RDD-N25-Marzo-2022
6 ISSNe 2445-365X | Depósito Legal AB 199-2016 Nº 25 - MARZO 2022 Etimología Especialistas en musicoterapia 1 han abordado su conceptualización, lo cual es fundamental en cualquier área, pero cobra especial importan- cia si tenemos en cuenta que es una ciencia con un corpus teórico de re- ciente creación, como veremos más adelante. Diversas instituciones de relevancia en la materia han aportado al cono- cimiento sobre qué es la musicotera- pia. La American Association for Mu- sic Therapy (2020) la define como: “ El uso de la música en la consecu- ción de objetivos terapéuticos en la restauración, mantenimiento y creci- miento de la salud tanto física como mental. La aplicación sistemática de la música dirigida por el musicotera- peuta en un ámbito terapéutico para provocar cambios en el comporta- miento .” Es preciso considerar que esta defi- nición establece que se trata de una terapia muy concreta, clara, espe- cífica y sistemática, en la que debe haber unos objetivos determinados. Por ello, el mero hecho de interpre- tar música no constituye una sesión de musicoterapia . En ella, el musi- coterapeuta es un profesional forma- do para interpretar y guiar lo que su- cede en la sesión, empatizando con la persona y estableciendo una rela- ción terapéutica encaminada a mejo- rar la calidad de vida de los usuarios donde la música no es el fin sino el medio. Esto dista notablemente de una interpretación musical en la cual el intérprete no está entrenado para desarrollar la labor del musicotera- peuta, no se establece un vínculo te- rapéutico y la música es un fin en sí misma. Este hecho no impide que el oyente de un concierto disfrute de la música, pero obviamente el carácter de ambas disciplinas es totalmente distinto. E n la musicoterapia el fin último es la mejora de la vida de las personas . Funciones En relación a la funcionalidad de la musicoterapia, Gaston (1992) indica que la intervención se enfoca hacia una triple intervención: • 1. Las relaciones interpersonales. • 2. La autoestima, potenciada a tra- vés de la auto-realización. • 3. Energizar y organizar mediante el uso del elemento rítmico. 1 Etimológicamente procede de la pala- bra latina musïca y de la palabra tera- pia, del griego therapeía. Estas tres funciones ponen de re- levancia el componente social, el personal y el energético-regula- dor . Con la musicoterapia se pretende favorecer el equilibrio de la persona a todos los niveles, siendo la mú- sica la herramienta que se emplea para conectar a los seres humanos que intervienen en la sesión, bien sea individual, donde un paciente interactúa con el musicoterapeuta, o grupal, donde los usuarios también pueden interaccionar entre sí. La expresión a través del elemento musical posee un gran potencial de- bido a que no es necesario el uso del lenguaje verbal que en ocasio- nes puede producir bloqueos ya que está mediado por la mente más racional. El valor de la música en este punto es precisamente que puede trascender el bloqueo del lenguaje hablado . De las funciones de la musicotera- pia y de su puesta en práctica con pacientes se están realizando cada vez más estudios y el número de publicaciones al respecto aumen- ta en todos en el tratamiento de múltiples disfunciones, las cuales mejoran con la musicoterapia. Chá- vez, Ruíz, Esperilla, y Jofré (2019) realizaron ensayos clínicos sobre la disminución del estrés con esta terapia en pacientes sometidos a un procedimiento quirúrgico, obtenien- do positivos resultados. Del Barrio, Sabbatella, y Brotons (2019) han aplicado esta terapia en el campo educativo, concretamente en la educación especial, apreciándo- se mejorías en los ámbitos motor, emocional, cognitivo, comunicati- vo, social y musical en los casos de la discapacidad intelectual, trastorno espectro autista, disca- pacidad física, trastorno déficit por atención con hiperactividad, tras- torno grave de conducta y retraso global del desarrollo . Como podemos apreciar, los ámbi- tos de aplicación de la musicotera- pia son diversos. En esta ciencia y en su praxis se establecen conexio- nes con otras ciencias, tales como la música, la filosofía, la biología, la medicina, la antropología, la físi- ca y la psicología. Bruscia (1999), en concreto, estableció hasta once áreas de intervención en musico- terapia: educativa, enseñanza, con- ductual, psicoterapéutica, pastoral, supervisión y formación, médica, curativa, recreativa, actividades, ar- tes interrelacionadas.
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