RDD-N37-Marzo-2025

22 ISSNe 2445-365X | Depósito Legal AB 199-2016 Nº 37 - MARZO 2025 • Adquisición de flexibilidad y adaptabilidad: es necesaria la habilidad de adaptarse a los cambios y situaciones derivadas del día a día en los centros educativos. Esto es útil para cuando el alumnado tenga que enfrentarse a entornos laborables cambiantes y adaptarse rápidamente a ellos. • Fomento de la independencia, autonomía y responsabilidad: trabajar las habilidades ejecutivas permite que el alumnado adquiera confianza en sí mismo, ya que maneja sus propias necesidades, sus decisiones y la autoconfianza aumenta. Realizan las tareas, planifican su estudio a largo plazo y cumplen con sus responsabilidades sin la supervisión constante del docente. • Mejora de las habilidades sociales: las funciones ejecutivas son esenciales para la interacción social y la comunicación; ya que aportan la flexibilidad cognitiva para interpretar y responder adecuadamente a las diferentes situaciones sociales, lo que es vital para la convivencia en el aula y el desarrollo de habilidades interpersonales. • Preparación para la vida futura: cuando el alumnado hace frente a desafíos como organización y toma de decisiones, por ejemplo a través del Aprendizaje Basado en Proyectos, el niño se encuentra más preparado para afrontar retos futuros en la etapa de Educación Secundaria Obligatoria. Un buen trabajo de las funciones ejecutivas tiene diferentes beneficios que se reflejan en la mejora del rendimiento académico, al tiempo que disminuyen las dificultades en el aprendizaje. Un correcto desempeño académico unido al correcto control de las funciones ejecutivas lleva consigo una garantía de éxito educativo en áreas como la lectoescritura, la resolución de problemas matemáticos, la puesta en práctica de experimentos científicos y del medio social. En resumen, fortalecer las funciones ejecutivas proporciona una base sólida para afrontar los retos educativos diarios y avanzar hacia objetivos personales y profesionales con mayor eficacia. Funciones ejecutivas y rendimiento académico en Educación Primaria El rendimiento académico es entendido por García y Muñoz (2000) como el resultado alcanzado tras haber hecho uso de factores ambientales, intelectuales y sociales. Es frecuente aunar el fracaso a un déficit en los factores neurobiológicos. Hoy día existes numerosos autores, como Parra y De la Peña (2017), que ponen en conocimiento de la comunidad educativa la relación entre una buena gestión de las funciones ejecutivas y de control con los objetivos a alcanzar. Una investigación llevada a cabo por Castillo, Gómez y Ostrosky (2009) concluye la dependencia existente entre las funciones ejecutivas y el rendimiento escolar. Dicha investigación puso de manifiesto que a medida que se diagnosticaban dificultades en las funciones ejecutivas, los resultados académicos eran inferiores a la media esperada, alcanzo incluso el fracaso escolar. El propio Gardner (2009) apoya esta idea al vincular el desempeño pobre de las funciones ejecutivas al control inhibitorio deficitario. Profundizando ahora en el rendimiento curricular, la atención, junto con la planificación y la memoria de trabajo, son los principales responsables del mismo. La planificación y el razonamiento serán funciones propias de las áreas troncales de Lengua Castellana y Literatura y Matemáticas (del no correcto uso de las funciones ejecutivas en esta área se deriva la discalculia). Más en relación con las Ciencias Sociales está memoria de trabajo (recordar fechas, acontecimientos y autores). Por último, relacionado con las Ciencias Naturales se destaca la flexibilidad cognitiva, al tener que comprender conceptos tan abstractos como: masa y volumen y fenómenos químicos irreversibles como combustión, fermentación u oxidación. Abordado ente apartado para la etapa de Educación Primaria, no puede pasar por alto el proceso lectoescritor. Para Korzeniowski (2001), las funciones relacionadas con un proceso tan complejo y abstracto son las siguientes: atención, secuenciación y planificación. Tanto lectura y escritura, son dos habilidades lingüísticas que requieren de atención en la decodificación, secuenciación para la construcción silábica y planificación mediante el uso de la ruta visual y fonológica. Las dificultades en la regulación y gestión de las funciones ejecutivas en el proceso lectoescritor pueden trascender en dos alteraciones cada vez más comunes en las aulas ordinarias: dislexia y disgrafía. Son por tanto claras las evidencias entre funciones ejecutivas y rendimiento académico, y curricular. Pruebas neuropsicológicas para la detección de alteraciones en las funciones ejecutivas Tomando como referencia a Muñoz y Tirapu (20004), estos asumen como principal actuación la exploración de las funciones ejecutivas en alumnos con necesidades educativas específicas para poner en funcionamiento un programa de estimulación cognitiva tan pronto como se detecten la alteración. Se requiere, entonces, de un modelo evaluativo integrador que permita con el menor número de pruebas, calificar el mayor número posible de funciones ejecutivas. Las más susceptibles de evaluación serán: el control atencional, la capacidad de organizar el tiempo y el espacio (planificación), la flexibilidad cognitiva (entendida como la capacidad de responder ante nuevos contextos). El avance científico de los últimos años es el responsable de la variedad de pruebas evaluativas que hoy día se presentan en el ámbito educativo: • Test de clasificación de tarjetas de Wisconsin (WCST): la más común cuando el lóbulo prefrontal se encuentra dañado. Presenta una alta probabilidad de detección de

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