RDD-N26-Junio-2022

6 ISSNe 2445-365X | Depósito Legal AB 199-2016 Nº 26 - JUNIO 2022 • ausencia de reciprocidad social y emocional • dificultad para establecer relacio- nes e intencionalidad comunicati- va, tal como iniciar o mantener una conversación y todos los aspectos que ello implica: empatía, norma- les sociales y de comportamiento En el ámbito de la comunicación , estos mismos autores resaltan como características: • No responden a su nombre • Son capaces de señalar, pero lo usan de manera incorrecta • Retraso en el desarrollo del len- guaje o incluso no aparición del mismo • Ausencia de gestos para comuni- carse • Dificultad en el uso de símbolos y la imitación simbólica • Dificultad en el desarrollo de los niveles del lenguaje, especialmente el pragmático • Presencia de lenguaje inusual y ecolalias • Inversión pronominal • No comprenden el sarcasmo, fra- ses hechas o la ironía • Habla incesante • Tono monótono y uso de neologis- mos Finalmente, en lo que se refiere a las conductas, intereses y activida- des, aluden a: • Inflexibilidad • Problemas en el juego • Insistencia en la monotonía • Rabietas ante cambios en las rutinas • Resistencia a nuevas experiencias • Comportamientos repetitivos y ri- tualistas • Estereotipias • Obsesión e interés restringido por objetos o temáticas inusuales y re- currentes • Hiper o hiporreactividad por estí- mulos sensoriales, así como difi- cultad para seguir secuencias • Limitada la capacidad imaginativa • Afectada la capacidad para identi- ficar y comprender las emociones propias y las de los demás Estrategias y princi- pios de intervención La intervención psicopedagógica ha de abordar los distintos ámbitos de la vida del niño: familia, escuela y entorno social en el que se desen- vuelve, y ha de estar dirigida a los aspectos cognitivos y conductuales, teniendo como finalidad promover la máxima inclusión en su entorno y adquirir la autonomía necesaria para mejorar su calidad de vida. Aquí es donde reside el primer prin- cipio de intervención : la atención interdisciplinar. Para ello, es im- prescindible llevar a cabo una inter- vención holística, interdisciplinar y flexible, es decir, que se adapte a las características, necesidades e intere- ses de cada alumno (Millá y Mulas, 2009; Martín, 2016). En este sentido, la familia ha de tener una implicación directa, siendo im- prescindible que conozca en profun- didad el perfil que reúne un niño con TEA, que comprenda los problemas que suelen llevar asociados y, por supuesto, que colabore y se implique activamente en el proceso de inter- vención. Esto hace que la comunica- ción entre la escuela y la familia sea constante y bidireccional, y se desa- rrolle la misma metodología tanto en el entorno escolar como en el hogar. Es cierto que no existe un único mé- todo de intervención idóneo, sino que lo más acertado, tal y como apuntan la mayoría de expertos, es utilizar procedimientos concretos en función de las características de cada niño, aunque diferentes estudios sí apun- tan que la combinación de varios mé- todos puede ser la intervención más eficaz (Millá y Mulas, 2009). Para elaborar un plan de intervención es preciso evaluar las habilidades del alumno a través de distintas herra- mientas y pruebas, y a partir de ahí establecer unos objetivos que permi- tan su máximo desarrollo, teniendo en cuenta aquellas características que se quieren potenciar, partien- do de los medios y recursos de los que se disponen (Reynoso, Rangel y Melgar, 2017). Esto es lo que se conoce como principio de indivi- dualización , donde a partir de una evaluación se está en disposición de diseñar una intervención personali- zada e individualizada (López, Marín y de la Parte, 2004). Martín (2016) indica que la inter- vención educativa se debe realizar lo antes posible con el propósito de eludir las dificultades del alumno y

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