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ISSNe 2445-365X | Depósito Legal AB 199-2016
AÑO IV - Nº 13 - MARZO 2019
Así, por ejemplo, para aprobar los
exámenes, los alumnos no se limi-
tarán a intentar recordar lo que han
aprendido, simplemente. Al contra-
rio, recurrirán a conocimientos ad-
quiridos anteriormente, reuniendo
nueva información para aplicarla a
su tarea de aprendizaje actual, de tal
forma que se enriquezca y profundi-
ce su comprensión de lo que están
aprendiendo.
Cuando se enseña a los alumnos
a pensar, a usar procedimientos
reflexivos que les permita pensar
sobre su propio pensamiento, el
uso de estas estrategias para un
pensamiento crítico tiene un efecto
duradero en sus hábitos intelectua-
les que les llevará a mejorar tanto su
comprensión y habilidad para utili-
zar lo que aprenden como la calidad
del resto de su aprendizaje perma-
nente o a lo largo de toda la vida.
Cambio de paradigma
El enseñar a penar es uno de los
quehaceres pendientes de las escue-
las del siglo XXI. En la Sociedad del
Conocimiento se generan, reprodu-
cen, distribuyen y aplican los resul-
tados de procesos basados en nue-
vas tecnologías para incrementar
los saberes y el conocimiento (Se-
villano y Feliz, 2018), pero esto no
es suficiente y la educación requie-
re un cambio claro de paradigma.
Con este cambio de paradigma,
no es necesario tanto la adquisición
de contenidos teóricos, sino las ca-
pacidades de búsqueda, investiga-
ción, gestión y síntesis de la infor-
mación, al igual que la habilidad en
la resolución de problemas.
En la sociedad actual más que la
adquisición de contenidos se debe
fomentar la adquisición de destre-
zas, en lo que el TBL tiene un papel
fundamental, consiguiendo fomen-
tar desde un inicio todas estas des-
trezas, toma de decisiones y predis-
posición hacia el aprendizaje.
Una cultura de pensamiento se crea
en aquellos lugares en los que el pensa-
miento individual y de grupo es valorado
y se hace visible, y se promueve de for-
ma activa como parte de las experiencias
cotidianas y habituales de los miembros
del grupo
(Richart, 2002).
En un aula en el que hay un len-
guaje de pensamiento, existe una
Fig. 2. Escalera de la metacognición (extraído
de Del Pozo, 2005).
disponibilidad de tiempo y se for-
man patrones de conducta inte-
lectual productivos creando en
los alumnos una predisposición al
pensamiento. Las rutinas de pen-
samiento son estrategias breves y
fáciles de aprender que orientan el
pensamiento de los estudiantes y
dan estructura a las discusiones de
aula. En la sociedad del conocimien-
to, el alumnado está acostumbrado
a recibir un constante bombardeo
de información, siendo los procesos
mentales ágiles y pasajeros. Así, es-
tás rutinas sirven de estructura para
que, una vez interiorizadas, se aca-
ben convirtiendo en el modo natural
de pensar y operar con los conteni-
dos curriculares dentro del aula y en
la vida misma.
Comprendiendo las rutinas de
pensamiento como herramienta
para trabajar la metacognición des-
de edades tempranas, así como la
capacidad de análisis y gestión de
como pensamos, podemos conse-
guir aprendizajes más significativos
y una mejor gestión de los recursos
y procesos cognitivos de nuestro
alumnado (Granado, 2017).
Higuero Fuentes, A. (2018, marzo). Enseñar
a pensar: Thinking Based Learning.
Campus
Educación Revista Digital Docente
, Nº13,
p. 50-54. Disponible en: https://www.
campuseducacion.com/revista-digital-docente/
numeros/13/
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