RESUMEN: En este artículo intentaré traducir las pautas que nos llegan desde Europa y desde la legislación española a la práctica docente. Las competencias han venido para quedarse y no son una moda más en el panorama psicopedagógico, pero los docentes necesitamos conocerlas y sobre todo saber aplicarlas en la práctica educativa. Esto se vuelve más necesario si cabe con las nuevas restricciones que nos impone la pandemia a nivel organizativo y relacional en los centros educativos.
Palabras clave: competencias clave; definición; metodología; evaluación.
ABSTRACT: Throughout this article I will try to translate the guidelines that come to us from Europe and from Spanish legislation to teaching practice. Competences have come to stay and are not just another fad in the psychopedagogical panorama, but teachers need to know them and above all know how to apply them in educational practice. This becomes more necessary if possible with the new restrictions imposed by the pandemic at the organizational and relational level in educational centers.
Keywords: Key competences; definition; methodology; assessment.
COMPETENCIAS CLAVE EN TIEMPOS DE PANDEMIA
La pandemia del COVID-19 obligó por primera vez, en la vida de muchos alumnos y docentes, a interrumpir el curso escolar presencial y a “repensar” la enseñanza-aprendizaje de un día para otro. Todo esto ocurrió sin contar con el desigual nivel de competencia digital, tanto entre los docentes, como entre el alumnado y sus familias. En ese periodo de “comunicación telemática”, que marcó casi tres meses de nuestras vidas, se siguieron trabajando las competencias clave y ahora, con las nuevas restricciones higiénicas y con los distintos escenarios en cada Comunidad Autónoma, se hace necesario volver a reflexionar acerca de cómo podemos sacar el máximo partido posible al trabajo por competencias clave, tanto en el aula como fuera de ella.
Las Competencias Clave en tiempos de Pandemia #CEdRevistaDigitalDocente Share on XÍndice de contenidos
Las competencias clave, una definición práctica
Como afirman Zabala y Arnau (2007)
“la competencia, en el ámbito de la educación escolar, ha de identificar aquello que necesita cualquier persona para dar respuesta a los problemas a los que se enfrentará a lo largo de su vida. Por lo tanto, la competencia consistirá en la intervención eficaz en los diferentes ámbitos de la vida, mediante acciones en las que se movilizan, al mismo tiempo y de manera interrelacionada, componentes actitudinales, procedimentales y conceptuales”
Tal como expone esta definición de las competencias, se trata de un conocimiento en la práctica y que debe interrelacionar los tres tipos de componentes que todo conocimiento tiene. El problema que nos encontramos una y otra vez es la predominancia en la escuela actual de los componentes conceptuales frente a los procedimentales y a los actitudinales. En este sentido, enseñar por competencias requiere ir mucho más allá de las áreas tanto en primaria como de las materias en secundaria y enfrentarnos a un nuevo modelo integrado que haga referencia a la metodología y a la evaluación.
Las siete competencias clave
Tal como aparecen en la Ley Orgánica 8/2013 para la Mejora de la Calidad Educativa, nos encontramos con las siguientes competencias clave, cuya definición es necesario conocer para poder aplicar y enseñar. Si se desconocen cuáles son las competencias, que es la máxima aspiración del sistema educativo, ¿Cómo vamos a ser capaces de diseñar metodologías para enseñarlas y técnicas para evaluarlas?
A continuación, se exponen brevemente todas y cada una de ellas, con una definición personal y aplicada.
Competencia lingüística: se refiere a la capacidad para usar el lenguaje, ya sea la lengua materna o la lengua extranjera. En las recomendaciones del Consejo de Europa esta competencia está dividida en dos, competencia en lengua materna y en lengua extranjera. El lenguaje a nivel competencial engloba la capacidad para expresar nuestras propias ideas y las ajenas, para relacionarnos con otras personas y para gestionar nuestras propias emociones y conductas.
Competencia matemática, ciencia y tecnología: esta competencia aúna dos que anteriormente se definían de forma separada, la matemática y la relacionada con el entorno más cercano. Se refiere al razonamiento matemático, al conocimiento y al saber hacer científico, a lo relacionado con la tecnología y con el conocimiento científico del entorno.
Competencia social y cívica: esencial para poder funcionar en el mundo actual. Esta competencia nos ayuda a actuar como ciudadanos en un mundo ordenado, con civismo y con habilidades sociales que nos permitan vivir en una sociedad democrática y participativa.
