RDD-N25-Marzo-2022

45 ISSNe 2445-365X | Depósito Legal AB 199-2016 Nº 25 - MARZO 2022 temprana, y las familias pueden con- tar con apoyo especializado desde el comienzo. Por ello, es crucial que los profesionales de la educación conoz- can esta enfermedad y sean capaces de implementar en su actividad do- cente determinadas medidas enca- minadas a ayudar a estos niños. Debido a la propia complejidad de esta afección, su evaluación tam- bién lo es, sobre todo cuando exis- ten otras alteraciones psiquiátricas añadidas. Es por ello que el proceso diagnóstico requiere de minucio- sidad, coordinación entre profe- sionales, tiempo para valoración, y amplia formación en el campo (CADAH, 2014). Además, es impor- tante recordar que no existe ningu- na prueba que por sí sola permita un diagnóstico exclusivo y fiable. La información necesaria para la evaluación se recoge de diferentes ámbitos: • Ámbito escolar El equipo de orientación educativa solicitará a los padres y/o tutores legales el consentimiento para proceder a evaluar al alumno, y pondrá en marcha el protocolo de derivación. Se debe realizar un in- forme psicopedagógico, en el que constarán las pruebas, las necesi- dades y los apoyos que el alumno necesita, las intervenciones que desde el centro se deben realizar y las conclusiones. Este informe se hará llegar al pe- diatra por medio de los padres o responsables legales, y será el pediatra quien derivará, en su caso, a la Unidad de Salud Mental Infanto-Juvenil (USMIJ) o bien, al servicio de neuropediatría si sos- pecha que puede existir patología orgánica añadida. • Unidad de Salud Mental Infan- to-Juvenil En base a la exploración psiquiátri- ca, evaluación neuropsicológica, las entrevistas familiares y la revi- sión de los informes, los equipos formados por psiquiatras y psicó- logos establecerán el/los diagnós- ticos basándose en los criterios recogidos en el DSM-V o la CIE- 10 (Clasificación Internacional de Enfermedades, 10ª revisión). Una vez delimitado el problema, se iniciará el tratamiento necesa- rio (con fármacos, psicoterapia, terapia educativa...) y se indicará la derivación a unidades externas si es preciso: logopedia, reeduca- ción pedagógica, psicología, psi- quiatría, etc. Principales dificultades de estos alumnos y propuestas de adaptación educativas El TDAH comporta graves reper- cusiones en la vida del niño. Pero es importante señalar que antes de atri- buir estos problemas a la existencia de un TDAH, se deben excluir debi- damente la presencia de otras po- sibles causas , tales como alteracio- nes visuales o auditivas, trastornos endocrino-nutricionales, trastornos del sueño, enfermedades crónicas, disfunciones socioemocionales, trastornos específicos del lenguaje, discapacidad intelectual, etc. Centrándonos en las dificultades cognitivas , es necesario hablar de las funciones ejecutivas del cerebro, que son las que más están afectadas (CADAH, 2015). Las funciones eje- cutivas son las capacidades menta- les necesarias para la formulación de objetivos y la planificación de estra- tegias idóneas para alcanzar dichos objetivos de la vida cotidiana, opti- mizando el rendimiento. Se sitúan en el nivel más elevado de la jerar- quía cognitiva y están vinculadas a la actividad de la corteza prefrontal cerebral y a las conexiones que ésta establece con otras áreas cerebrales. La adquisición de estas funciones comienza en torno a los 12 meses de edad, y a partir de entonces se desarrolla lentamente con dos picos importantes, a los 4 y a los 18 años. Estas funciones son las responsa- bles de que seamos capaces de: -- Proponernos metas. -- Establecer conductas dirigidas a esas metas (planificación). -- Dirigir y mantener nuestra aten- ción hacia un estímulo relevante (Atención selectiva y sostenida). -- Saber controlar las interferencias que producen los estímulos irrele- vantes (Inhibición). -- Ser flexibles para corregir errores o incorporar conductas nuevas en función de los estímulos del en- torno (Flexibilidad cognitiva). -- Tener fluidez verbal y de diseño. -- Tener una adecuada memoria de trabajo (memoria que usamos para mantener dígitos, palabras, nombres u otros ítems en nuestra mente durante un breve periodo de tiempo). Existen numerosos test neuropsi- cológicos que evalúan cada una de estas funciones ejecutivas.

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