Fracaso Escolar

Actuaciones a tener en cuenta desde la Educación Primaria

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Resumen: La falta de motivación de los alumnos y el consecuente fracaso escolar suponen un quebradero de cabeza para la comunidad educativa actual. Desde el presente artículo se pone de manifiesto la importancia de un diagnóstico y tratamiento del problema que faciliten una rápida intervención ya desde la primera etapa de escolaridad obligatoria. El papel del profesorado en colaboración con las familias será fundamental para una actuación preventiva eficaz.

Palabras Clave: Motivación; Fracaso Escolar; Comunidad educativa; Diagnóstico; Intervención; Profesorado; Familias.

Abstract: The lack of motivation of the students and the subsequent school failure are a headache for the educational community. From the present paper it is clear the importance of a diagnosis and treatment of the problem that facilitates a rapid intervention already from the first stage of compulsory schooling. The role of teachers in collaboration with families will be essential for an effective preventive action.

Keywords: Motivation; School Failure; Educative Community; Diagnosis; Intervention; Teachers; Families.

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Esta etapa, que abarca desde los 9 años hasta el final de la Educación Primaria, es clave para la motivación escolar debido a una complejidad cada vez mayor que puede ocasionar un sentimiento de fracaso, dando lugar a un posible abandono escolar en un futuro no muy lejano.

Causas que pueden desencadenar fracaso escolar

Algunos autores definen el fracaso escolar como aquella situación en la que el individuo no consigue los logros esperados de él según sus capacidades, afectando de forma paralela a los demás aspectos de su vida cotidiana (Pérez, 2007). Siguiendo esta idea, se fija la vista solamente en el resultado, sin atender a la complejidad de factores influyentes de su contexto social y entorno próximo que pueden afectar a este rendimiento escolar. Muchas veces, el problema se inicia desde las propias familias por su falta de implicación en casa, y también en la participación dentro de los centros escolares.

Según cifras de estudios realizados por Ramo (2000), el fracaso escolar continúa siendo una realizad amenazante con porcentajes de alumnado en torno al 25%, cifra que amenaza el riesgo de seguir incrementándose. Los estudios realizados por este autor ponen de manifiesto la existencia de una serie de factores que influyen de un modo determinante en el fracaso escolar. Estos factores, llamados factores de riesgo porque contribuyen a aumentar la probabilidad de que el problema se desarrolle, pueden proceder del propio individuo, de su entorno más cercano, o bien de la relación de reciprocidad que se establece entre ambas partes.

Agentes que intervienen

Podemos citar varios agentes que se relacionan directamente con el fracaso escolar:

  • Familias

Identificamos el papel de los padres como agentes de socialización de primer orden que influyen en la educación de los niños desde edades muy tempranas. Podemos establecer, así, determinantes familiares o factores de riesgo que intervienen o se relacionan directamente con el fracaso escolar.

Los padres funcionan como el medio de transmisión de conocimientos más directo para los niños durante sus primeros años de vida. A este respecto, Escudero, González y Martínez (2009) afirman que las expectativas que los padres crean en torno a sus hijos pueden influenciarles hasta tal punto de condicionar plenamente su rendimiento académico, pues el papel de los padres y familias, a través de la comunicación, puede beneficiar o entorpecer el proceso educativo del alumno.

El origen socioeconómico de la familia también puede llegar a determinar el rendimiento académico del individuo, según Aguilar (1998).

Por lo general, aquellos alumnos que pertenecen a un entorno socioeconómico bajo, más desfavorecido o que pertenecen a familias desestructuradas, tienden a obtener peores resultados académicos que aquellos otros compañeros en cuyos hogares predomina la armonía y pertenecen a una clase socioeconómica media-alta.

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  • Profesores

Los docentes acompañan al individuo durante su etapa de escolaridad obligatoria constituyendo una figura de referencia que suele equipararse o sobrepasar, en algunos casos, a los mismos padres.

