Resumen: En este trabajo se describen los rasgos que presentan los psicópatas y se explica el hecho de que casi siempre pasen desapercibidos. Se comenta la importancia que tiene el tema a nivel individual, familiar y social por ser los psicópatas relativamente abundantes y porque su influjo es en todos los ámbitos grande, aunque esté soterrado. Dada su relevancia, se propone que el tema sea tratado en la etapa de Bachillerato, ofreciendo información amplia, actual y variada para preparar clases sobre tan importante cuestión.

 

Palabras clave: Psicopatía; Personalidad psicópata; Piscología; Bachillerato; Prevalencia; Contacto cero.

 

Abstract: This paper describes the traits that psychopaths present and explains the fact that they almost always go unnoticed. The importance of the topic at an individual, family, and social level is discussed because psychopaths are relatively abundant and because their influence is great in all areas, even if it is buried. Given its relevance, it is proposed that the topic be addressed in the Secondary Education, offering extensive, current, and varied information to prepare classes on such an important issue.

 

Keywords: Psychopathy; Psycopathic personality; Psicology; Secondary Education; Prevalence; Zero contact.

INFORMACIÓN CONFUSA Y EDUCACIÓN SOBRE PSICOPATÍA

Información clara sobre este importante tema resulta difícil de encontrar. Por ello, el desconocimiento sobre la psicopatía es manifiesto y la desinformación habitual. En internet abundan las entradas sobre esta materia, pero esa información suele ser incompleta, abstrusa y sesgada, en parte por lo difícil del tema, en parte por el afán de notoriedad de divulgadores mal documentados y en parte por la intervención de los propios psicópatas en su continuo afán por desvirtuar la realidad para permanecer ocultos. A su vez, la educación sobre psicopatía brilla por su ausencia en las aulas, a cualquier edad y nivel, incluso en las facultades de psicología y psiquiatría, por muy paradójico que esto suene.

Información confusa y educación sobre psicopatía #CedRevistaDigitalDocente Share on X

El tema es muy relevante a nivel individual, familiar y social, pues puede afectar gravemente a quienes vivan en atmósferas psicopáticas, no las detecten a tiempo y queden atrapados sin querer ni poder escapar de tan pernicioso influjo. Por ello urge dar a conocer información veraz y precisa sobre la materia. Conviene aprovechar que vivimos en una sociedad culta para hacerlo a través de todas las vías posibles. Este trabajo pretende contribuir un poco a tan importante tarea. El tema es crucial para saber desenvolverse en la vida, para saber establecer la distancia de seguridad con personas sospechosas de ser psicópatas, antes de caer atrapados en sus funestas redes.

Un psicópata es una persona con unos rasgos muy marcados pero que son difíciles de descubrir porque el propio psicópata los oculta, es decir, los mantiene escondidos la mayor parte del tiempo. De una manera sucinta estos rasgos son los siguientes: soberbia; egolatría; narcisismo; insensibilidad hacia los demás; empatía nula; crueldad; cosificación; victimismo; vaciedad emocional; mucha capacidad de actuar, de mentir, de persuadir, de seducir y de manipular; mucha capacidad para disfrazarse de persona común; tendente al parasitismo y al maltrato; en búsqueda del poder por el poder; con necesidades especiales para nutrir su orgullo. Con estas características se comprende que un psicópata pueda resultar muy perjudicial y peligroso para la pareja, para la familia, en el lugar de trabajo o en la sociedad, siempre que manifieste tales inclinaciones negativas en los lugares y con las personas indicadas. Para no verse perjudicado por su accionar nocivo interesa el distanciamiento físico y psíquico pleno, es decir, el contacto cero.

Algunos cálculos

Hay muchos más psicópatas de los que imaginamos. Según la escuela argentina de psicopatía (una de las más importantes en la actualidad) alrededor del 3 % de la población es psicópata. Aunque se trate de una cifra aproximada sujeta a continua revisión y discusión (Sanz-García et al (2021), ningún autor rebaja esta cifra del 0,5 % ni la sobrepasa del 7 %. Así es que quedémonos con ese tres por ciento para realizar unos sencillos cálculos que nos orienten sobre la magnitud del problema.