Competencia en conciencia y expresiones culturales: hace referencia a las habilidades más artísticas, a esa conciencia cultural sin la cual no podemos apreciar el arte y la estética de lo que nos rodea. Nos permite ser conscientes del arte, de la música, de la plástica que nos rodea y, en sus niveles avanzados, de crearla. Hace referencia a más de una cultura e implica la “apertura de miras” que las expresiones culturales fomentan.
Competencia de aprender a aprender: se trata de un metaconocimiento sobre nuestra propia capacidad de aprender. Implica el aprender continuo durante toda la vida (longlife learning). Hace referencia a la “cultura del aprendizaje” (Monereo, 2001) en la que estamos inmersos.
Competencia digital: conjunto de conocimientos, habilidades y actitudes que nos hace enfrentarnos, adaptarnos y enriquecernos a través de la tecnología y de las ciencias de la información. Actualmente en boga por el auge de la enseñanza a distancia, a consecuencia del confinamiento, y por la legislación recientemente aparecida que anima a los docentes a certificar su competencia digital según la Resolución de 2 de julio de 2020, de la Dirección General de Evaluación y Cooperación Territorial, por la que se publica el Acuerdo de la Conferencia Sectorial de Educación sobre el marco de referencia de la competencia digital docente.
Competencia de iniciativa y espíritu emprendedor: se trata de la antigua competencia de autonomía, por la que la persona es capaz de tomar la iniciativa y de emprender, según sus características individuales, asumiendo los riesgos a su nivel y adoptando las decisiones oportunas para convertir sus ideas en actos. Se refiere a la creatividad y a la capacidad de crear, gestionar y llevar a cabo proyectos.
Abordemos ahora su vinculación con la práctica educativa, aspecto docente de máximo interés.
Las competencias clave y su práctica educativa
Una vez definida cada competencia, abordaremos cómo podemos trabajar con ellas en el contexto educativo actual, con sus ventajas y sus inconvenientes, todo ello desde una perspectiva sistémica que aborde el centro en su conjunto, el aula como unidad independiente pero interrelacionada y el plano individual del alumnado como persona.
La pandemia ha traído consigo multitud de cambios que afectan principalmente a la situación de enseñanza-aprendizaje. Mientras que antes de la llegada del coronavirus, los docentes de los niveles más elementales de la educación (infantil y primaria) teníamos una serie de prácticas educativas implícitas (compartir los materiales, darse la mano o abrazarse para solucionar conflictos, organizar la clase en rincones rotativos, etc.), con la llegada de las nuevas instrucciones de higiene y los distintos escenarios de contagio, todo ello se ha visto detenido y cambiado de forma radical.
Cabe la tentación, en esta época dura para la enseñanza y los docentes, de dejar relegadas las competencias clave para un momento “más amable”, centrándonos en una enseñanza de conceptos más bien aséptica para evitar conflictos o contagios. Sin embargo, esto sería al largo plazo contraproducente y produciría una generación de alumnos no suficientemente preparados que comenzó con el confinamiento que tuvo lugar en el ámbito nacional en el 2020.
Para que esto no sea así, los docentes, aún con las restricciones necesarias y pertinentes de las autoridades educativas debemos trabajar aún con más ímpetu en la adquisición de las competencias clave por parte de nuestro alumnado.
Siguiendo la teoría ecológico-sistémica de Bronfenbrenner (1987) pasaré a abordar el planteamiento práctico de las competencias clave a nivel de centro escolar.
Las competencias clave a nivel de centro
Como docente en un centro educativo, cualquier nuevo abordaje supone el trabajar de forma coordinada, llevando la sugerencia siempre a tu equipo de ciclo[1], para que sea trasladada, si se considera pertinente a la comisión de coordinación pedagógica[2] (a partir de ahora CCP) para su consideración y debate conjunto.
Una vez la CCP decide que es pertinente abordar la profundización en las competencias clave, tendrá que reunirse el equipo docente de ciclo y reflexionar acerca de las conexiones entre los objetivos generales de etapa y las competencias clave anteriormente citadas, para tener una visión de conjunto sobre su contribución. Posteriormente, se reflexionará y debatirá acerca de las aportaciones de cada competencia a cada una de las áreas, teniendo en cuenta que cada competencia está presente en más de un área. Por ejemplo, en matemáticas es fundamental la competencia matemática, pero la competencia digital se trabajará también si colgamos las tareas en la plataforma Educamadrid[3] a través de un curso MOODLE, la competencia de aprender a aprender y la de iniciativa y espíritu emprendedor está siempre presente a la hora de encontrar la motivación para resolver un problema matemático. La competencia lingüística permite comprender el enunciado de dicho problema y ser capaz de articularlo verbalmente y después numéricamente si debo explicarlo, y así sucesivamente.
