 1999).
Una de las definiciones más re-
cientes es la aportada por Robert
J. Sternberg, psicólogo interesado
en el desarrollo emocional que ha
pasado a considerar este tipo de
inteligencia con el concepto de
in-
teligencia exitosa.
3
La inteligencia exitosa es el tipo de in-
teligencia que se emplea para conseguir
objetivos importantes. La gente que
tiene éxito, ya sea según sus patrones
personales, ya según los de los demás,
son los que han conseguido adquirir,
desarrollar y aplicar todo un abanico
de posibilidades intelectuales, más que
los que se apoyan meramente en la
inteligencia inerte, tan apreciada en las
1.
En el año 2000, estos autores, junto a Caruso, aportaron otra definición: “la habilidad para percibir y expresar las emociones, asimilarlas en el pensa-
miento, entender y razonar a través de ellas, y regularlas tanto en nosotros mismos como en los demás”.( Mayer, J. D., Salovey, P., y Caruso, D. (2000).
Emotional Intelligence
.)
2.
Fue a raíz de las aportaciones de Goleman y la fama de su teoría cuando las definiciones de Mayer y Salovey, anteriores en el tiempo, comenzaron a
reconocerse más y mejor.
3.
Según Sternberg existe una relación equilibrada entre tres aspectos que provocan que la inteligencia exitosa sea más efectiva: la creatividad o capacidad
para engendrar nuevas ideas; la analítica o capacidad para analizar ideas y resolver problemas; y la práctica o capacidad para traducir la teoría a relaciones
prácticas.