¿Cuántos psicópatas hay en España? Vamos a trabajar con números redondos, fáciles de retener. En una población de 47 millones resulta que hay cerca de millón y medio de psicópatas. Ante semejante cifra, tan elevada, surgen casi de inmediato unas ideas que actúan como eficaz (pero peligrosa) cortina de humo para procurarnos tranquilidad: “Se trata de una exageración. No serán tantos.” o “Eso será en otros países menos civilizados.” o “Puede que haya tantos, pero se estarán incluyendo en ese número a muchas personas que son poco psicópatas.” Y el asunto queda así zanjado en falso, porque no existen psicópatas “poco” psicópatas. Una persona es o no es psicópata, y si lo es posee los mismos rasgos psicopáticos que el psicópata más psicópata que nos podamos imaginar.

Las personas comunes (es decir, unos 46 millones de españoles) somos ciegos ante la presencia de psicópatas. No los vemos; somos incapaces de detectarlos. Conforme a estas cifras, hay aproximadamente un millón y medio de psicópatas ocultos pululando libremente por ahí, conviviendo entre nosotros como si tal cosa y… ¡nosotros sin saberlo! Esta idea resulta perturbadora. Da cierto miedo, pero tampoco es cuestión de exagerar y de encerrarse en casa para no toparse con ninguno. Los psicópatas suelen mostrarse encantadores la mayoría de las veces. De lo contrario, si cometiesen actos psicopáticos graves a diestro y siniestro, serían muy fáciles de detectar. Incluso los que nos parecen más malvados y extremos (asesinos y violadores en serie, pederastas) dosifican sus actos psicopáticos astutamente para pasar desapercibidos, para no ser detectados. Muchas veces lo consiguen, otras no. Cuando se los descubre un día y se los detiene, suelen ser personas bien adultas (con veinte, treinta o más años) y, aparentemente, normales. Pero con anterioridad al acto que les ha delatado, ¿cómo eran?; ¿acaso unos santos transformados repentinamente en monstruos por arte de magia…? ¡No, nada de eso! Nacieron psicópatas y se los ha descubierto ese día por un error que cometieron. Así de sencillo e inquietante es el mundo de los psicópatas delincuentes. Todo psicópata tiene un gran control de sí mismo. Por lo general, un psicópata satisface sus necesidades especiales delictivas de forma bien dosificada y prudente. De hecho, un psicópata descubierto es un psicópata fracasado.

Podemos realizar un segundo cálculo para entrever la magnitud del problema. Esta vez lo vamos a plantear a nivel individual: ¿Con cuántas personas nos relacionamos en nuestro día a día? ¿A cuántas personas “conocemos”? ¿Cuántas personas pertenecen a nuestro entorno cercano (familiar, social y de trabajo u ocio)? Esta cifra varía mucho según cada caso, pero, podemos establecer un intervalo amplio que abarca a la gran mayoría: más de 100 y menos de 1000 personas. Si nos quedamos con una cifra baja dentro del anterior intervalo, 150 (la elección no es arbitraria; es el número de Dunbar) resulta que cada persona común debería tener identificados a 4 o 5 psicópatas en su entorno. ¿Tenemos identificados a los psicópatas de nuestro entorno? ¡No, en absoluto! Luego, somos ciegos ante su presencia.

El asunto se complica si indagamos sobre la manera actual que existe para detectar a un psicópata. Los sistemas de detección que podemos denominar “precisos” se basan en disponer de mucha información de la persona sospechosa para poder aplicar de manera ecuánime y sistemática un test sobre psicopatía o un descriptor de rasgos psicopáticos. Se trata de una tarea difícil de acometer correctamente, propia de psiquiatras y psicólogos expertos. A los profanos se nos escapa casi por completo. Pero no nos desanimemos por ello y sigamos avanzando: Aun siendo ciegos por naturaleza, bueno será estar informados de que existen y de que abundan entre nosotros, para poder llegar a sospechar ante comportamientos raros de que, tal vez, estemos ante uno de ellos.

Sin saber de su existencia y de su relativa abundancia resulta materialmente imposible sospechar que estamos ante un psicópata oculto, lo cual puede resultar nefasto para nuestra vida. Es lo que ocurre en la familia cuando en ella habita un psicópata, en concreto, un sol negro, sea el padre, la madre, un hijo o hija, el cónyuge, un hermano, la abuela, etc. El comportamiento extraño se achaca a cualquier causa menos a la psicopatía por el total desconocimiento imperante, con lo que el sufrimiento de los que conviven y padecen al psicópata se alarga indefinidamente.

