Resumen: En este trabajo se pretende desarrollar una propuesta para llevar a la práctica los principios de la neuroeducación para alcanzar un tipo de aprendizaje significativo en el que estén implicadas las emociones y la propia experiencia de los estudiantes, ya que los últimos avances nos aseguran que para mejorar el proceso de enseñanza y aprendizaje es fundamental conocer cómo funciona y cómo aprende el cerebro.

 

Palabras clave: Neuroeducación; Educación Infantil; Aprendizaje Significativo; Emociones; Metodología.

 

Abstract: This paper aims to analyze a proposal on neuroeducation and its principles to achieve significant learning that respects students’ emotions and self-experiences. The latest studies indicate that to improve the learning process, it’s necessary to know how the human brain works.

 

Keywords: Neuroeducation; Early Childhood Education; Significant learning; Emotions; Methodology.

NEUROEDUCACIÓN

La neurociencia es el conjunto de disciplinas científicas que agrupan el estudio del sistema nervioso, donde se encuentra el cerebro (Mora, 2017). Estas disciplinas, en la actualidad, están demostrando que pueden ser una valiosa aportación para la práctica docente, surgiendo lo que se ha llamado Neuroeducación y Neurodidáctica, que conduce al intento de conocer cómo aprende nuestro cerebro, acercando, por tanto, el conocimiento de las neurociencias a la aplicación de metodologías dentro de la escuela.

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Teorías evolutivas sobre el cerebro

Siguiendo a una de las más conocidas teorías evolutivas del cerebro, encontramos el modelo de Mac Lean (1997) que lo divide en tres partes, cada una de las cuales posee funciones propias pero con desarrollos y sistemas neurales interconectados.

En primer lugar destaca el cerebro reptiliano, situado en la parte superior de la médula espinal, llamado así por ser el más primitivo e instintivo, el que no podemos controlar, y cuya función es actuar o responder ante amenazas o estados fisiológicos del organism. Por otro lado,  el cerebro límbico, o emocional, que se encuentra envolviendo al anterior y pegado a la corteza cerebral, por lo que codifica las emociones y está muy relacionado con el aprendizaje. Y, finalmente, el neocórtex, o cerebro racional, de más reciente aparición en la evolución humana, y responsable de nuestra consciencia, capacidad de razonamiento y pensamiento lógico, y en cuya parte prefrontal se encuentra la sede de las funciones ejecutivas, que permiten gestionar a los anteriores y tomar las decisiones oportunas.

En los estudios de Mac Lean (1997) se afirma que uno de los grandes retos educativos en la actualidad es saber cuál es el papel que juegan estos “diferentes cerebros” en el aprendizaje, es decir, cómo aprende el cerebro. Del mismo modo, se han estudiado las relaciones que existen entre las emociones y pensamientos, y la capacidad posterior que se tiene de poder ejecutar proyectos de una forma eficaz.

Mora (2013) apuesta por afirmar que el cerebro y, por tanto, los seres humanos, solamente podemos aprender aquello que amamos. Dichas aseveraciones se fundamentan en el hecho de que la puerta de entrada al conocimiento ha de ser la emoción ya que con ella se despierta la curiosidad y se abren las ventanas de la atención, lo que pone en marcha los mecanismos neuronales del aprendizaje y de la memoria.

Las emociones encienden y mantienen la curiosidad y la atención y con ello el interés por el descubrimiento de todo lo que es nuevo, desde un alimento o un enemigo a cualquier aprendizaje en el aula. Las emociones, en definitiva, son la base más importante sobre la que se sustentan todos los procesos de aprendizaje y memoria (Mora, 2013).

Esta nueva aproximación del funcionamiento cerebral a la enseñanza, además de ayudar a potenciar el desarrollo de determinadas habilidades en los estudiantes, ayuda a detectar a aquellos que tienen determinados déficits y ayudarles en su desarrollo máximo de capacidades.

La neurociencia en el aula

Teniendo en cuenta todo lo citado anteriormente, se entiende que las emociones generan una actitud positiva y un acercamiento a aquellas cosas que se consideran favorables, y, por ende, lleva a escapar de situaciones que el cerebro entiende como negativas. Este hecho hace que se plantee uno mismo su papel como docente y el clima que se quiere desarrollar en el aula.

