RDD-N36-Diciembre-2024

49 ISSNe 2445-365X | Depósito Legal AB 199-2016 Nº 36 - DICIEMBRE 2024 estudiantes que ha tenido poco o nulo contacto con sus docentes y, por ende, a los procesos pedagógicos desarrollados. Esta combinación de factores profundiza las brechas del sistema educativo y eleva la urgencia de una respuesta del MEP (León y Gómez, 2020). En este sentido se presenta un doble reto. Por un lado, docentes deben aprender e incorporar las mejores estrategias para garantizar el aprendizaje de las y los estudiantes y, estos últimos, junto a las personas responsables deben asimilar este cambio en la modalidad educativa. Por otro lado, garantizar el acceso y permanencia de los y las estudiantes al sistema educativo. Hasta este momento, ninguno de estos actores se había preparado para enfrentar una modalidad no presencial. Por tanto, este proceso ha sido, sobre todo, “aprender en el hacer”. Antes esto, el Estado y el sistema educativo del MEP debe establecer directrices coordinadas e integrales entre los diversos actores interinstitucionales para que la garantía del derecho de inclusión educativa no recaiga en los docentes, estudiantes y familiares. ¿Sustituye la virtualidad la enseñanza presencial? La enseñanza a distancia, como ya se ha mencionado ampliamente, representa un reto para todos los actores sociales involucrados. Hay que mencionar que, más allá de las dificultades que ha presentado para su implementación también se debe aprovechar como una nueva plataforma que facilite las herramientas pedagógicas y enriquezca los conocimientos del estudiantado. Autores como Bittencourt, Fialho y Ponce (2017) ya nos mencionan sobre esas ventajas y desventajas que presenta este nuevo modelo educativo. Por un lado, Bittencourt, Fialho y Ponce (2020), establecen que “el hecho de que el docente esté físicamente distante de los estudiantes conducirá a una disminución en el rendimiento escolar y pérdidas en el aprendizaje” (p. 35), a esto también se suman otras desventajas, como el requerimiento de capacitación del profesorado en cuanto a herramientas tecnológicas; en los estudiantes, falta de madurez, responsabilidad y escasa formación para el manejo de tecnologías digitales; como único aspecto positivo se destacó una menor inversión en educación por parte del estado. Aspectos que ya se han presentado en estos meses del contexto Covid-19. Sin embargo, la etapa de preparación y adaptación es un punto que ya está encaminado por la obligatoriedad de utilizar esta metodología. En Torres (2017) se analiza que la educación a distancia debe verse como una respuesta a las necesidades que ya se venían mostrando con el nuevo siglo, así como lo ha establecido la Unicef en cuanto a la brecha digital. Las desventajas están en el punto de encuentro entre el docente y el estudiante, la mediación pedagógica y la realimentación más lenta, además puede presentarse baja interacción social entre el o la docente y el estudiantado. Entre las ventajas más destacadas se encuentra al estudiante como protagonista del aprendizaje, la o el profesor puede hacer las clases de forma asincrónica, se estimula el aprendizaje autónomo y favorece la autorregulación. Aspectos que han estado desarrollados desde las directrices del MEP. En este sentido, la autonomía del estudiantado es un aspecto que ha estado altamente señalado en estudios críticos de la pedagogía, como los aportes de Paulo Freire. Desde Vallin (2014), la educación a distancia presenta un reto central que es el trabajo integrado de diferentes actores, es decir, una docencia colectiva que en el proceso permita “emitir comunicados, problematiza, discutir, reflexionar sobre desafías por medio de la acción practica” (p. 82). Así, que esta modalidad educativa debe estimular estos aspectos en lugar de encausar la enseñanza al modelo “bancario de conocimientos”, que, a su vez, permita crear mayor motivación entre los estudiantes. También, el traer a colación el modelo de Freire permite crear interacciones grupales en las plataformas virtuales. Estrategias que pueden tomar las y los docentes ante el reto de la educación a distancia La planta docente del MEP se ha tenido que enfrentar a las nuevas plataformas tecnológicas y a adecuar las herramientas pedagógicas, por ello, el Ministerio ha creado una serie de apoyos educativos para que esta población pueda hacer frente a este nuevo reto. Poniendo a disposición de las personas funcionarias: la Caja de Herramientas; la plataforma MOOC; un curso virtual y sesiones de entrenamiento de Microsoft Teams y; atención de consultas y apoyo de sectores aliados. A su vez, actividades virtuales para el estudiantado y familiares en la plataforma Aprendo en Casa (MEP, 2020, p. 12). En la nueva directriz, se enfatiza en el rol tan importante que adquieren los docentes y jefaturas administrativas del centro educativo, por un lado, en mantener la comunicación y el contacto con estudiantes y familiares. Por otro lado, en identificar las limitantes que pueda tener la población estudiantil para el desarrollo efectivo de la educación a distancia. Así mismo, hay que considerar que este cambio en la modalidad educativa se debe implementar gradualmente tomando en cuenta el proceso de asimilación de todas las partes involucradas en este proceso de enseñanza y el equilibrio en las cargas académicas. Se incentivan los materiales impresos para aquellos estudiantes que presenten limitaciones en el acceso a internet o dispositivos tecnológicos, esto para asegurar el trabajo continuo de aprendizaje de las y los estudiantes. Esto requiere de mayor adaptación del docente sobre las clases, ya que debe incorporar técnicas tradicionales de la enseñanza presencial en la modalidad de educación a distancia, lo cual significa un alto desafío. Es rescatable que todas las plataformas que estará ofreciendo el MEP para asegurar la virtualidad son de acceso gratuito incluyendo el Office 365, herramienta central en las clases.

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