En consecuencia, una vez descubierta esta realidad, urge darla a conocer, divulgarla en todos los lugares, a los cuatro vientos y a todos los niveles. La importancia de esta tarea es mayúscula para la salud y el bienestar social, familiar e individual.

El tema está estrechamente relacionado con la violencia de género y con los distintos tipos de acoso sistemático y continuado dentro de la familia y fuera de ella, como el acoso escolar (bullying), el acoso laboral (mobbing), el acoso vecinal y otras graves lacras sociales que tanto nos preocupan y nos afectan actualmente, y que tratamos de combatir con la mejor de nuestras intenciones… pero generalmente a ciegas y con escasos resultados.

Desde luego que caben aquí también las revoluciones cruentas y las guerras promovidas por falsos líderes carismáticos que no son otra cosa que hábiles psicópatas encubiertos. Para poder resolver todos estos males (o al menos aminorarlos), desde los soles negros familiares hasta los falsos líderes de masas, resulta imprescindible conocer el tema de la psicopatía para detectarla a tiempo y obrar en consecuencia: contacto cero, distanciamiento; alejamiento de los falsos líderes.

Planteemos un tercer ejercicio numérico para seguir profundizando en el tema: sabiendo que el 3 % de la población es psicópata (dato de la escuela argentina; Marietan), que el 15 % de la población reclusa lo es (dato de la escuela canadiense; Hare), que en España hay 55.180 reclusos con una población total de 47,5 millones de habitantes (dato del año 2020), y que la justicia española condena aproximadamente el 65 % de los actos delictivos graves con prisión (por ser la policía limitada y la justicia imperfecta; dato extraído del Global Impunity Index), ¿qué porcentaje de psicópatas quedan ocultos a la sociedad, es decir, son psicópatas habituales o cotidianos?

  • Personas psicópatas: 47.500.000 · 0,03 = 1.425.000
  • Reclusos psicópatas: 55.180 · 0,15 = 8.277
  • Psicópatas forenses (los que cometen delitos graves, hayan sido, o no, detectados; hay que considerar que aproximadamente el 35 % queda impune en España según el GII-2020): 8.277 + 8.277 · 0,35 = 11.174
  • Psicópatas cotidianos (los no forenses): 1.425.000 – 11.174 = 1.413.826. Su porcentaje supone, por lo tanto: 1.413.826/1.425.000 · 100 = 99,2 %

Así podemos concluir que, aproximadamente, el 99 % de los psicópatas son cotidianos, es decir, no son forenses. Son, con mucho, los psicópatas más frecuentes, los habituales, los que están integrados y no logramos identificar por nuestra innata ceguera. Para agravar el panorama basta con añadir tres pequeños detalles más al trasfondo de la cuestión:

  1. los psicópatas buscan y se concentran en puestos de poder, en donde pueden llegar a ser mayoría;
  2. muchos de los psicópatas que delinquen gravemente nunca llegan a ser descubiertos (» 35 % en España);
  3. a los psicópatas se los detecta por sus acciones, es decir, a posteriori, tarde, mal o nunca.

Pero no desesperancemos por todo esto, pues el mejor remedio está en la educación sobre el tema, hoy por hoy inexistente.

Algunos elementos para preparar una clase sobre psicopatía

En la figura 2 podemos ver el Auf hocker, un siniestro duende antropomorfo de la mitología alemana que salta sobre los hombros o la espalda de personas desprevenidas que pasean de noche por el bosque, y que se vuelve cada vez más pesado. En la figura 3 vemos al Viejo del mar, un anciano maligno que esclaviza a Simbad el Marino en su quinto viaje.

Resulta duro admitirlo, pero reconozcámoslo de una vez por todas: Los psicópatas son los parásitos y depredadores principales que tiene la especie humana. Existen porque interesan a la especie. Todo psicópata es un peligroso parásito facultativo y/o un depredador oportunista. Desconocer esta realidad supone vivir indefensos ante su amenaza, amenaza que, en modo alguno, es desdeñable. El tema es desagradable, razón por la cual solemos obviarlo, pero es una tendencia natural equivocada que conviene corregir. La experiencia demuestra que en adultos solo aquéllos que han sido afectados por psicópatas y son conscientes de ello muestran interés por el tema. Así las cosas, la ignorancia sobre psicopatía tiende a perpetuarse, produciéndose solo puntuales y pasajeros revuelos de indignación social ante actos psicopáticos atroces que aparecen en las noticias de cuando en cuando. Pero esas acciones solo son la punta del iceberg.

