Para comprender adecuadamente su aplicación, es esencial explicar brevemente en qué consiste este enfoque pedagógico. El TBL es una metodología que promueve la participación activa de los estudiantes durante su proceso de aprendizaje. Su objetivo principal es que los alumnos desarrollen su capacidad de pensamiento crítico y reflexivo, tomen decisiones fundamentadas y construyan su propio conocimiento de manera autónoma. El concepto de TBL fue desarrollado por el pedagogo Robert Swartz hace aproximadamente tres décadas. Swartz comenzó a desarrollar este enfoque en el aprendizaje después de presenciar una clase de Historia en la que se invitaba a los estudiantes a comparar dos relatos distintos y decidir cuál era más creíble. Esta experiencia le hizo ver la importancia de enseñar a los alumnos a evaluar la fiabilidad de la información y decidió promover este enfoque entre los profesores globalmente. Swartz (2019) sostiene que es fundamental ejercitar el pensamiento para que sea efectivo en la adquisición de conocimientos y habilidades. Al mismo tiempo, afirma que trabajar de manera constante y deliberada en la mejora de las habilidades del pensamiento crítico es clave para un aprendizaje efectivo. El aprendizaje basado en el pensamiento, como una metodología activa, se enfoca en el desarrollo de habilidades como la comparación, la categorización y la elaboración de hipótesis, entre otras. En este enfoque, los docentes actúan como facilitadores que plantean desafíos a los estudiantes para que “aprendan a pensar” y fortalezcan su capacidad de pensamiento crítico, analítico y reflexivo. Para fomentar el pensamiento crítico, es esencial considerar tres componentes fundamentales del TBL, que incluyen (Swartz, 2019): • Habilidades del pensamiento: Se trata de utilizar procedimientos reflexivos específicos y adecuados para cada tipo de ejercicio de pensamiento en particular. • Hábitos mentales: Son comportamientos que conducen esos procedimientos hacia una reflexión amplia y productiva, fomentando un pensamiento continuo y eficaz. • Metacognición: Implica realizar tanto la aplicación de habilidades del pensamiento como el desarrollo de hábitos mentales, basándonos en evaluaciones que reflejan lo que se nos pide y en la planificación de cómo llevarlo a cabo. Esta metodología ofrece numerosas ventajas que pueden transformarse en beneficios concretos en el proceso de aprendizaje: • Impulso del aprendizaje activo: El Aprendizaje Basado en el Pensamiento transforma radicalmente la enseñanza en el aula al centrar el proceso de aprendizaje en los estudiantes, fomentando su reflexión y pensamiento crítico en lugar de la simple memorización de información proporcionada por el profesor. • Versatilidad: Este enfoque es adaptable a cualquier asignatura o concepto y puede combinarse eficazmente con otras metodologías educativas como el Aprendizaje Basado en Proyectos, la clase invertida o el trabajo colaborativo. • Adquisición de conocimientos más profundos: Los estudiantes, al relacionar de manera efectiva los conocimientos adquiridos, logran una comprensión más profunda de las materias, asegurando un aprendizaje duradero y significativo. • Evaluación más eficaz: Al evaluar a los estudiantes que han seguido el enfoque de aprendizaje basado en el pensamiento, se observa que no solo retienen la información aprendida, sino que también son capaces de integrar y aplicar los conceptos de manera coherente, permitiendo el uso de diversas técnicas de evaluación. • Incorporación de habilidades para toda la vida: Este método no sólo proporciona conocimientos técnicos relevantes para la vida profesional, sino que también desarrolla habilidades esenciales como la empatía, la toma de decisiones, la curiosidad y la capacidad de innovación, útiles a lo largo de la vida. • Aplicación desde pequeños: Incluso los niños más pequeños pueden beneficiarse del Aprendizaje Basado en el Pensamiento, ya que este método les permite, con la guía de los profesores, comparar situaciones, identificar similitudes y diferencias, y llegar a conclusiones sencillas. Asimismo, otros autores como Perkins, junto con el propio Swartz, enfatizan la necesidad de enseñar a los niños a pensar durante el proceso educativo para abordar eficazmente los temas del currículo escolar (Swartz y Perkins, 1990). Por ello, Swartz y sus colaboradores (1995) sostienen que esta metodología es esencial para la adquisición de aprendizajes, ya que promueve urgentemente el desarrollo de hábitos de pensamiento. El pensamiento se refiere a la aplicación competente y estratégica de destrezas de pensamiento y hábitos de la mente productivos que nos permiten llevar a cabo actos meditados de pensamientos, como tomar decisiones, argumentar y otras acciones analíticas, creativas o críticas. Los individuos que son capaces de pensar con eficiencia pueden emplear, y de hecho emplean, esas destrezas y hábitos por iniciativa propia, y son capaces de monitorizar su uso cuando les hace falta. (Swartz et al., 2013) Las bases de nuestra intervención Nuestra propuesta tiene como objetivo principal que los niños estén bien informados sobre la afectividad sexual, tanto en lo que respecta a sí mismos como a los demás, disminuyendo o elimi7 ISSNe 2445-365X | Depósito Legal AB 199-2016 Nº 37 - MARZO 2025
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