Una de las zonas comunes más importantes y emblemáticas de un centro educativo es la biblioteca escolar. Sin embargo, suele ser un lugar al que no se saca el partido que merece, por múltiples factores: errónea formación del profesorado, escasez de fondos económicos, antigüedad de las instalaciones… ¿Existirá algún tipo de solución? ¿Podemos hacer algo, como docentes, para mejorar la situación de estos espacios que tantos beneficios pueden otorgarnos? A continuación se muestran algunas sencillas ideas para sacar a las bibliotecas el máximo partido:
- Mejora, ampliación y aprovechamiento de los fondos bibliográficos:
A menudo nos encontramos con bibliotecas en las que una gran parte de los libros son viejos, están desfasados o se encuentran en mal estado, lo cual supone una situación nada motivadora ni atractiva para los niños. Para paliar esto, podemos contar con diferentes estrategias:
- Purga: Es preferible tener una biblioteca con pocos libros pero de calidad, que una con muchos libros que no merecen la pena. Por eso conviene hacer una selección y desprendernos de aquellos que estén en mal estado, destinándolos a otros fines (manualidades, objetos de juego para niños de menor edad, etc.)
- Nuevas adquisiciones: Lo más adecuado sería renovar las colecciones de libros de la biblioteca haciendo uso de sistemas de préstamo de libros, donaciones de familias, intercambios de ejemplares con otros colegios, compras de segunda mano…
- Diseño del espacio:
De la misma manera que la presentación de un plato influye a la hora de disfrutar de la comida, lo que muestre la biblioteca incitará a los alumnos a visitarla, o a huir de ella. Debemos procurar que sea un lugar agradable y lleno de detalles que provoquen la curiosidad del niño:
- Pequeños cambios: Pueden ir realizándose modificaciones en el ambiente de la biblioteca para que todos sus usuarios se sientan más cómodos, invitando a otros a participar en ella. Puede cambiarse el mobiliario, establecer zonas delimitadas, que los propios alumnos del centro decoren las paredes, etc.
- Buzón de sugerencias: Para que una biblioteca funcione es importante que esté abierta a las sugerencias del alumnado y de las familias. Para ello, el buzón debe ocupar un lugar privilegiado cerca de la puerta. Mediante él, los niños pueden realizar peticiones de títulos concretos, colecciones o tipos de literatura que les gustaría tener en el centro. Además, pueden sugerir cambios en la organización de los espacios y diferentes horarios de apertura. También serviría para depositar ciertas encuestas que el profesorado mandase a los alumnos o a las familias.
- Actividades de animación a la lectura:
La biblioteca escolar no solo es el espacio donde se organizan los libros, también debe ser el lugar donde desarrollar diferentes actividades que motiven a los alumnos a leer, a inventar historias, a escribir y, en definitiva, a despertar su curiosidad y disfrutar de la palabra escrita:
- Cuentacuentos: Sesiones de cuentacuentos de parte de organizaciones o asociaciones, por padres y madres, de los propios alumnos del centro…
- Creación de libros: Se pueden llevar a cabo las técnicas del libro gigante, el libro viajero, la creación de un libro virtual, etc.
Este artículo es un extracto del original incluido en el segundo número de
Campus Educación Revista Digital Docente.
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