Lectoescritura en Educación Infantil

Estudio de los procesos de su aplicación práctica

20207
lectoescritura en educación infantil

Resumen: Realizamos un acercamiento hacia las diferentes metodologías empleadas en la enseñanza de la lectoescritura en la etapa de Educación Infantil, procurando considerar este aprendizaje con la importancia que merece.

Abstract: We’ll take an approach to the different methodologies used in learning both reading and writing skills in Early childhood education, trying to consider it with the importance it deserves.

Palabras clave: Lectoescritura; Educación Infantil; Expresión oral; Expresión escrita; Metodología; Constructivismo.

Keywords: Literacy; Early childhood education; Oral expression, Written expression, Methodology, Constructivism.

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LA LECTOESCRITURA EN EDUCACIÓN INFANTIL
(artículo completo aquí)

Uno de los principales problemas de la educación es el fracaso de muchos alumnos en los conocimientos relativos a la comprensión lectora, y parece que todavía existen centros que no ponen medidas contundentes para evitarlo.

Aprender a leer y escribir no es una tarea fácil para los alumnos, y este aprendizaje requiere, por parte del personal docente, una actuación eficaz, basada en el rigor de los métodos empleados, ya que se trata de una base muy importante que funcionará como pilar principal para muchos otros aprendizajes.

Por ello, hay que cuidar la enseñanza de los procesos empleados en la lectoescritura, siendo imprescindible valorar cuál es la metodología más adecuada para iniciar a los alumnos en el aprendizaje de la lectura y la escritura.

La lectoescritura en Educación Infantil

Hoy día sabemos que enseñar a leer y escribir es imprescindible, considerándose un conocimiento básico para los futuros aprendizajes académicos, pero no siempre fue así. Hubo un tiempo que se consideró que primeramente era necesario aprender a leer para, después, saber escribir.

Aunque los conocimientos y procesos que se desarrollan cuando se lee y se escribe no son los mismos, la lectura y la escritura son habilidades que se suceden como mecanismos interconectados, por eso no es necesario mantenerlos separados en su instrucción, y se considera a ambas destrezas como una sola actividad, llamada lectoescritura.

La lectoescritura se caracteriza, según Montealegre y Forero (2006), por la utilización de signos auxiliares que permiten en la memoria de la persona restablecer alguna imagen, concepto o frase. Esta utilización de dominios es suficiente para transcribir de forma estructurada, clara y coherente las propias ideas.

Cuando al niño le entra curiosidad por comprender el lenguaje escrito, su contexto influye notablemente en el proceso de este aprendizaje; es decir, influye la visión del mundo que le rodea, la cultura que lo envuelve, las interacciones con los demás, la situación social y escolar… y todo lo que determina la estructura mental de la persona que aprende, a la que se va a incorporar la nueva información, en este caso la derivada del aprendizaje lector y escritor.

Es por ello fundamental permitir al niño que se acerque él mismo hacia la lectura, fomentando el autodescubrimiento, el interés y la motivación, que serán los predecesores del disfrute hacia esta actividad.

Asimismo, el acercamiento a la lectoescritura favorece el comienzo de un proceso de participación activa en la propia cultura.

La enseñanza y el aprendizaje de la lectura y la escritura

Para abordar la lectoescritura deben tenerse en cuenta varios factores, como el proceso de adquisición del lenguaje en el individuo y la relación que existe entre los procesos del habla y el desarrollo de la lectura y la escritura, respetando cada uno de los ritmos propios de aprendizaje y evitar, con ello, posibles frustraciones.

Lo fundamental de la enseñanza de la lectoescritura es que el alumno comprenda el contenido de cualquier texto escrito al que se enfrente en el mismo nivel que lo pueda comprender de manera oral. En este sentido, se fundamenta la idea de trabajar los dos ámbitos a la vez, tanto la comprensión lectora como la comprensión de la lengua oral, lo cual implica una serie de procesos específicos tales como el aprendizaje de vocabulario o el uso de inferencias.