El objetivo principal de la neurodidáctica es sacar el máximo partido del cerebro, conseguir trabajar con todo su potencial, y en ese sentido, ofrece herramientas concretas que se pueden llevar a la práctica docente para poder optimizar tanto el rendimiento del docente como el de los estudiantes (Ibarrola, 2014).

La capacidad del cerebro es algo que está genéticamente programado, pero es el entorno el que determina cómo se aprende y qué talentos se desarrollan. Se debe, por tanto, ir adaptando las circunstancias que se generan a cada edad, para que ese aprendizaje se produzca de la forma óptima (Guillén, 2017).

Se ha señalado que sin emoción no hay curiosidad, no hay atención, no hay aprendizaje, luego ¿cómo se activa la emoción? Podemos apuntar algunas recomendaciones.

 

  • El aprendizaje debe ser divertido. Cuando alguien se divierte con lo que está haciendo, el cuerpo segrega dopamina, un neurotransmisor que activa el circuito cerebral y es responsable de las sensaciones agradables. Provoca “ganas de más”.
  • Individualizar la educación. Descubrir qué es único en cada estudiante, cuál es su potencialidad, qué talentos tiene. La idea es trabajar sobre dicho potencial, y no sobre los déficits que pueda tener.
  • El mejor aprendizaje es el que no se sabe. Se aprende a hablar, a reír, sin saberlo.
  • El error es algo positivo. No se debe entender el error nunca como un fracaso, sino como parte del proyecto de aprendizaje.
  • Diversificando estímulos. Aumentar la cantidad y diversidad de los estímulos que se ofrecen. No solo el “hablar y hablar”, y “pizarra y más pizarra”. La información se aprende mejor cuando llega desde diferentes canales sensoriales.

Thomas Edison, inventor de la bombilla, realizó mil intentos a la hora de lograr que funcionara. Cuando le preguntaron si no se desanimaba ante tanto fracaso, contestó “no he fracasado, he descubierto 999 maneras de cómo no hacerla”. De hecho, no se debe generar temor al fracaso, sino generar experiencias de éxito. Las recompensas hacen que el cerebro funcione mucho mejor, y, de hecho, hay una relación muy estrecha entre el aprendizaje y el placer (cuando segregamos dopamina), entendiendo éste como el que se produce ante una situación agradable.

Emociones  y aprendizaje

Se pueden identificar distintas respuestas del cerebro para una misma emoción, entendiendo las emociones como las reacciones psicofisiológicas que representan modos de adaptación a ciertos estímulos del individuo.

El miedo puede asustar o puede paralizar (ante un examen, por ejemplo). La tristeza puede quitar energía, y bloquear acciones. El enfado puede causar descontrol; la alegría da un impulso vital enorme, aumenta la actividad de la parte del cerebro que inhibe los sentimientos negativos, y genera bienestar para hacer frente a cualquier tarea y con muchas más ganas.

Ahora bien: ¿Qué emoción se quiere despertar en las aulas?

Cuando un estudiante se siente mal, tiene una baja tolerancia a la frustración, y los resultados que obtiene no son los que espera, podemos encontrarnos con dos situaciones:

  • El estudiante ¨se hunde¨: Baja autoestima: ¨No sirvo para nada¨
  • El estudiante ¨se defiende¨: Conducta desafiante, agresiva: ¨La escuela no sirve para nada¨

Ambas posturas indican una mala regulación del estado de ánimo y emociones. Un mismo estudiante puede reaccionar de distintas formas ante una emoción y, de hecho, el mismo estímulo puede provocar reacciones distintas en la misma persona dependiendo de otros factores. Por ejemplo, obtener un 5 como calificación final se puede considerar algo positivo o negativo dependiendo de diversos factores. Si se trata de una asignatura muy difícil, el estudiante estará orgulloso de haberla superado. Pero si se trata de un estudiante que suele obtener sobresalientes, se sentirá frustrado.

