41 ISSNe 2445-365X | Depósito Legal AB 199-2016 Nº 37 - MARZO 2025 Es necesario que los niños aprendan a mirar a su alrededor con ojos históricos, y que comprendan que las tradiciones, fiestas y costumbres de su localidad que son parte de las formas de vida de sus antepasados y es importante que estos recuerdos y formas de vida no se pierdan. También se pretende involucrar a los ciudadanos en la sustentabilidad de las comunidades y sus bienes patrimoniales, en el recuerdo de sus tradiciones y costumbres y, sobre todo, llevar a cabo esta participación teniendo en cuenta que enriquecen la vida del centro y el aprendizaje y motivación de los alumnos. Es por ello que, desde las instituciones escolares y desde las mismas aulas, el profesorado tiene la gran responsabilidad de orientar a sus alumnos frente a la transformación cultural de la sociedad producto de la tecnología, haciendo énfasis en el respeto por las tradiciones y costumbres de su comunidad que se han ido perdiendo su valor a lo largo de los últimos años. El papel de la educación para conocer y participar en las tradiciones y fiestas locales y culturales La identidad cultural consiste en un sentimiento de pertenencia a un colectivo social, con unas características y rasgos culturales únicos que le hacen diferenciarse del resto y por los que también es juzgado y valorado (Cepeda, 2018). Prieto (1990) señala que la cultura logra pervivir gracias a la educación y su influencia en la población. La cultura pervive a través del recuerdo y de actividades que permitan que no desaparezca. Esto se debe a que son los que trabajan en los centros educativos los que dominan las técnicas del hacer colectivo y asimilan los valores de la comunidad a lo largo de los años. Aznar (2002) indica que la identidad cultural local es una responsabilidad compartida y que por lo tanto los centros educativos no pueden evadirse de ella. La educación debe ir dirigida a la modificación de las actitudes y formación de los alumnos para que puedan lograr alcanzar su identidad cultural local. La formación a los ciudadanos en conocer el patrimonio de su localidad o comunidad debe comenzar desde las primeras etapas de la educación de los niños, pues desde estas primeras etapas los niños son capaces de comenzar a establecer vínculos con los valores del pasado y conectarlos con su presente. El patrimonio cultural debería ser utilizado como un recurso didáctico dentro de todo diseño curricular. La escuela debe propiciar en las nuevas generaciones el conocimiento, valoración y disfrute de la herencia del pasado como parte de su presente y su futuro. Actualmente, muchos centros educativos plantean recursos y estrategias educativas con el objetivo de potenciar la valoración, conservación y disfrute del patrimonio cultural. A través de estas propuestas educativas, están surgiendo nuevos escenarios para el aprendizaje, como la participación ciudadana y la acción sobre el propio medio y entorno. Estos ideales nos permiten pensar en una educación que actúe a partir de la memoria colectiva. Se promueve así el sentido de pertenencia y la consolidación de la diversidad cultural. Para ello, el patrimonio debe ser percibido como parte del contexto que le da sentido a la vida de las nuevas generaciones, más allá de su mera valoración histórica o artística (García, 2007). Participar en el patrimonio de cada uno es necesario para el desarrollo de la localidad, pero también para el desarrollo social y personal. Muchas familias no están interesadas o motivadas por colaborar o participar en las actividades organizadas por su localidad, por lo que muchos de sus hijos no conocen o valoran el patrimonio cultural en el que viven. A través de esta participación, que se puede hacer desde y a través de la escuela para los más pequeños, los niños y niñas pueden aprender muchas cosas. Es necesario proporcionarle al ciudadano los recursos cognitivos (conocimiento) y procedimentales (destrezas) y actitudinales (valores) para acceder a su diversidad cultural y al disfrutar de su patrimonio, como parte de la calidad de vida y una herramienta para el desarrollo local. Es por ello que la formación de los ciudadanos a través del patrimonio cultural es tan importante. (García, 2009). El rol del docente con la historia de la localidad Los docentes tienen gran responsabilidad con sus alumnos y alumnas y también con el futuro de la historia, es decir, con el patrimonio. Un patrimonio nos identifica tanto individual como colectivamente, y debemos cuidarlo para que no se pierda y no se olvide. Debemos pretender conseguir que los niños lo valoren y se interesen por él, para así lograr que desarrollen el respeto por lo que se tiene, por lo que otros tienen y por la historia de nuestros antepasados. El docente tiene un rol promotor para desarrollar entre su alumnado un aprendizaje participativo y solidario, a través de la utilización de metodologías motivadoras para la puesta en práctica de conocimientos que han sido expuestos o tratados en el aula. Por ello, para realizar un proyecto para conocer la comunidad local el docente debe en primer lugar, involucrarse con la comunidad en la que se encuentra ubicada el centro educativo en el que trabaja y en segundo lugar debe informarse permanentemente para conocer la cultura e historia local y para estar al día con las tecnologías que van transformando las culturas locales. Es en este espacio, el docente es considerado como promotor de la identidad cultural. A través de sus estrategias los alumnos pueden conocer algunas expresiones culturales típicas de su localidad o comunidad como aspectos de la gastronomía, música, arte, juegos tradicionales y otros elementos característicos de su comunidad y que son de vital importancia para crear o mantener la identidad cultural (Rondón y Ruiz, 2016).
RkJQdWJsaXNoZXIy MTY1NTA=