RDD-N37-Marzo-2025

15 ISSNe 2445-365X | Depósito Legal AB 199-2016 Nº 37 - MARZO 2025 Incorporar problemas reales en el proceso educativo favorece que el aprendizaje sea auténtico y duradero. Al presentar conflictos cognitivos, se despierta la curiosidad y la motivación de los alumnos para adquirir nuevos conocimientos. La vida diaria ofrece numerosos contextos valiosos para aplicar la ciencia, tales como: • Reciclaje y gestión de residuos: Los alumnos pueden investigar cómo clasificar correctamente los materiales reciclables y comprender el impacto ambiental de los desechos no reciclados. • Nutrición y alimentación saludable: A través del análisis de etiquetas de alimentos y la elaboración de menús equilibrados, los alumnos pueden explorar conceptos de química y biología relacionados con la nutrición y la salud. • Eficiencia energética en el hogar: Los alumnos pueden investigar cómo reducir el consumo de energía en sus hogares, como calcular el ahorro al utilizar bombillas LED en lugar de bombillas incandescentes. • Cuidado de plantas y jardinería: Los alumnos pueden experimentar con diferentes técnicas de cultivo, como el uso de fertilizantes orgánicos y el riego eficiente, para entender principios básicos de biología y ecología. Al integrar estos ejemplos del entorno cotidiano en el currículo, se proporciona a los alumnos una educación que no solo es académicamente sólida, sino también directamente aplicable a situaciones reales. Este enfoque no solo enriquece el proceso educativo, sino que también prepara a los alumnos para enfrentar de manera efectiva los desafíos del mundo real. (Mora, Rivera y Pérez, 2020). La necesaria coordinación entre la universidad y la escuela La ciencia es un fenómeno social y cultural que debe integrarse en los procesos educativos desde la infancia. Este proyecto busca coordinar esfuerzos entre la universidad y la escuela para proporcionar una comprensión profunda de los fenómenos naturales y las interacciones entre la sociedad y el entorno natural. Según Perkins (2014) el aprendizaje de las ciencias ofrece herramientas y habilidades esenciales para imaginar y construir un mundo más justo y sostenible. Por ello, es fundamental que la educación científica sea accesible para todos, ya que fomenta la autonomía y contribuye a la formación de ciudadanos críticos y comprometidos, desarrollando competencias intelectuales clave como el “aprender a aprender” y el “aprender a pensar”, vitales en la sociedad contemporánea. Una adecuada transmisión de conocimientos científicos, tanto en la escuela como en la universidad, puede convertirse en una emocionante aventura intelectual, cultivando una cultura científica que brinda numerosos beneficios. Este proyecto promueve una enseñanza de las ciencias que responda a los cambios y necesidades sociales actuales, coordinando esfuerzos entre escuelas y universidades para asegurar una transición fluida en la formación de los alumnos (Perkins, 2014). Según Escobar (2023) la Sociedad de la Información y el Conocimiento requiere ciudadanos capaces de abordar problemas complejos desde múltiples perspectivas, y este proyecto facilita esa formación, a pesar de que en el aula a menudo se trabajen temáticas de manera separada. El progreso hacia el futuro depende de la capacidad para resolver problemas a través de la ciencia, la tecnología y la innovación. Por tanto, es esencial desarrollar una alfabetización científica adecuada que vaya más allá de simplemente entender qué es la ciencia, promoviendo una reflexión sobre su papel en la sociedad (Escobar, 2023). Este proyecto busca mejorar la comprensión de los conocimientos científicos y reforzar los valores de la ciencia mediante la incorporación de aspectos sociales, históricos y contextuales. Al contextualizar la enseñanza de la ciencia, en las etapas escolares a través de la colaboración de la universidad, se trabaja desde el entorno cercano de los alumnos, mostrando la dimensión humana de la ciencia. Esta coordinación no solo estimula vocaciones científicas, sino que también fomenta la adquisición de una cultura científico-tecnológica más humanista. La colaboración entre escuelas y universidades es esencial para fortalecer este enfoque, asegurando una formación científica coherente y robusta desde la educación básica hasta la superior (Escobar, 2023). Una iniciativa de la ciencia con consecuencia en la escuela En el marco del proyecto “Ciencia con Consecuencia” donde la escuela y los maestros actúan como fuente de cultura y vocaciones científicas, se ha llevado a cabo una innovadora iniciativa en varios colegios para abordar problemas reales y tangibles relacionados con la energía y la sostenibilidad. Esta propuesta se centra en la implementación de un sistema de calentamiento de agua mediante energía solar, cuyo objetivo principal es reducir los costes energéticos asociados a la calefacción en las aulas. La iniciativa no solo proporciona beneficios prácticos inmediatos, sino que también se configura como una poderosa herramienta educativa que promueve el aprendizaje activo y significativo entre los alumnos.

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