En las escuelas se suele observar, gracias a las evaluaciones individualizadas en base a los métodos convencionales normalmente utilizados con los alumnos, que éstos suelen mostrar dificultades de comprensión lectora y de composición escrita (Martínez, 2011), sobre todo en las etapas de la educación básica.

No obstante, en alumnos de niveles superiores, como el universitario, también se  observan dificultades semejantes para la composición de textos académicos, por lo que varias hipótesis intentan explicar el origen de ésta problemática. Una de ellas es señalar que el alumno está “mal formado”, refiriéndose a que en los ciclos anteriores no logró las habilidades propias para la lectura y la escritura y, por tanto, arrastra esas carencias en niveles educativos superiores.

Metodología constructivista

Existen evidencias que demuestran que los niños de tres años pueden llegar a entender fácilmente una narración simbólica de estructura sencilla (Montealegre y Forero, 2016), mientras que niños de cinco años comprenden narraciones mucho más complejas.

Poco a poco, se va desarrollando en los niños la capacidad de utilizar simbolismos mediante el gesto, el garabato y el juego, a través de la representación simbólica de cosas en las actividades lúdicas cotidianas, siendo ahí donde se construyen las bases cognitivas necesarias para la asimilación del lenguaje escrito.

El niño no almacena conocimientos, sino que los construye mediante la interacción con los objetos circundantes (Piaget, 1961), por lo que suele ser más aconsejable una metodología con rasgos constructivistas.

La metodología de corte constructivista se basa en una serie de supuestos, entre los que destacan (Quintero, 2017):

  • No existe el error en sí mismo, sino que los fallos son considerados como fases, pasos que aproximan un poco más al modelo correcto.
  • El aprendizaje de la lectura y la escritura se entiende como la capacidad de saber leer y escribir textos para finalidades diferentes.
  • La lectoescritura se basa en la interpretación y la producción, no en descifrar códigos.

Esta metodología suele comenzar por el tratamiento del nombre propio, al igual que con el conocimiento del nombre de los compañeros de clase. También se suelen trabajar las palabras significativas de cada unidad didáctica, otorgando un matiz globalizado a todo el proceso.

Propuesta didáctica para la expresión escrita

Según Cassany (1990) se pueden distinguir cuatro enfoques metodológicos básicos en la enseñanza de los procesos de la expresión escrita: el apoyado en el estudio analítico de la estructura general de la lengua; el que plantea un trabajo más holístico de la comunicación; el que hace hincapié en el desarrollo del proceso de composición de textos escritos; y, por último, el que se centra en el contenido de los textos para usar el potencial creativo y de aprendizaje de la expresión escrita. Estos enfoques son, respectivamente: Enfoque basado en la gramática; Enfoque basado en las funciones; Enfoque basado en el proceso; Enfoque basado en el contenido.

Enfoque basado en la gramática

Este enfoque se centra en la enseñanza de la expresión en lengua materna, y luego se ajusta para la enseñanza de la escritura en la segunda lengua. Lo fundamental es que para aprender a escribir hay que dominar la gramática, ya que el núcleo de la enseñanza lo establecen precisamente los conocimientos gramaticales de la lengua.

Enfoque basado en las funciones

Comienza en el contexto de la enseñanza de una segunda lengua y, específicamente, en la metodología comunicativa. Sigue un método funcional, pues lo más importante es enseñar una lengua para usarla y comunicarse.

En cuanto a la lengua escrita, la metodología se centra en el estudio de textos, desarrollada por la lingüística.

Enfoque basado en el proceso

En este enfoque lo importante no es enseñar solo cómo debe ser la visión final de un escrito, sino mostrar y aprender las estrategias que hay durante el proceso de creación y redacción. Lo importante en este enfoque es enseñar el conjunto de actitudes hacia el escrito y las habilidades para saber trabajar con las ideas y las palabras.