El tema provoca rechazo, pero, debemos abordarlo en los colegios e institutos, dando la información correcta que más convenga a cada edad. Se trata de una materia delicada y novedosa sobre la cual apenas existe experiencia pedagógica. También las matemáticas o el estudio de un idioma pueden parecer farragosos a primera vista, pero son muy útiles y necesarios para la buena formación de nuestros alumnos. No conviene omitirlos. Contentarnos con trasmitir solo la idea de la existencia del Hombre del Saco y del Sacamantecas para prevenir a los niños pequeños frente a desconocidos que pudieran ser psicópatas perversos y pederastas, nos parece un bagaje bastante pobre para aprender a bandearse en la vida. Alguna información más sobre psicopatía conviene facilitar a los escolares. A los adolescentes conviene transmitirles en el momento adecuado la siguiente idea central: Psicópatas hay muchos (delincuentes [» 1 %] e integrados [» 99 %]); nos resulta difícil detectarlos (pues por nuestra empatía pensamos que todos somos iguales) pero conviene conocer de su existencia, ya que pueden hacernos mucho daño, si convivimos con ellos sin saberlo. El contacto cero frente a personas tóxicas o negativas es la postura más prudente y conveniente a adoptar. Ante situaciones raras, sospechosas, acosos, abusos, violencia psicológica, verbal o física, crueldad, etc., hay que alejarse de la persona conflictiva que cometa esas acciones negativas y, por supuesto, nunca hay que participar en tales acciones.

Pero, ¿dónde tratar el tema de la psicopatía, en qué asignatura y de qué manera? Y, ¿cuándo?, ¿cómo conseguir que se interesen los alumnos por un tema tan intrincado?

Desde luego que resulta difícil acercarse al concepto de psicopatía de una manera breve, sencilla y precisa, pero se puede conseguir. Para formarse bien en el tema lo mejor es acudir a la lectura de libros escritos por especialistas como Cleckley (1988), Hare (2003) o Marietan (2009). Para empezar la clase se pueden enumerar los principales rasgos psicopáticos (o los que resulten más fáciles de explicar y de entender, según el nivel y la edad de los alumnos).

Antes de enumerarlos conviene señalar que el psicópata los despliega disimulándolos, sin que se puedan advertir fácilmente: mucha soberbia (orgullo desmesurado); empatía nula (incapacidad de ponerse en el lugar de los demás); cosificación (visión utilitaria de los compañeros); enorme autoestima (egolatría, egoísmo muy acentuado); tendencia al parasitismo (vivir a costa de otros); tramposos; muy mentirosos; timadores (en el más amplio sentido del término, es decir, engañadores empedernidos y chantajistas); bifrontes (excelentes actores que saben poner diferentes caras y adoptar distintos papeles según la ocasión: desde modos encantadores hasta actitudes tensas, incluso agresivas); manipuladores, acosadores, maltratadores, crueles con las mascotas y con los compañeros; insensibles; gama de sentimientos muy escasa (solo entusiasmo e ira; desconocen el amor, la compasión, la generosidad, la angustia, etc.); como rasgos principales.

A continuación figuran los rasgos de personalidad que maneja Marietan (1998) en su descriptor para poder dilucidar si una persona es (o no) psicópata. El autor ordena estos rasgos en tres grupos (A, B y C) y en trece rasgos o acciones psicopáticas, añadiendo algunos ejemplos aclaratorios de manera sinóptica.

Rasgos y ejemplos 

A. Satisfacción de necesidades distintas a través de: 

  1. Uso particular de la libertad: Intolerancia a los impedimentos
  2. Creación de códigos propios: sorteo delas normas, falta de remordimientos y culpa, intolerancia a las frustraciones-reacciones de descompensación, defensa aloplástica.
  3. Repetición de patrones conductuales: ritos, automatismos, impulsos, sello psicopático.
  4. Necesidad de estímulos intensos: asunción de conductas riesgosas, tendencia la aburrimiento, escasos proyectos a largo plazo, uso de drogas, búsqueda de emociones intensas, satisfacción sexual perversa.