Estas reflexiones iniciales abrirán el debate hacia lo esencial de la cuestión competencial, que es cómo enseñarlas y evaluarlas en el contexto de aula.
Las competencias clave a nivel de aula
En este apartado existen dos aspectos clave en la práctica docente: la metodología y la evaluación. Abordaremos con detenimiento cada uno de ellos.
- Metodología
La metodología es uno de los pocos elementos no prescriptivos de nuestro currículo actual, por lo que deja bastante maniobra a la creatividad y al buen hacer del docente. Existen multitud de metodologías que fomentan la adquisición de competencias y que pueden ser aplicadas en un contexto de pandemia con ciertas adaptaciones como las dinámicas cooperativas, el aprendizaje por proyectos o centros de interés, las Comunidades de aprendizaje (Flecha, 2009), las tutorías entre iguales, las salidas didácticas aplicadas, el análisis de casos o las simulaciones.
Sin ánimo de ser exhaustivos, se analizarán tres de ellas:
Flipped classroom o clase invertida: Al dar la vuelta a la clase lo que se hace es trasladar fuera del aula la exposición de contenidos, proporcionándoselos a los alumnos en forma de documentos, vídeos, etc. y son ellos quienes deben revisarlos antes de la clase. De este modo, cada estudiante puede dedicar el tiempo que necesite para comprender estos aspectos: puede volver a leer, pasar el vídeo adelante y atrás, revisar los ejemplos, etc. Después, la clase se dedica a trabajar los contenidos con más profundidad y ampliarlos, habiendo tiempo también para aclarar dudas, identificar errores y resolver los malentendidos que puedan quedar. Las tareas que se realizan en clase, y que trabajan los niveles cognitivos de orden superior, son las que más dificultades pueden presentar para los estudiantes; al tener lugar en el aula, cuentan con el apoyo de los compañeros y del profesor(Andrés, 2016).
En tiempos de pandemia, es una metodología que trabaja especialmente la competencia de aprender a aprender, ya que el alumno se enfrenta con sus estrategias al trabajo individual con el apoyo de los materiales que el profesor determine.
La competencia digital también se pone en juego, ya que normalmente utilizaremos alguna plataforma para alojar los videos y/o los documentos, siendo siempre la recomendada por la Consejería de Educación de la Comunidad de Madrid, la de Educamadrid, por la alta seguridad que proporciona respecto a los datos de los menores.
Gamificación o el uso de elementos lúdicos en entornos educativos o de otro tipo. A través de la gamificación en el aula, se pueden trabajar prácticamente todas las competencias clave. Actualmente, el uso compartido de tablets o chromebooks en el aula para utilizar aplicaciones o juegos educativos que complementen la clase presencial, puede ser interesante siempre y cuando se respeten las medidas higiénicas pertinentes (distancia de seguridad, mascarillas y desinfección).
Las Nuevas Tecnologías de la Información y Comunicación aportan un gran valor añadido, ya que el alumno aprende siempre mejor cuando juega. A través de la gamificación, en líneas generales, se estarían trabajando la competencia de iniciativa y espíritu emprendedor ya que se enseña al alumno a jugar y a aprender de forma autónoma. La competencia lingüística y matemática se trabajaría en función de los contenidos.
En el mercado nos encontramos con aplicaciones educativas de todo tipo que incluso han llegado a desbordar a docentes y familias durante el periodo de confinamiento debido a su ingente número. Son una herramienta más, que complementa el aprendizaje, pero no sustituyen en ningún momento ni al docente ni a la clase presencial (Ortiz-Colón, Jordán, & Agredal, 2018).
Portfolio educativo: es una herramienta que puede ser utilizada a nivel transversal por todos los docentes que imparten un mismo nivel. En este portfolio se recogen los trabajos realizados por cada alumno de distintas áreas y se puede ver su evolución.
El portfolio educativo ha servido durante los últimos cuarenta años tanto como recurso para alumnos como para docentes con el fin de recopilar y presentar evidencias del propio trabajo y progreso hasta convertirse incluso en una herramienta para la evaluación.(Carrasquer, 2012).