Enfoque basado en el contenido

Las características fundamentales de este enfoque son:

  • Se le da importancia a lo que dice el texto, al contenido y no a la forma. Interesan si las ideas son claras, si son originales, si están ordenadas, etc.
  • Se escribe sobre algún tema académico, donde las fuentes de escritura son libros, apuntes, artículos, etc.
  • Se distinguen dos secuencias en los ejercicios llevados a cabo en clase. Una primera fase de lectura y comprensión de un tema (tratando al final la elaboración propia de ideas), y una segunda fase que consiste en la producción de un texto escrito.

Mejora de la expresión oral

Baralo (2000) afirma que la expresión oral implica la interacción en un contexto compartido y en una situación donde se intercambian los significados, no teniendo sentido sin la comprensión, sin el procesamiento y sin la interpretación de lo que se ha escuchado.

Por ello, la expresión oral debe entenderse junto a la comprensión oral, entendiendo que la comunicación es un proceso de lectura y escritura que debe continuamente expresarse e interpretarse.

Lo primero es averiguar y entender las dificultades de nuestros alumnos sobre las características del código oral frente al escrito, y así poder diseñar actividades didácticas más eficaces y fundamentadas. Investigar e interesarse por los cambios que puede ir sufriendo la expresión oral debido a los hábitos sociales y, así, saber actuar en consecuencia.

Según comenta López (1983), utilizar el diálogo como estrategia didáctica es una muy buena forma de abordar la enseñanza y el aprendizaje de la Lengua y la Literatura en todos los niveles educativos, pues no hay nada más obvio que saber que a hablar se aprende hablando. Además, cuando los alumnos comparten opiniones o dialogan sobre algún aspecto se facilita que se manifiesten diversos conocimientos que enriquecen a todo el grupo clase.

Estrategias para el desarrollo de la expresión oral

Principalmente, las técnicas usadas en el aula para desarrollar la expresión oral deberían estar condicionadas por la competencia comunicativa de los hablantes que han de recibirlas, por lo que lo más conveniente es tener en cuenta el nivel que ha alcanzado el alumnado para usar con él unas u otras estrategias.

Tal y como expone Reyzábal (1993), la lengua oral, al igual que cualquier aprendizaje, se sirve de unas estrategias que ayudarán al individuo a alcanzar la competencia comunicativa, destacando:

  • Estrategias de autoafirmación: Son las que se apoyan en la manifestación de opiniones, la defensa de los derechos, el uso de argumentos para justificar comportamientos, etc.
  • Estrategias de regulación: Se materializan con la colaboración entre los demás, dando instrucciones o guiando la propia actividad.
  • Estrategias de relación temporal: Relatar experiencias del pasado, indicar acciones presentes, secuenciar actos y vaticinar acontecimientos.
  • Estrategias de descripción espacial: Las que se valen de descripciones tanto de lugares como de situaciones o ubicaciones.
  • Estrategias de argumentación: Explicación de conceptos, relacionando causa y efecto, comparando, deduciendo, realizando hipótesis…
  • Estrategias de proyección: Se relacionan con el reconocimiento de los sentimientos y la diferenciación con los de los otros.
  • Estrategias de simulación: Imaginar consecuencias, formular condicionales, relatar necesidades y consecuencias.
  • Estrategias de creación: Elaborar propuestas nuevas, innovar, elaborar conclusiones personales…

En definitiva, el trabajo sobre el lenguaje, ya sea oral o escrito, es una labor que desde la escuela puede y debe abordarse desde muchas perspectivas.

Técnicas como la entrevista, el debate o la conversación suponen la creación de ambientes propicios al desarrollo del lenguaje a otros niveles que tal vez de forma natural o espontánea no podrían alcanzarse.

Deben generarse continuamente oportunidades en los alumnos para facilitar su expresión y el diálogo, además de trabajar el interés hacia la lectura. Todo esto podrá facilitarse mediante las técnicas mencionadas, el trabajo en equipo y la motivación constante.

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Elisabet García Giner
Elisabet es Graduada en Magisterio de Educación Infantil y Técnico Superior en Educación Infantil (Lorca, Murcia)