A la hora de hablar de la posible inclusión de la didáctica del patrimonio artístico y cultural en el ámbito educativo debemos plantearnos, en primer lugar, qué entendemos por patrimonio y por qué es necesario su tratamiento en el aula. Posteriormente, y habiendo dado respuesta a estas dos cuestiones, los docentes deben realizar la labor de incluir dichos contenidos en el desarrollo del proceso de enseñanza-aprendizaje, comprendiendo cuál es el valor de los mismos.
La didáctica del patrimonio artístico y cultural #CEdRevistaDigitalDocente Share on XDIDÁCTICA DEL PATRIMONIO ARTÍSTICO Y CULTURAL
Índice de contenidos
La cientificidad de las Ciencias Sociales es algo innegable por diversos motivos, entre los cuales destaca que ella misma adoptar la aplicación del método científico en su estudio pero conlleva una serie de dificultades consigo. Según Prats (2003), las Ciencias Sociales son una unidad formada a partir de la diversidad, por lo que no se puede hablar de una única y exclusiva Ciencia Social, pues el estudio de todo lo relacionado con la acción y presencia del ser humano se nutre de la investigación por parte de una gran diversidad de disciplinas específicas diferentes.
El Patrimonio se considera como el conjunto de todos aquellos bienes materiales e inmateriales producidos por la Humanidad y que contribuyen a la configuración de toda la civilización universal. Por lo tanto, y como iniciación a la comprensión sobre qué entendemos por patrimonio, debemos incluirlo dentro de las llamadas Ciencias Sociales.
De igual forma que se asentó una Didáctica de las Ciencias Sociales, se está configurando a día de hoy también una didáctica del patrimonio. Esta didáctica confiere a las Ciencias Sociales un carácter de ciencia aplicada y un carácter tecnológico. El carácter de aplicabilidad se relaciona con su función social y el carácter tecnológico con el empleo y aplicación de modelos de análisis metodológicos.
A continuación mostraremos cómo el aprendizaje del patrimonio conlleva todos estos aspectos.
Didáctica del patrimonio
A pesar de que el patrimonio es considerado una Ciencia Social, Fontal (2013) afirma que el desarrollo de su didáctica adolece de toda una serie de ausencias, haciendo hincapié en la falta de proyectos y diseños educativos consistentes, que permitan asentar una base sólida y definida para la didáctica del patrimonio, así como una ausencia de evaluación sobre la intervención educativa en este campo, y una adaptabilidad de los programas para personas con diferentes discapacidades.
Todo esto puede solventarse si comprendemos el propio patrimonio, siendo conscientes que nos pertenece, y que no sólo debe ser desarrollado este aprendizaje a través de acciones concretas, llevadas a cabo por museos o asociaciones, si no que su inclusión en la educación debe ser contundente. Como afirma Arias (2013), podríamos utilizar el patrimonio artístico como herramienta didáctica de las Ciencias Sociales.
Como hemos mencionado anteriormente, la didáctica de las Ciencias Sociales y, a su vez, la didáctica del patrimonio, implican en su desarrollo una aplicación pragmática y una función puramente social. Obviamente, el patrimonio artístico y cultural adquiere ese valor social porque así lo concibe la ciudadanía, es decir, cuando la civilización establece una conexión con el patrimonio y lo considera suyo, adquiere un valor. Por ello, la función educativa es fundamental, ya que sin esa comprensión del patrimonio la conexión no se establecería.
El patrimonio tiene una serie de valores estáticos (histórico, arqueológico, etnográfico…) pero también valores relacionados con las visiones personales como el estético, el emotivo, etc. (Fontal, 29013). Dichos valores coinciden, en gran parte con lo que determina la actual Ley orgánica 8/2013, de 9 de diciembre, para la Mejora de la Calidad Educativa, manteniendo entre los objetivos establecidos para la etapa de Educación Secundaria Obligatoria y del Bachillerato: Conocer, valorar y respetar los aspectos básicos de la cultura y la historia propias y de los demás, así como el patrimonio artístico y cultural; Apreciar la creación artística y comprender el lenguaje de las distintas manifestaciones artísticas, utilizando diversos medios de expresión y representación; Desarrollar la sensibilidad artística y literaria, así como el criterio estético, como fuentes de formación y enriquecimiento cultural.
En esta enumeración se incluyen tres aspectos fundamentales en el aprendizaje del patrimonio, conceptos, procedimientos y valores, que no dejan de hacer referencia a las cualidades que como ciencia se le adjudican a la Didáctica de las Ciencias Sociales. Además, nos están indicando la importancia del patrimonio para la sociedad y la necesidad de que los alumnos, en la etapa de Educación Secundaria Obligatoria, ya asuman esa comprensión del patrimonio artístico y cultural, para después en el Bachillerato, o en el desarrollo de su vida adulta, afiancen el valor de protección del mismo.
