RDD-N34-Junio-2024

7 ISSNe 2445-365X | Depósito Legal AB 199-2016 Nº 34 - JUNIO 2024 escaso nivel de habilidades sociales, apuntando las causas a un bajo nivel de autoconocimiento, motivación, capacidad de interacción y resolución de conflictos. También afirma que hay empresas que consideran que las personas candidatas en un proceso de selección carecen de las habilidades técnicas o sociales que necesitan para sus organizaciones. En su estudio de 2019, ocho de cada diez empresas afirmaron haber encontrado algún tipo de dificultad para cubrir determinados puestos, al no encontrar profesionales adecuados y/o las competencias necesarias en los candidatos postulados a las ofertas, lo que plasma la escasez de talento en el entramado empresarial actual. Esto pone de relevancia que la excelencia en el desempeño adquiere mayor relevancia, ya que ser poseedor de aptitudes emocionales tiene un mayor interés para la empresa que las referidas a la capacidad técnica o intelectual (Crespo, 2021). Por todo ello, Araya-Fernández y Garita-González (2020) inciden en la importancia de disponer de un planteamiento integral que permita a los centros de enseñanza profesional obtener los resultados deseados que garanticen la formación holística del nuevo profesional. En base a ello, determinan que los ejes principales de la estrategia de incorporación de las habilidades blandas en el plan de estudio de manera sistemática, son: • Una definición de políticas de gestión académica que garanticen la capacidad humana y organizacional para el cumplimiento de objetivos referentes a las habilidades tanto blandas como técnicas. • Una vinculación con el mercado laboral para obtener retroalimentación de los sectores productivos, en relación con su satisfacción respecto del perfil de salida del nuevo profesional. El desarrollo de las habilidades blandas y las habilidades duras permite que el individuo forme un pensamiento crítico y creativo, que permite su integración en el ámbito laboral de una manera efectiva y eficiente, lo que genera innovación en el desarrollo de toda sociedad (Ramírez y Manjarrez, 2022). Competencia digital En un mundo cada vez más globalizado gracias a la expansión de Internet y a la “democratización” de los viajes y el transporte, las Tecnologías de la Información y la Comunicación se han convertido en una herramienta imprescindible para el futuro profesional dentro de la sociedad del conocimiento. Enseñar a pensar es la mejor herramienta para hacer frente a un futuro incierto en el que la tecnología está provocando que en el mercado laboral desaparezcan empleos tradicionales y se generen otros nuevos. A nivel formativo, el e-learning o la realidad virtual pueden generar nuevas competencias, incluso las redes sociales suponen ya muchas veces el primer contacto de las empresas con sus futuros trabajadores. El uso inteligente de estas herramientas facilita la profesionalización y la inserción laboral del alumnado (Alonso, 2019). Por ello, es vital que el profesorado tenga la competencia digital necesaria, con el objetivo de poder proporcionar una educación sólida y actualizada a su alumnado. La Competencia Digital Docente (CDD) es el conjunto de conocimientos, capacidades y actitudes del docente para poder aprovechar el uso de las TIC a nivel tecnológico, comunicativo y ético, de forma integradora para mejorar e innovar en educación. Una vez que el profesorado la tenga adquirida, puede ayudar en el empoderamiento del alumnado para la obtención de un perfil profesional más completo (Cabero-Almenara et al. (2020). La CDD, dentro del Marco Europeo para la Competencia digital de los Educadores (DigCompEdu), gira en torno a seis niveles de aprendizaje desde A1 a C2, y seis áreas competenciales: compromiso profesional, recursos digitales, enseñar y aprender, evaluación, empoderar a los estudiantes y facilitar la competencia digital del estudiante. Cada área, a su vez, lleva unas competencias asociadas que el profesorado debe ir adquiriendo de forma progresiva para poder crear estrategias de aprendizaje mediante herramientas digitales. Según Flores et al (2019), el profesorado debe formarse en las TIC, puesto que su rol también se está transformando, y utilizar otras estrategias metodológicas que se apoyen en las mismas, como el Aprendizaje Basado en Problemas o en Retos, que además son apropiadas para trabajar de manera transversal determinadas habilidades blandas como el trabajo en equipo o la comunicación. Innovación y emprendimiento Aunque la CDD y las habilidades blandas pueden trabajarse desde cualquier espacio, es cierto que se necesitan nuevos planteamientos más versátiles que el aula tradicional y que permitan otro tipo de proceso educativo, donde la creatividad y la innovación sean una constante. Para ello, la Ley Orgánica 3/2022, de 31 de marzo, de ordenación e integración de la Formación Profesional, en su título VIII, establece la creación del Aula Profesional de Emprendimiento (APE) y el Aula de Tecnología Aplicada (ATECA), respaldando al emprendimiento y a la innovación dentro de la FP. Las APE se crean para impulsar las habilidades emprendedoras de forma práctica, fomentando el espíritu emprendedor en el alumnado para generar proyectos viables e innovadores y trabajando con metodologías activas mediante estrategias más integrales. Acorde a la Guía del Aula de Emprendimiento de 2021, en las APE, además de trabajar en la creación de un proyecto emprendedor, tam-

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