B. Cosificación de otras personas a través de: 

  1. Egocentrismo: sobrevaloración
  2. Falta de empatía
  3. Manipulación: seducción (captación de necesidades del otro), mentiras, actuación.
  4. Coerción
  5. Parasitismo
  6. Relaciones utilitarias
  7. Insensibilidad: crueldad, tolerancia a situaciones de tensión.

C. Acto psicopático grave 

  1. Tormenta psicopática: homicidio brutal, masacre, violaciones en serie, otros actos asociales graves.
  2. Perversiones sexuales

Nota: Cuando coinciden muchos de estos rasgos en una persona es cuando podemos concluir que estamos ante un psicópata.  Solo en casos de actos psicopáticos graves no es necesario acudir al sumatorio de rasgos. Descriptor de rasgos psicopáticos (extraído de Marietan, 1998)

Conviene señalar de manera clara e inequívoca que un psicópata no es un enfermo mental. No se trata de una patología sino de una forma especial de ser. Todo psicópata es así desde su nacimiento. Los rasgos de esta personalidad diferente se manifiestan en la infancia, se acentúan en la adolescencia y se despliegan plenamente en la adultez. Un psicópata adulto es inmodificable, lo que en modo alguno significa que sea incorregible. De hecho, todo psicópata amolda su comportamiento a las circunstancias, al igual que hacemos las personas comunes. Pero un psicópata adulto ha adquirido infinidad de sistemas y argumentos que prueban a sus ojos de manera fehaciente que es superior a todos; sistemas que lo afianzan en su firme convicción secreta de ser totalmente superior a los demás. Tiene infinidad de bucles mentales para llegar a esa conclusión placentera, bucles férreos que le permiten autojustificar sus actos y desplegar estrategias eficaces para confundir, engañar, entorpecer, intimidar, chantajear, esclavizar, depravar, entre otras muchas, sin ser descubierto (muchas veces ni siquiera por sus víctimas más evidentes). Cada psicópata lo hace a su manera, pues, aunque todos los psicópatas presenten los mismos rasgos, desarrollan necesidades especiales diferentes, de manera que cada uno despliega estrategias distintas y solo las manifiesta cuando su accionar psicopático le satisface y cree que va a quedar impune.

Los psicópatas sólo se quieren a sí mismos. No quieren a nadie más. Son unos enormes egoístas (aunque lo sepan disimular en su puesta en escena habitual). Son ególatras. Al sentirse superiores, cosifican, es decir, consideran a los demás herramientas (cosas más o menos útiles a sus intereses). La sensación de superioridad que tienen les lleva a la búsqueda del poder por el poder; poder en sentido amplio (ya sea poder político, poder económico, poder social, poder legislativo, poder religioso o poder familiar). Su accionar y sus razonamientos nos resultan del todo incomprensibles en sus fases psicopáticas, pero – al mismo tiempo – sus comportamientos resultan completamente normales y ajustados a las personas comunes la mayor parte de las veces. Incluso se muestran encantadores cuando quieren y con las personas elegidas, lo cual nos deja perplejos. Los psicópatas no están locos. Si delinquen lo hacen a sabiendas, con plena conciencia de sus actos por lo que son plenamente imputables.

Siempre resulta difícil acercarse al concepto de psicopatía pues nos cuesta mucho concebir la idea misma de que pueda existir este tipo de personas. Hay tres motivos por los cuales solemos ser ciegos ante su presencia:

  • Nuestra empatía (como seres humanos) nos induce a pensar que todos somos iguales o semejantes.
  • La capacidad innata y entrenada que tienen los psicópatas para mimetizarse entre comunes los camufla casi a la perfección, salvo contadas excepciones.
  • Nuestra necesidad de buscar y encontrar líderes a los que seguir (como seres sociales y gregarios que somos) colabora eficazmente en nuestra ceguera.