En tiempos de pandemia, para evitar pasar el portfolio de papel de una mano a otra, se pueden elaborar de forma electrónica, con un procesador de textos y almacenados en un blog del profesor o en la nube del centro, en algún lugar que cumpla con la normativa de protección de datos.
- Evaluación
La evaluación de las competencias es verdaderamente importante llegados a este punto. El uso conjunto y coordinado de las mismas rúbricas por parte del equipo docente, para evaluar aspectos semejantes, se convierte en algo necesario.
Estas rúbricas, en tiempos de pandemia, deberán evaluar también aspectos higiénicos como uso de la mascarilla durante el trabajo en equipo, o mantenimiento de la distancia personal. Igualmente, se deberá evitar el compartir material entre los miembros de un mismo equipo, desinfectando cualquier utensilio que haya podido ser utilizado por más de una persona.
A la hora de exponer las presentaciones orales, se hará uso de la mascarilla y/o manteniendo la distancia personal, en función de las exigencias de la pandemia. Se recogerán estos aspectos en las rúbricas de trabajo en equipo y de exposición oral, así como otros aspectos como entonación, transmisión de ideas, empatía con la audiencia, lenguaje verbal y no verbal, etc.
Se podrá adjuntar a las calificaciones (sin carácter oficial) un boletín informativo con la evaluación de las competencias del alumno, describiendo sus aspectos negativos y positivos y dando sugerencias de mejora, por ejemplo, a la hora de transmitir la información, de resolver conflictos, de comunicar verbalmente, etc.
En estos tiempos en los que la enseñanza se ha vuelto “aséptica”, unas valoraciones sobre las competencias de cada alumno/a son de gran información tanto para el alumno, que ve cómo el profesor valora su trabajo, como para las familias, que reciben información cualitativa y no sólo cuantitativa.
Si hemos tratado de enseñar sin olvidar las competencias tendremos que evaluar sin dejarlas de lado. Esto es aún más importante si estamos en algún curso en el que vaya a tener lugar una prueba de evaluación. Por ejemplo, en la Comunidad de Madrid la prueba de 6º de Primaria y en la Educación Secundaria Obligatoria la prueba de PISA. Tanto en una como en otra prueba, se plantean situaciones problema que el alumno debe resolver integrando todos los conocimientos, habilidades y destrezas que posee, en un saber decir, saber ser y saber hacer.
Las competencias clave a nivel individual y en el ámbito familiar
Para cada persona, el aprendizaje a lo largo de la vida y el seguir trabajando en la adquisición de las competencias clave, primero en el ámbito académico y después en el profesional, debe ser el objetivo último a conseguir. En este sentido, la familia, como lugar en el que nos desarrollamos como individuos y donde somos especialmente considerados, se convierte en un lugar privilegiado para ello. Desde la escuela, los docentes deberemos guiar a las familias para que se conviertan en “potenciadores” de las competencias de sus hijos. Para ello La Confederación española de Asociaciones de Padres y Madres del alumnado (CEAPA)[6] creó para el 2020 el calendario “Las competencias clave para el aprendizaje permanente” con ideas creativas y diarias para trabajar las competencias en familia.
Importancia de las competencias clave
Como establece la Resolución de 2 de julio de 2020, “la Recomendación del Consejo Europeo de 22 de mayo de 2018 relativa a las competencias clave para el aprendizaje permanente incluye la competencia digital, junto con la lectoescritura y el cálculo, entre las capacidades básicas a las que se debe prestar especial atención. Asimismo, destaca el uso adecuado de las tecnologías digitales en los contextos de la educación, la formación y el aprendizaje para facilitar la adquisición y desarrollo de las competencias clave y apoya la iniciativa de la Comisión Europea de promover la creación de marcos de competencias específicas”.
Las competencias clave deben estar reflejadas en todos los documentos de centro, tanto en el Proyecto Educativo de Centro que es el que guía todas las actuaciones posteriores en un centro educativo, como en el Plan de Atención a la Diversidad o en el Plan de Convivencia.
Se puede decir que las competencias se convierten en un lenguaje claro y unificado, con el que concretar y especificar las características de un nuevo ciudadano activo y participativo en la sociedad que nos rodea.
Para concluir, tal como afirma Zabala
la enseñanza basada en competencias puede ser una nueva oportunidad para que el sistema educativo afronte una educación desde una visión racional, comprometida, responsable y global para la formación de una ciudadanía. Una oportunidad para que la educación redescubra su potencialidad como medio esencial, junto con otros, para la mejora de la persona y de la sociedad (Zabala, 2007)
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