Teniendo en cuenta a Guillén (2017), se entiende que la emoción es uno de los medios de comunicación más poderosos que existen. Las emociones encienden y mantienen la curiosidad y atención, y ayudan a que se generen ganas por descubrir todo lo que es nuevo, ya sea en la vida o a través de un nuevo aprendizaje en el aula.

 

Las emociones son el inicio del proceso de aprendizaje. Se puede decir que es la primera etiqueta que se pone a lo nuevo que se va a aprender y, con este etiquetado, se realiza la primera asociación entre emoción y conocimiento que, más tarde, facilitará su evocación. La intensidad de la emoción depende de la importancia que la persona de a la situación en la que está y en cómo piensa que le va a afectar la información que recibe (Ibarrola , 2014).

Para que se dé el aprendizaje, el primer paso es suscitar en el estudiante la curiosidad, es necesario que el que enseña “diga algo” al que aprende. Aquello que es diferente, que destaca en el entorno, que difiere de la monotonía suscita dicha curiosidad y es lo que despierta la emoción. No se puede enseñar nada al estudiante si no se enciende en él previamente la curiosidad. Satisfacer esta curiosidad, mediante el aprendizaje, produce placer y comparte los mismos circuitos cerebrales que el placer biológico.

Todos los docentes, y da igual el nivel educativo, buscan encontrar la fórmula perfecta para llegar a encender la curiosidad de los estudiantes en las aulas. En los primeros años de desarrollo del niño, se aprende a través del juego, y en etapas posteriores, igualmente todo aquello que provoca ganas de jugar despierta emoción. Sea como sea, la curiosidad hace reaccionar de forma positiva, provocando ganas de experimentar, ganas de conocer más acerca de lo que se está descubriendo, de buscar nuevas experiencias.

Estrategias para activar la curiosidad en el aula

Mora (2013) propone algunas estrategias que ayudan a activar la curiosidad en el aula. Pueden ser aplicadas con matices diferentes según nivel educativo y adaptadas al grupo que se tenga delante. Entre ellas destaca:

  • Comenzar la clase con algo provocador: frase, dibujo, pensamiento, o incluso que resulte extraño.
  • Presentar un problema cotidiano al principio para despertar al estudiante.
  • Crear una atmósfera para el diálogo por parte de los estudiantes, que sientan que se les valora y se animen a realizar preguntas, sin ser nunca cuestionados.
  • Dar tiempo para que alguno de ellos desarrolle algún argumento y se vea así motivado para encontrar solución al problema planteado ante los demás.
  • Incentivar a que el estudiante plantee problemas de forma espontánea.
  • Introducir elementos durante la clase que impliquen incongruencia, contradicción, novedad, sorpresa, complejidad, desconcierto, incertidumbre, etc.
  • Intentar que nada provoque la ansiedad en los estudiantes, que les lleve a un bloqueo.
  • Reforzar el mérito y el reconocimiento ante una buena pregunta o resolución.
  • Modular, pero no dirigir la búsqueda de respuestas y menos proporcionar la resolución del problema.
  • Muchos docentes se sirven además del humor como ingrediente fundamental en su día a día en el aula, logrando romper la monotonía y acercarse al estudiante. 

Propuesta didáctica basada en los principios de la Neurodidáctica

La Ley Orgánica 3/2020, de 29 de diciembre, por la que se modifica la Ley Orgánica 2/2006, de 3 de mayo de educación, en su artículo catorcenos dice que se debe realizar un cambio educativo, donde se ponga en práctica metodologías activas y se fomente un uso adecuado de las Tecnologías de la Información y la Comunicación. Por ello, teniendo en cuenta lo investigado, se plantea la siguiente propuesta para llevarlo a cabo en un aula de Educación Infantil.

La actividad planteada para trabajar la Neurodidáctica consiste en un tipo de metodología activa, fundamentada en el aprendizaje basado en proyectos, donde el alumno es el protagonista del proceso de aprendizaje.

Con el aprendizaje basado en proyectos se pretende que el alumno investigue y aprenda a partir de sus experiencias, extrayendo datos y sacando conclusiones. Las tareas que se planifican implican el desarrollo de competencias que dan lugar a un aprendizaje significativo. El aprendizaje se produce cuando el que aprende establece relaciones entre lo que ya sabe y la nueva información o la nueva experiencia.