Pero la inclusión del Patrimonio en los marcos legales educativos no queda simplemente reflejada en esta enumeración de objetivos, si no que viene reforzada por el desarrollo e integración, en el Real Decreto 1105/2014, de 26 de diciembre, por el que se establece el currículo básico de la Educación Secundaria Obligatoria y del Bachillerato, de las competencias del currículo, entre las cuales se encuentra la competencia en conciencia y expresiones culturales.
El desarrollo de esta competencia implica todo lo anteriormente mencionado, haciendo hincapié en que la comprensión de las manifestaciones artísticas y culturales nos conducirá a establecer esa conexión con el patrimonio (bienes materiales e inmateriales), considerándolo como parte de la riqueza de la civilización. Finalmente todo el proceso conducirá al fin último y más importante: el desarrollo de un interés por contribuir a la conservación de dicho patrimonio, no sólo a escala local o nacional, sino mundial.
Presencia del patrimonio artístico y cultural en las aulas de Educación Secundaria Obligatoria y Bachillerato
En la etapa de Educación Secundaria Obligatoria se establecen contenidos relacionados con manifestaciones artísticas y culturales en aquellas disciplinas consideradas como pertenecientes a las Ciencias Sociales. Así, encontramos dichos contenidos en las disciplinas de Geografía e Historia. De igual forma en el desarrollo del Bachillerato se incluyen esos contenidos, estableciéndose materias como la Historia del Arte.
La inclusión de este tipo de contenidos tiene como objetivo estudiar las manifestaciones culturales y artísticas para que se valore y difunda el patrimonio al comprenderlo a través de la aplicación del método científico. Dichas manifestaciones en relación con el devenir histórico nos muestran que dependen de cada época y cada contexto social y son el reflejo de las mentalidades humanas que van cambiando a lo largo de los siglos, así como sucede con las creaciones artísticas, por ello establecemos una división en “estilos” que no dejan de ser esos cambios en las mentalidades. Démonos cuenta de cómo esto ya nos está indicando la interdisciplinariedad que conlleva el estudio del patrimonio artístico y cultural.
Fundamentalmente, el objeto de estudio es la obra de arte, entendiéndola como creación humana, y para dicho estudio es necesario esa aplicación del método científico que nos permite “observarla” e “interpretarla”, descifrar sus códigos ocultos. Esta comprensión nos conducirá al tan ansiado valor de respeto y conciencia de conservación del patrimonio.
Por todo esto, los saberes enciclopédicos como primer acercamiento a estos contenidos son absolutamente erróneos, al igual que la memorización de nombres artísticos, títulos de obras de arte o cronologías. Lo fundamental es la capacidad de observación y la extracción de ideas esenciales, a partir del aprendizaje de una serie de premisas relacionadas con lo formal y una comprensión de las mentalidades de cada época, que conducen a la gestación de un arquetipo de creaciones con características comunes.
Obviamente, todo esto se logra a través de la aplicación de un método de análisis de la creación artística que parta de lo concreto a lo general, es decir, mediante un análisis inductivo. Debemos evitar aquellas actividades, modelo pedagógicos o metodologías que conduzcan a una catalogación de la obra como primer paso en su conocimiento, ya que estamos promoviendo ese aprendizaje memorístico y no la extracción de conceptos a partir de la observación de la creación artística.
El método de análisis de obras de arte ideal partiría del análisis formal de las mismas para, posteriormente, indicar estilo, época, contexto histórico-social, autor, etc. Es decir, a partir de lo observado, de las características que presenta la obra, hacer que los observadores sean capaces de adjudicarle un periodo y un estilo concreto. Haciendo esto, los docentes alentarán el interés por el conocimiento del patrimonio artístico, ya que los alumnos serán capaces de observar, analizar y contextualizar cualquier creación humana.
Finalmente, podría educarse en el gusto estético y el juicio crítico de obras, de tal forma que, a partir de la comprensión de lo que se está observando, los alumnos puedan emitir opiniones sobre o que estudian, fundamentadas en el respeto hacia cualquier tipo de manifestación artística.
Si se siguen estas recomendaciones se fomentará, como ya hemos mencionado, la comprensión del patrimonio que nos rodea y que forma parte de nosotros, para así entender la necesidad de su protección y difusión.
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El artículo La didáctica del patrimonio artístico y cultural. La importancia de su inclusión curricular forma parte del número 6 de Campus Educación Revista Digital Docente un proyecto destinado a la divulgación de publicaciones de carácter educativo que permite la difusión del conocimiento y pretende el enriquecimiento de toda la comunidad educativa.