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ISSNe 2445-365X | Depósito Legal AB 199-2016
AÑO V - Nº 19 - SEPTIEMBRE 2020
estrictas medidas de seguridad, un
drástico distanciamiento humano
y limitaciones horarias. La conse-
cuencia de este modelo de vuelta
parcial al aula sobre la metodología
es trascendental.
El peligro del
Aprendizaje
Cooperativo
Tomando esta experiencia como
base sobre la que reflexionar y pues-
tos los ojos ya en la vuelta definitiva
a las aulas a partir de septiembre, es
inevitable plantearse distintos inte-
rrogantes, como por ejemplo: si se
vuelve al aula con limitaciones en
cuanto al contacto físico y distancia-
miento, si los alumnos no pueden
compartir material, ni permanecer
en contacto con distintos grupos,
además de otros sutantivos cam-
bios en la forma de trabajar del aula
hasta el momento…
¿significa esto
que el Aprendizaje Cooperativo tie-
ne los días contados?
Una vez planteadas las limitaciones
físicas con las que probablemente
volvamos al aula, ¿debemos resig-
narnos a limitar nuestra enseñanza
a la mera transmisión de conteni-
dos? ¿Es verdaderamente imposi-
ble que nuestros alumnos colabo-
ren sin necesidad de compartir un
material físico?
No, no es el final del Aprendizaje Coo-
perativo.Esel momento de ir al fon-
do de esta metodología y favorecer
diversas estrategias de cooperación.
Aquellos docentes que conozcan
herramientas digitales que posibi-
litan la colaboración entre iguales y
aquellos que conozcan o desarrollen
estrategias de colaboración que no
requieran el contacto físico estarán
en disposición de continuar promo-
viendo una metodología de apren-
dizaje activo, con el alumno como
protagonista, que fomente la colabo-
ración, la interacción y la responsa-
bilidad individual y grupal. Es decir,
estarán en disposición de continuar
promoviendo el Aprendizaje Coope-
rativo a pesar de las limitaciones con
las que, a buen seguro, contaremos
en nuestras aulas a partir de sep-
tiembre. Incluso llegado el caso de
una asistencia parcial, alterna o si se
decide por el Blended Learning.
Con el fin de dar respuesta a esta
cuestión, debemos tener un lengua-
je común y una base pedagógica
compartida sobre la que justificar un
contexto de Aprendizaje Cooperativo
en un entorno digital de aprendizaje.
Para ello, vamos a reflexionar so-
bre 4 aspectos: el Modelo SAMR, el
Blended Learning, la Tríada Coopera-
tiva y las Estructuras Cooperativas.
Modelo SAMR
Hace ya varias décadas que se
viene reflexionando sobre la incor-
poración de las TIC en el aula para
ayudar a mejorar el proceso de
transformación pedagógica. Pero
la mera introducción de una herra-
mienta tecnológica, como cualquier
otro tipo de recurso, no asegura
que el cambio se produzca de for-
ma inmediata y mucho menos que
este cambio contribuya a una ver-
dadera transformación pedagógica.
El modelo SAMR
nos ayuda a eva-
luar de qué forma la incorporación
de tecnologías en el aula tiene
un mayor o menor efecto sobre el
aprendizaje
de los alumnos (Puen-
tedura, 2008).
Este modelo consta de cuatro nive-
les divididos en dos fases que des-
criben el uso de las herramientas y
cómo afecta al proceso de enseñan-
za-aprendizaje:
• Sustituir
: Es el nivel más básico
de uso de la tecnología. Consiste
únicamente en sustituir una herra-
mienta analógica por una digital,
por ejemplo, el papel y lápiz por
un procesador de texto.
• Aumentar
: Cuando al incluir una
herramienta se añaden funciones
que facilitan la tarea pero se man-
tiene la metodología anterior a
su incorporación. Por ejemplo, al
utilizar un libro de texto digital en
lugar de uno impreso.
• Modificar
: Aquí ya existe un cam-
bio metodológico aprovechando
la incorporación de una herra-
mienta tecnológica. Por ejemplo,
al poder enviar un trabajo a través
del correo electrónico.
• Redefinir
: Este último nivel es en
el que se crean nuevos marcos de
aprendizaje que sin el concurso de
la tecnología serían imposibles.
Por ejemplo, al colaborar en tiem-
po real con un documento entre
varios usuarios.
Es imprescindible concebir este úl-
timo nivel (Redefinir) como modelo
en la base de la reflexión que nece-
sariamente debemos llevar a cabo
sobre la metodología que se desa-
rrollará en nuestras clases a partir
de septiembre, intentando dilucidar
si ésta puede contemplar la utiliza-
ción de una metodología de trabajo
colaborativo. Sobre todo porque la
tecnología, una vez más, viene en
nuestra ayuda y nos ofrece un am-
plio abanico de oportunidades en
forma de funciones, aplicaciones,
entornos de trabajo y funciones
que nos permiten redefinir el marco
de aprendizaje de nuestras aulas.
Blended Learning
Y de la redefinición del marco de
aprendizaje llegamos al concepto
de
Blended learning
en el que
se
combina la educación online con
encuentros presenciales
permi-
tiéndonos incorporar al proceso lo
mejor de ambas modalidades de
aprendizaje.
Esta
modalidad mixta de aprendi-
zaje
permite potenciar el proceso,
atender a la diversidad a través de
un aprendizaje más personalizado,
un acceso continuo a los contenidos
en el entorno digital y una mayor
flexibilidad. El modelo pedagógi-
co de las clases al revés, o
Flipped
Classroom
, es un ejemplo del modo
en que puede combinarse un entor-
no digital de comunicación para el
trabajo más rudimentario con una
parte presencial basada en metodo-
logías activas.