RDD-N32-Diciembre-2023

31 ISSNe 2445-365X | Depósito Legal AB 199-2016 Nº 32 - DICIEMBRE 2023 de la naturaleza, es producto de la imaginación y la creación humana basada en esa imaginación (Vigotsky, 1930). Esta imaginación o fantasía nos permite llevar más lejos esa corriente eléctrica creativa otorgándole una forma o una intención determinada, nos permite ver más allá de la línea en el papel y nos da las pautas para crear una historia a partir de esta línea. Los niños, como ya sabemos, son una fuente inagotable de imaginación, pues sus mundos internos no tienen juicios y su capacidad de exageración les lleva a creer fielmente en lo que imaginan; remarcar aquí la importancia del estímulo de la imaginación en los niños, así como la importancia de generar nuevas experiencias, es elemental, ya que al no tener acceso a estas nuevas experiencias el interés por las actividades creadores corre el riesgo de perderse. Curiosamente, pareciera que con los años la imaginación se va perdiendo, o pareciera que no le ponemos tanta atención o intención; lo que sucede, si embargo, es que nuestras fantasías cambian, nuestros intereses y nuestras experiencias en la vida se amplían y en lugar de imaginarnos a lomos de un caballo o haciendo magia, imaginamos maneras de mejorar, innovar o crear a partir de nuestro cotidiano. Con el comienzo de la pubertad nuestra fantasía se va transformado para tomar forma de pensamientos e ideas que nos pueden ayudar a resolver problemas, encontrar respuestas o descubrir nuevos caminos referentes a innumerables temas o situaciones de la vida. Es por esto que muchos autores, pedagogos, psicólogos y científicos argumentan que la creatividad es aquella capacidad que tiene el ser humano para adaptarse y encontrar soluciones a problemas. Pero, ¿cómo darnos cuenta que no estamos respetando los mundos internos de nuestros hijos? ¿Por qué es necesario e importante aprender a respetar este espacio? Cuando no estamos dando espacio de juego libre a los infantes estamos desconsiderando su mundo interior; cuando dejamos de vivir el momento presente y no nos tomamos un tiempo de calidad con nuestros pequeños, también faltamos al respeto a ese mundo interior. El mundo interior de los niños es el lugar en el que se desarrolla su imaginación y en donde el niño, por medio del juego, representa la manera propia de la realidad que ve. El juego es fundamental en el desarrollo del ser humano. Los niños necesitan muchas oportunidades para el juego y el pensamiento creative, como ya hemos apuntado. Empecemos proporcionando actividades basadas en los intereses e ideas de los niños, pues significará aprender a escuchar atentamente lo que ellos nos dicen. Salto a la práctica Ahora bien, ya que hemos dado un paseo por los temas de la creatividad y la imaginación, de dónde nacen y hasta dónde pueden llegar, y ya que es bien sabido que “la creatividad no tiene límites”, es preciso justamente dar a conocer algunas de las posibilidades para no poner límites a la creatividad de los párvulos, principalmente en la etapa infantil y dentro del aula, pues es en esta etapa en dónde se cultivan todas las experiencias con las que co-crearemos nuestras vidas adultas. Al diseñar experiencias de aprendizaje, los maestros pueden planificar y enmarcar el plan de estudios y proporcionar herramientas que brinden a los estudiantes opciones, voz y elección para permitirles ser creativos. A continuación, se exponen cuatro puntos que los docentes pueden considerar para desarrollar la creatividad en los estudiantes, contextualizado con algunas sugerencias que muestran su viabilidad. 1. Establecer actividades de aprendizaje que permitan a los estudiantes explorar su creatividad de manera relevante, interesante y valiosa. El juego es la base de cualquier actividad creativa en la época de la primera infancia, esto hay que tenerlo muy presente, aún así se puede, por ejemplo, realizar una actividad específica con diferentes materiales o, por el contrario, ofrecer un material específico sin instrucción para alguna actividad específica, guiando la imaginación de todos. 2. Valorar la creatividad, celebrarla y recompensarla. Es importante que los alumnos se sientan valorados; un reconocimiento, un aplauso, una canción, creando algo concreto en clase y convirtiéndolo en un hábito para todos. 3. Enseñar a los estudiantes otras habilidades que necesitan para ser creativos. Una persona creativa no solo es el artista, es también el científico, el docente o los padres. Además, todas las materias pueden impartirse de manera creativa. La persona creativa es aquella que utiliza con fluidez los dos hemisferios cerebrales. 4. Eliminar las limitaciones de la creatividad y ofrecer a los estudiantes un espacio y un marco en el que puedan ser creativos. ¿De qué manera se programan las actividades creativas en la clase? El espacio, su aplicación, cierre y seguimiento son puntos clave. Es importante responder a estas preguntas antes de elaborar las actividades creativas que se utilizarán dentro o fuera del aula. Aprender haciendo La imaginación y la creatividad son los rasgos que alimentan el futuro. Ambos sirven para inspirar a los estudiantes y deben integrarse en cada parte del aprendizaje. Al planificar y diseñar el aprendizaje para los estudiantes, es preciso tener en cuenta que enseñar a los estudiantes cómo pensar es más importante que enseñarles a los estudiantes qué pensar. Si se enseña de manera que se ayude a los estudiantes a desarrollar la capacidad de resolver

RkJQdWJsaXNoZXIy MTY1NTA=