El principal requisito para que esto se produzca es estar motivado para ello. Hay que tener en cuenta algunas de las condiciones que favorecen el aprendizaje de las ciencias para llevar a cabo esta secuencia de aprendizaje:

  • Los alumnos aprenden si pueden realizar actividades en las que actúan física y mentalmente.
  • Es necesario tener en cuenta que los alumnos ya saben cosas cuando llegan a la escuela infantil.
  • Si los razonamientos infantiles evolucionan hacia el razonamiento científico.
  • El aprendizaje es una construcción personal, pero se aprende junto a otros.
  • El alumno aprende si se encuentra en un ambiente adecuado para ello.
  • Aprendemos con otros utilizando diferentes formas de comunicación.

El arte y las emociones es una gran fuente de motivación para trabajar la Neurodidáctica, por lo que se plantea una propuesta titulada “Emocionarte”  a partir de tres artistas, uno del campo de la música, otro de la fotografía y otro de la escultura.

Secuenciación de la propuesta

Las actividades para desarrollar en una propuesta basada en los principios de intervención deben incluir: motivación e ideas previas, introducción de la nueva información, reflexión y evaluación de lo aprendido y actividades de consolidación de lo aprendido. Si el docente lleva a cabo estas fases, se asegura de que el aprendizaje sea completo, y de esa manera, lograr el propósito de aprendizaje deseado.

Las fases o etapas en los que se dividen las actividades son:

  1. Motivación, intercambio y propuestas. Motivar y comunicar los objetivos con verbalización e intercambio de los modelos iniciales (qué se, qué pienso, qué siento, qué hago, cómo lo expreso)
  2. Introducción de nueva información. Introducción/confrontación de la realidad (nuevos elementos, nuevas relaciones, nuevas variables) ¿Existen otras formas de ver, de pensar, de sentir, de actuar y de expresar?
  3. Estructuración (Reflexión y conclusiones). Reflexión, análisis, anticipación, estructuración y generalización de los nuevos modelos construidos (¿Qué ha cambiado en las formas de ver, de pensar, de sentir, de actuar y de expresar?)
  4. Utilización de lo aprendido. Utilizar lo aprendido en nuevas situaciones para interpretar la realidad. ¿Cómo puedo utilizar estas formas de ver, de pensar, de sentir, de actuar y de expresar? ¿Cómo comunico lo que ahora pienso y sé hacer? ¿Cómo sabré si lo estoy haciendo? 

Fundamentos de la propuesta

El objetivo que persigue esta propuesta es expresar emociones, sentimientos e ideas a través del lenguaje artístico. Esto se hace teniendo en cuenta los principios metodológicos que se recogen en la Ley Orgánica 3/2020, de 29 de diciembre que modifica la Ley Orgánica 2/2006, de 3 de mayo, de Educación.  Estos son aspectos clave en la consecución de las capacidades de los niños, ya que nos indican el cómo enseñarles. En esta etapa, la perspectiva globalizadora se perfila como las más adecuada para que los aprendizajes sean significativos, planteando actividades y juegos que tengan sentido claro para el niño y atendiendo a la diversidad del alumnado.

El niño en el aula debe sentirse bien, por eso es imprescindible una adecuada organización del ambiente, incluyendo espacios, recursos materiales y distribución del tiempo, que permitan al niño socializarse y realizar trabajos en equipo. El centro y las familias son agentes de socialización, cuya finalidad es la formación integral y armónica del niño, por este motivo la colaboración de las familias es tan importante.

Las actividades previas se realizarían en gran grupo. Se plantean tres actividades, una para cada rama del arte. En primer lugar, para trabajar la fotografía, en el patio del colegio los alumnos hacen fotos de ellos mismos jugando para posteriormente analizar las emociones que cada uno de ellos expresaban. En segundo lugar, se reproduce una canción, que se escucha en primer lugar con los ojos cerrados para despertar la imaginación, y posteriormente, se realiza un dibujo y se explica que se ha sentido. En tercer lugar, se trabaja la escultura a través de un juego motor donde se deben imitar las posturas de las figuras con el cuerpo.

