57 ISSNe 2445-365X | Depósito Legal AB 199-2016 Nº 29 - MARZO 2023 cambio duradero en las sociedades y culturas. En esta línea, la educación para la paz trasciende la violencia y la inseguridad, pues, aspectos como prácticas saludables y medioambientales están contenidas en este enfoque. Así, en todos los contextos se debería implementar este enfoque, pero, principalmente en aquellos vulnerables (UNICEF, s. f.). Como ya se mencionó, la violencia está presente en múltiples relaciones humanas, aspecto que repercute en actitudes discriminatorias a nivel individual y cultural, por cuestiones de género, sexualidad, edad, geográfica, étnicas, de nacionalidad, entre otras, aspectos que irrumpen, deterioran y violentan los derechos humanos. El enfoque de Educación para la paz contribuye en este aspecto proporcionando a nivel de valores, los principios de respeto por la vida y la dignidad de todas las personas sin importar sus orígenes o al grupo de pertenencia social y cultural. El enfoque de educación para la paz constituye un proceso de aprendizaje con agencialidad de transformación, centra en la persona el potencial y las capacidades para participar de forma autónoma y activa en el desarrollo humano e incidir en la sociedad para construir la paz. […] Así, se busca respetar y defender todas las formas de opresión y la construcción de formas de vida social solidarias (Cerdas 2015). Este proceso de cumplimiento de los Derechos Humanos pasa, en primera instancia por la educación, esta será su finalidad, se debe capacitar a las poblaciones para la defensa y promoción de los derechos, tanto individuales como colectivos. El pilar fundamental, será la lucha por la justicia y la solidaridad para formar mejores personas y sociedades. Conlleva desarrollar en los individuos la capacidad para una convivencia intercultural, la defensa del medio ambiente como bien común, la justa distribución de los bienes, el desarrollo moral como responsabilidad frente al otro y la solidaridad compasiva” (Ruiz y Romero, 2018). Enfoque pedagógico El enfoque pedagógico está alineado con el de Derechos Humanos, y Amar (2020) nos propone que la educación del siglo XXI debe incorporar el enfoque para la paz en tanto conocimientos y valores para transformar las relaciones humanas. La pedagogía del oprimido se vuelve una metodología determinante para este enfoque, pues, las personas incorporan los nuevos conocimientos de manera practica y reflexiva. Además, utiliza un modelo de mediación necesario para incorporar a la comunidad educativa en este proceso de aprendizaje. En cuanto a la pedagogía del oprimido de Paulo Freire, la Educación para la paz adquiere un carácter liberador, además, busca crear un tipo de educación que incorpora un carácter político. Incluye la alfabetización y la educación popular basada en la consciencia colectiva para transformar la realidad (Álvarez y Pérez, 2019). Este enfoque de paz se asocia con la educación ya que esta tiene un componente ético, de responsabilidad hacia el otro y hacia la comunidad a la que se pertenece. (Ruiz y Romero, 2018). La educación para la paz basa sus metodologías en los postulados de Paulo Freire, en que es una educación consciente, donde las personas reconocen sus capacidades para la transformación de sus entornos sociales y culturales (Martínez y García, 2001). La educación para la paz se entiende como un proceso basado en la no violencia que busca que el individuo alcance la armonía consigo mismo, con los demás y con la naturaleza; de ahí que se puedan distinguir tres dimensiones, a saber: personal, sociopolítica y ambiental. El proceso educativo se da en términos de aprendizaje significativo, y se aprende a través del cooperativismo, el “aprender a aprender” y el desarrollo socioafectivo; es decir, que partiendo de las posibilidades de cada persona se busca fortalecer el proceso de crecimiento de sus habilidades, de acuerdo con el contexto en el que –a través del trabajo en equipo, la cooperación, el respeto, el dialogo, la no competencia y el consenso- se “aprenda a aprender” (Álvarez y Pérez, 2019). La educación adquiere un rol transformador de los valores, basado en un aprendizaje significativo, es decir, la organización cooperativa del aprendizaje, lo que ya se mencionó del “aprender a aprender” y el desarrollo socioafectivo. Esta también, se convierte en una herramienta para transformar y comprender la realidad que atenta contra la dignidad y los derechos del ser humano. Principios y valores orientadores de la educación para la paz La educación para la paz debe sobrepasar los aspectos contextuales y coyunturales, así, adquirir un rol continuo y prolongado en el tiempo, forma en la que se compromete con la transformación social. Acá, de acuerdo con Cerdas (2013) la Educación para la paz se basa en que el ser humano es el actor principal del conocimiento, por tanto, por tanto, es el protagonista en el proceso de aprendizaje. Aspectos que involucran como principios: la integración del ser humano, como sujeto cognoscente, capaz de impactar y cambiar su contexto; la capacidad que tiene el sujeto cognoscente para reflexionar y autocriticar; acercarse a la realidad local y global; acercarse al conocimiento de las informaciones; la responsabilidad que asume el ser humano frente al conocimiento para generar soluciones para el bien común. Ante esto, se debe tomar en cuenta que el ser humano es complejo pues forma parte de un todo social y cultura, además, es multidimensional y forma parte de una realidad específica e histórica. Esto quiere decir que, en la realidad del ser humano, intervienen diversos actores y factores, principalmente, instituciones sociales. Así que, está permeado por el contexto, los sentidos y significados en este; por su relación con el todo y las partes y; por el factor de multidimensionalidad. De este modo, se debe dirigir el co-
RkJQdWJsaXNoZXIy MTY1NTA=