RDD-N26-Junio-2022

33 ISSNe 2445-365X | Depósito Legal AB 199-2016 Nº 26 - JUNIO 2022 durante la cuarentena, determinó que de entre las 1.143 familias entre- vistadas de niños y adolescentes de 3 a 18 años, el 86% de las familias observó algún cambio en el estado emocional y el comportamiento de sus hijos e hijas durante la cuarente- na. Los resultados indicaron un in- cremento o aparición de reacciones emocionales negativas en el 69.6% de los participantes, lo que sugiere que la situación de confinamiento en el hogar ha afectado al bienestar de los niños. Las reacciones emocio- nales más prevalentes fueron: dejar tareas sin terminar (28.6%), mos- trar irritabilidad (28.6%), dificultad para concentrarse (24.1%), mostrar desinterés (24%) y mostrarse desa- nimados (23.2%). Según algunos datos arrogados de la fundación ANAR (2020) tras la cua- rentena las consultas realizadas so- bre problemas psicológicos en niños y adolescentes alcanzaron un 23,5% de las consultas totales, además ob- servaron que las ideas suicidas de los niños aumentaron de un 1.9% en el año 2019 a un 8,3% en 2020. El impacto de la pandemia Pero, ¿afecta el confinamiento a todos los niños por igual? Eviden- temente no. El impacto en la salud mental de los menores va a depender de varios factores: nivel económico y social, nivel de estudios de los pa- dres, mayor vulnerabilidad social al pertenecer a grupos de mayor ries- go de exclusión (niños migrantes no acompañados, situaciones de violen- cia intrafamiliar acrecentada por el incremento de consumo de drogas y alcohol, la interrupción temporal de los sistemas de protección, menores con necesidades especiales y diver- sidad funcional….), siendo uno de ellos la edad del niño. Las preocupa- ciones son diferentes en niños de dos años, que pueden echar de menos a sus cuidadores habituales (abuelos), que en niños en edad escolar, que suelen estar preocupados por su si- tuación, la de sus cuidadores y por su propio futuro (la vuelta al colegio, reanudar sus relaciones interperso- nales con sus amigos y familiares). Este impacto será mayor en niños y niñas que han sufrido la pérdida de algún familiar cercano o han estado separados de ellos, bien sea por la hospitalización de los mismos o por la suya propia (Pérez, 2020). Paricio del Castillo y Pando (2020) nos ofrecen algunas recomendacio- nes que la Sociedad de Psiquiatría Infantil ha emitido, entre la que des- tacamos la comunicación positiva. Es necesario que los padres esta- blezcan una buena comunicación que permita a los menores expresar sentimientos tales como el miedo, el agobio o el aburrimiento. La ausen- cia de conversaciones focalizadas en las emociones genera ansiedad en los niños respecto al estado emo- cional de los adultos que les rodean, lo que puede fomentar en ellos un estilo de afrontamiento evitativo y di- ficultades para reconocer y expresar sus sentimientos. No clarificar dudas o negarse a hablar abiertamente de la pandemia y sus repercusiones con ellos favorece la sensación de mie- do y amenaza. Es recomendable que los adultos al cargo de menores se esfuercen en dar ejemplo y expresar también sus propias emociones, no limitando la comunicación a los as- pectos prácticos de la enfermedad, y que soliciten ayuda psicológica en caso de necesitarla. Dimensión social Esta dimensión va estrechamen- te ligada a la anterior, “dimensión psicológica y emocional”, ya que la ausencia o reducción de relaciones sociales afecta a nivel psicológico y emocional al niño y a su vez la pre- sencia de alteraciones psicológicas afecta en gran medida a las relacio- nes sociales, por tanto, ambas di- mensiones van de la mano. El cierre de los centros educativos y el confinamiento domiciliario pro- longado supuso un cambio muy im- portante en las rutinas y los hábitos de los niños. La escuela, además de la formación académica, des- empeña una importante labor en la socialización de las niñas y los ni- ños, el ejercicio de distintos roles y el desarrollo de sus habilidades interpersonales. El centro escolar, favorece el desarrollo de las habili- dades sociales, por lo que suprimir la escolarización presencial y el ocio fuera del domicilio mermó bastante su desarrollo social. Debemos recordar que el ser hu- mano es un ser social, necesita re- lacionarse con los demás para su correcto desarrollo, sobre todo en la infancia. La socialización será el resultado de la interacción con el grupo social y supondrá la adquisi- ción de costumbres, roles sociales y valores que la sociedad le exige y transmite. Dentro de su grupo de iguales ejercen gran influencia sobre ellos los compañeros. La interac- ción con los compañeros, potencia la capacidad para desarrollar mode- los eficaces de expresión emocional y para evaluar la realidad social. Muchos niños al verse privados de estos contactos dejaron de sociali- zarse de forma correcta, ya que en muchas ocasiones, no tenían her- manos ni niños de su misma franja de edad con los que compartir, a los que imitar, con los que socializar de manera adecuada.

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