Bueno es acudir en clase a ejemplos ilustrativos extraídos de noticias actuales, pues ayudan a centrar la atención de nuestros alumnos. Encontrar ejemplos de acciones psicopáticas graves (apartado C de la Tabla 1) es, por desgracia, muy sencillo. Este tipo de actos delata a un psicópata oculto que pasa a ser un psicópata forense de la noche a la mañana. Algunos de estos casos, los más extremos, se convierten en noticias de primera plana y nos vienen a la memoria enseguida. No parece necesario concretarlos aquí. También existen buenas películas que retratan a psicópatas forenses. Algunas están basadas en novelas y otras en casos reales (El silencio de los corderos (1991); El Ángel (2018), por citar solo dos ejemplos, el primero novelesco y el segundo real).

Menos sencillo resulta mostrar buenos ejemplos de psicópatas ocultos que los alumnos sepan identificar fácilmente, pues los rasgos a estudiar son aquí más sutiles y requieren de un análisis detallado (Tabla 1, apartados A y B). Cabe seleccionar escenas concretas y reveladoras de películas en donde aparezcan psicópatas ocultos retratados con precisión. Mencionemos algunas: En Wall street (1987) aparecen dos psicópatas que se asocian en pos de dinero. Descuida, yo te cuido (I care a lot, 2020) retrata a dos psicópatas con actividades amorales muy diferentes que, tras competir vilmente entre sí, se asocian para la consecución de un mismo objetivo. El vicio del poder (Vice, 2018) está inspirada en un caso real. Describe a un político carismático psicópata en USA. En tierra hostil (The hurt locker, 2008) aparece un psicópata integrado, jefe de unos artificieros durante la guerra de Irak. Se trata de casos relativamente fáciles de interpretar: estamos ante psicópatas que buscan el poder y/o la tensión extrema. El clan (2005) describe la manipulación y el ambiente psicopático siniestro que provoca un sol negro en la familia. Está basada en un caso real que termina en graves delitos. Más complejos resultan los casos que retratan la manipulación sistemática silenciosa de un psicópata (El ángel azul (Der blaue Engel, 1930); Eva al desnudo (All about Eve, 1950); Mi amor (Mon roi, 2015)). Igualmente complejas, y poco adecuadas para alumnos jóvenes, son las películas que tratan la psicopatía con perversiones (Ella (Elle, 2016); Herida (Damage, 1992)). En todas estas películas pueden encontrarse escenas realistas e ilustrativas del comportamiento de los psicópatas en diversas situaciones.

Un material útil adicional para presentar la psicopatía de una manera atractiva a los alumnos puede elaborarse a partir del mencionado test de Robert Hare o de otros similares, como el de Forth (2005), acomodándolo a la edad de la clase. Un complemento interesante para la clase puede consistir en facilitar un glosario con los términos principales y detenerse en explicar los más importantes. Escuchar entrevistas o conferencias de especialistas en la materia siempre resulta muy instructivo y aleccionador.

 

Cabe realizar uno o varios ejercicios numéricos como los desarrollados en este trabajo (u otros similares), si los alumnos son de “ciencias” y gustan de hacer cálculos. Si son alumnos de “letras” con gusto por la historia cabe sugerir que traten de identificar posibles personajes que pudieran ser considerados psicópatas (Napoleón, Hitler, Stalin, Nerón o Enrique VIII, entre otros) y que aduzcan razones que apoyen tal tesis.

A todos los alumnos (sean de ciencias o de letras): siempre viene bien sugerir algunas lecturas de artículos y películas o vídeos que aborden el tema de la psicopatía con rigor. Hay bastantes en internet. Son preferibles los que se centren en los psicópatas ocultos (es decir: en los cotidianos, habituales) en vez de en los psicópatas forenses (delincuentes).

Se pueden introducir algunas preguntas para animar el debate, si fuese necesario: los psicópatas,  ¿nacen o se hacen?; ¿Es una enfermedad o una forma especial de ser?; ¿Se pueden tratar y curar?; ¿Predominan más los hombres que las mujeres psicópatas o al revés?; ¿Hay profesiones preferidas por los psicópatas?; ¿Cuáles y por qué razón? Etcétera.

No hay que alarmar ni exagerar el asunto. Basta con dar una visión veraz y aséptica sobre el tema. Conviene introducirlo de la manera más natural y clara posible. Una dedicación de dos horas nos parece suficiente. Un buen consejo para los alumnos al finalizar la clase puede ser el siguiente: Banalizar el tema tratado es prueba de inmadurez. Por el otro extremo, obsesionarse con el asunto es también contraproducente. Los extremos son siempre malos. No conviene ni desorbitarlo ni olvidarlo.

