RDD-N34-Junio-2024

51 ISSNe 2445-365X | Depósito Legal AB 199-2016 Nº 34 - JUNIO 2024 que profundiza en los aspectos básicos y clínicos del aprendizaje. Estos simuladores clínicos pueden clasificarse según el tipo de competencia que se desarrolla, ya sea técnica o no técnica. En el caso de las competencias no técnicas, se incluyen habilidades como la comunicación con el paciente o la toma de historias clínicas, mientras que las competencias técnicas abordan la resolución de problemas relacionados con procedimientos y técnicas específicas para tratar ciertas patologías. Es esencial comprender el concepto de fidelidad, que se refiere a la similitud del modelo con la realidad, independientemente de la complejidad tecnológica utilizada. El grado de realismo será distinto según el entorno del equipo y la percepción del participante, y puede clasificarse en fidelidad baja, intermedia o alta. La simulación clínica es una herramienta metodológica que permite a los estudiantes experimentar situaciones similares a eventos reales de atención médica para practicar, aprender, evaluar, probar y comprender sistemas o acciones humanas. Se aplica en una amplia variedad de áreas de la salud, como la toma de decisiones clínicas, la comunicación, el trabajo en equipo, la realización de procedimientos técnicos y la optimización de procesos asistenciales. El interés en la simulación clínica ha ido en aumento durante años en todos los niveles de educación en salud, desde pregrado hasta posgrado. Es fundamental que los instructores o docentes fomenten un entorno donde los alumnos se sientan seguros para expresar abiertamente conductas de aprendizaje reflexivo, discutiendo soluciones nuevas o ideas diferentes sin temor a críticas negativas. Este aspecto es crucial en el contexto de la simulación en ciencias de la salud (Bravo y Valle, 2018). En definitiva, podemos concluir que la introducción de este nuevo enfoque metodológico al proceso educativo de otras disciplinas más allá de la médica podrá repercutir en una formación integral. Escenarios de simulación Para realizar con éxito un escenario de simulación clínica es esencial realizar una planificación detallada que esté alineada con los objetivos que se desean alcanzar a través de este enfoque educativo. Las actividades que podemos llevar a cabo en la planificación parten de un caso clínico, pero, pueden sufrir modificaciones en el desarrollo ya sea por la toma de decisiones de los propios participantes o del transcurso de la simulación. La interacción, las decisiones, el guion y el ambiente definirán el resultado final de este escenario, por tanto, debemos de realizar una continua reevaluación y validación para próximos escenarios. Es preciso tener claro que el escenario debe encontrarse bien estructurado, debe de tener un realismo e influir en el ambiente de aprendizaje. También, debe de favorecer la asimilación de conocimientos y la adquisición de habilidades, actitudes y procedimientos, es decir, de competencias. El diseñar y aplicar un escenario de simulación no deja de ser una tarea difícil para el docente, aunque es indispensable, para poder lograr un éxito en la simulación y una buena adquisición de competencias en los alumnos, conocer a qué tipo de destinatarios irá dirigida esta clase de simulación, delimitar en consecuencia la complejidad de la misma y, a través de ella, establecer los objetivos tanto generales como específicos, concluyendo con los propios contenidos de la simulación. Además, previamente, es conveniente que se revise la bibliografía por parte del docente que describa los contenidos sobre los cuales se va a desarrollar el escenario de simulación, así como los datos clínicos actualizados en referencia con el tema a tratar, siendo también recomendable que se acompañe de guías prácticas o algoritmos de procesos clínicos (Bravo y Valle, 2018). Simulación aplicada al ámbito educativo Pese a que esta estrategia metodológica se utiliza más dirigida a ciencias de la salud, existen ejemplos en Educación Secundaria y sobre diferentes contextos caracterizados por asignaturas que tradicionalmente no generan abundante interés y motivación por parte del estudiante, como puede ser la Historia. En el proceso de aprendizaje, los estudiantes a menudo adquieren conocimientos de manera superficial, ya que se centran únicamente en estudiar para obtener una calificación, sin internalizar los conceptos a través de procesos metacognitivos. En lugar de ello, simplemente memorizan la información para utilizarla en momentos específicos, como los exámenes u otras evaluaciones. Esta metodología, conocida como educación bancaria, implica depositar información en los alumnos temporalmente, lo que resulta en una comprensión limitada y una falta de capacidad para explicar o contextualizar los conocimientos adquiridos. El constructivismo, en contraposición a estos métodos tradicionales y memorísticos, sugiere que los docentes reaprendan sus enfoques pedagógicos. Reaprender implica abandonar las metodologías tradicionales y estar abiertos a nuevas formas de enseñar. En el contexto de la enseñanza de la Historia se han explorado diversas metodologías para fomentar una comprensión más profunda de los contenidos, incluyendo enfoques basados en la simulación. En este método, los estudiantes se sumergen en situaciones históricas, adoptando roles y explorando circunstancias, lo que facilita una comprensión más significativa de los conceptos teóricos. Los resultados de la simulación en esta asignatura son muy positivos y con ella se permite simular situaciones y problemáticas del pasado, lo cual estimula el pensamiento divergente fundamental para comprender los procesos históricos (Alvarado y Pérez, 2017). También existen estrategias docentes que utilizan la simulación en el mar-

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