Las actividades de la fase de desarrollo se llevan a cabo en gran grupo. Se parten de las ideas previas del alumnado para introducir las nuevas a través de la guía del docente. Para ello, se realiza una presentación sobre los diferentes artísticas y sus técnicas, que los niños relacionan con lo que hicieron en las sesiones anteriores.

Las actividades de aplicación de lo aprendido se realizan de forma individual con el fin de llevar a cabo una evaluación de la enseñanza. Estas actividades se plantean en forma de ficha donde se combinan las ramas artísticas que se han trabajado con los contenidos de las diferentes áreas curriculares que dicta la ley educativa, para así conseguir el principio de la globalización de la educación, lo que conlleva a la consecución del trabajo de la Neuroeducación.

En las actividades de reflexión y conclusiones se diseña una actividad de ampliación para cada área enfocada para trabajar en pequeños grupos. Dentro de las cuales se pueden citar: la creación de un álbum de las emociones con las imágenes realizadas en la primera actividad, un mural grupal siguiendo la técnica de collage y formando la grafía del número que se está trabajando en ese momento con sus imágenes que decora la puerta del aula, juego de memoria con las esculturas trabajas, realización de esculturas con arcilla y un dibujo libre en pequeños grupos que plasme las emociones que cada música hace sentir.

Evaluación de la propuesta

Para evaluar la correcta adquisición del objetivo de la propuesta y de la correcta puesta en marcha de la propuesta, se tiene en cuenta que evaluar en mucho más que medir. Evaluar es acompañar al alumno para que consiga su máximo desarrollo, y siempre mejorar así la calidad de la educación.

La evaluación tiene carácter formativo porque es un instrumento tanto para la mejora de la enseñanza como de la educación. Esta propuesta permite la autoevaluación del propio alumno, la inclusión al trabajar distintas inteligencias y la participación.

 

Además, el arte, la música y las emociones fomentan la creatividad, la imaginación y el pensamiento crítico, que son aspectos fundamentales para el desarrollo neurológico de los alumnos, porque sin emoción no hay aprendizaje.

 

Con todo lo anterior además de la emoción y la curiosidad, se obtiene otro ingrediente fundamental que es la atención, necesaria para aprender y memorizar información que procede del mundo que le rodea.

Un requisito esencial para ser buen profesor es saber captar la atención de los alumnos, y esa habilidad consiste en la capacidad que se tenga para convertir, por ejemplo, la clase en un cuento (si está con los pequeños) o en un relato histórico novelado (con los más mayores). Es decir, un acontecimiento que resulte curioso y atractivo al alumnado, sea cual sea la temática de que trate el aula. Una vez activada la curiosidad en el estudiante, le seguirá la atención sin necesidad de que se le pida.

La escuela tiene que desarrollar nuevas estrategias de enseñanza que tengan en cuenta la diversidad que existe en las aulas, y que además se beneficie de estas diferentes características que tienen sus alumnos.

Cada vez es más necesaria la existencia de profesionales que pongan en práctica métodos educativos distintos, estrategias metodológicas y técnicas innovadoras que nada tienen que ver a las consideradas tradicionales. Se trata de llegar a los contenidos curriculares marcados pero a través de otro camino diferente, saber que se puede llegar a todos los estudiantes, aprovechar sus fortalezas, trabajar con sus emociones, y en definitiva, que existe otra manera de hacer las cosas, más enriquecedora, más motivadora para los estudiantes y para los docentes, y por si esto fuera poco, con mejores resultados.

La pedagogía del siglo XXI no puede ser la misma que la usada hasta la fecha. Los avances del conocimiento del cerebro van a marcar la clave. El aprendizaje debe ser divertido. Debe generar ganas de aprender. Y todo eso es fácil si la enseñanza ofrece todos los estímulos que necesita el cerebro. Hay que impulsar el dialogo entre neurodidáctica y educación, entre emociones y aprendizaje, consiguiendo una escuela de todos y para todo.

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Ana Isabel García Martínez
Graduada en Magisterio de Educación Infantil y Educación Primaria, Ana Isabel tiene la mención en Inglés y en Audición y Lenguaje y es máster en Competencias Docentes Avanzadas. Lorca (Murcia)