A modo de conclusión

Aprender cualquier tema nuevo en la adultez resulta más difícil que en la juventud o en la niñez, pues con el paso de los años nos volvemos más rígidos hasta terminar siendo duros de mollera.  Cuanto antes adquiramos los conocimientos fundamentales sobre psicopatía, mejor y más seguro sabremos desenvolvernos en la vida.

Al menos, dos ideas debieran haber quedado claras con la lectura de este trabajo:

  • Ignorar la existencia de los psicópatas ocultos (cotidianos, integrados) supone un riesgo importante a la hora de relacionarnos con los demás, pues convivir con (o trabajar junto a) un psicópata que nos haya cosificado deja secuelas difíciles de reparar. Basta con contemplar a los complementarios y a las complementarias12 de psicópatas para ver los dramas a los que la ignorancia y la falta de prudencia nos puede abocar. Se ven cuadros estremecedores de devastación absoluta cuando un complementario (o una complementaria) trata de escapar, siempre con la imprescindible ayuda de un experto, del atroz abismo psicopático en el que ha estado inmerso durante largos años. El contacto cero, absoluto y de por vida a partir de ese momento es su única tabla de salvación. Pero muchas veces no consiguen alcanzar buen puerto, pues retornan, es decir, recaen una y otra vez en las garras de su psicópata por diversas razones; otras veces descubren el engaño muy tarde, de manera que les queda poco tiempo para reconstruir su vida tras tantos decenios de indigencia emocional; y otras veces mueren en el intento. Más de un 3 % de la población vive en pareja con psicópatas sin saberlo, es decir, malviven como complementarios de psicópatas. Espero y deseo que tú no estés ni hayas estado nunca en tan lamentable situación.
  • Tratemos de evitar tantos sufrimientos con información y con una educación oportuna, clara y veraz. Divulguemos este importante tema. La cultura sobre psicopatía resulta crucial para la sociedad, para la familia y todos sus integrantes. Es una información que debe facilitarse como valioso material de estudio, adecuado a cada edad, en colegios, institutos y universidades. En ello puede radicar buena parte de nuestra felicidad y, sobre todo, la de nuestros hijos y nietos. Hagámoslo sin más demora.

Te puede interesar…

Amplia tu formación

Campuseducacion.com dispone de un amplio catálogo de cursos homologados para Oposiciones.

Válidos en todas las Comunidades Autónomas y homologados por la Universidad Camilo José Cela, para OPOSICIONES y CONCURSO GENERAL DE TRASLADOS.

Los cursos homologados de Campuseducacion.com también son válidos para completar tu baremo de cara a los nuevos procesos de estabilización docente.

¡Consigue con los cursos homologados de Campuseducacion.com 2 PUNTOS EXTRA en el baremo de méritos para las Oposiciones!

2 puntos para baremo con Campuseducacion.com

Publica con nosotros

¿Quieres convertirte en autor de Campus Educación Revista Digital Docente y ganar puntos para las Oposiciones de Maestros y Profesores?

Gracias a Campuseducacion.com y su revista educativa, todos los profesionales educativos tienen la oportunidad de publicar artículos científicos y didácticos de forma totalmente gratuita, contribuyendo así la divulgación del quehacer profesional docente y al avance de las ciencias de la información.

Además, los autores de Campus Educación Revista Digital Docente que así lo deseen podrán obtener un certificado de autoría con el que poder sumar puntos en diferentes procesos selectivos y baremos de méritos, como las oposiciones docentes o el concurso general de traslados. 

Puedes conseguir 4 certificaciones en Campus Educación Revista Digital Docente si te matriculas en tres o más cursos homologados para oposiciones o concurso general de traslados en Campuseducacion.com


Cursos Homologados para Oposiciones de Educación

< Artículo anterior50% de descuento en el Máster Oficial TIC
Artículo siguiente >Interinos Aragón: Ampliación de listas en sectores singulares de FP
Andrés Martínez De Azagra Paredes
Andrés es doctor Ingeniero de Montes y diplomado sobre Especialización en Psicopatía. Trabaja como profesor de Universidad en la Escuela Técnica Superior de Ingenierías Agrarias (Palencia).