Al igual que ocurre con la familia, las expectativas que los profesores pongan en sus alumnos pueden influir significativamente en su rendimiento escolar hasta tal punto de determinar un fracaso en su etapa que no se corresponde con la realidad académica del estudiante.

Además de esto, los estudios también ponen de manifiesto la notable influencia que poseen otros factores de aparente menor trascendencia como los distintos procedimientos de evaluación que lleva a cabo el docente e, incluso, la misma relación profesor-alumno en el fracaso escolar del alumnado. De tal manera, siguiendo a Fullana (1998), una buena relación de reciprocidad entre ambas partes ayuda al éxito académico, mientras que una mala o nula relación entre ambas partes puede llegar a influir negativamente hasta el punto de determinar sentimientos de odio o desmotivación ante la escuela y hacia todo lo que le rodea.

  • Alumnos

Finalmente, como tercer agente y variable de influencia en el problema de fracaso escolar encontramos a los propios alumnos, que se constituyen en determinantes de tipo personal. Estos determinantes personales del alumno, entre los que podemos encontrar la autoestima, la motivación ante la escuela, el estudio o el autoconcepto académico que pueda tener el sujeto de sí mismo y de sus expectativas de futuro pueden llevar, en caso de ser negativas, a un fracaso y posterior abandono escolar. Al contrario, si estos aspectos son tomados positivamente el alumno estará en óptimas condiciones de completar con éxito la etapa de escolaridad correspondiente.

Detección, evaluación, diagnóstico y prevención

La detección temprana resulta de trascendental importancia ante el problema del abandono escolar, puesto que si logramos averiguar con la suficiente antelación qué alumnos presentan mayores dificultades escolares estaremos en disposición adecuada de intervenir correctamente para tratar de solucionar esta realidad, evitando que sus problemas presentes y futuros en materia académica se vean incrementados. De este modo, según palabras de Escudero (2011), se ayudaría a una mejor inclusión educativa del alumno y se reduciría el riesgo de exclusión social durante su etapa de escolaridad.

Si atendemos a los factores de riesgo enunciados en el apartado anterior, podemos deducir que existen una serie de alumnos que por sus características especiales tienden a presentar un mayor índice y porcentaje de fracaso escolar.

Al respecto estudios como el de Pérez (2007), afirman que los alumnos con un ingreso tardío en el sistema educativo y aquellos cuya edad es superior al resto porque han repetido curso varias veces convendrían ser objeto de atención y tenerlos en cuenta para intervenir tempranamente con ellos ya que son los que presentan un mayor riesgo de exclusión escolar y social.

Asimismo, aquellos alumnos que detectamos que faltan demasiado a clase pueden presentar indicios de desmotivación y absentismo escolar.

En la detección y evaluación en ocasiones tardía de estos casos de fracaso escolar tiene mucho que ver el papel del actual sistema educativo en el que nos encontramos, el cual aboga por la total equidad e igualdad como señas de identidad. Sin embargo, dichos principios en ocasiones se solapan, puesto que como hemos visto, existen otros factores sociales, familiares o personales que, afectan de modo paralelo a la realidad escolar del alumno. Por tanto, la extensión del fracaso escolar y de la exclusión resultan objeto de estudio, análisis y consecuentemente también objeto de evaluación (Escudero, González y Martínez, 2009).

La evaluación de los distintos aprendizajes que afectan al alumno representa un papel clave en todo el proceso de enseñanza-aprendizaje según estos autores, pues permite hacer más transparente la cifra del éxito o fracaso escolar y también el modo de conocerlo y afrontarlo.

Siguiendo a estos autores, para eliminar el fracaso escolar no basta con un buen diagnóstico de la situación, sin embargo resulta un buen punto de referencia necesario para iniciar las actuaciones que sirvan para combatir la privación del derecho a la educación.

En cuanto a las características familiares, constituyen un hecho que resulta complicado de prevenir por parte del profesorado, pues cuando los niños entran en la escuela lo hacen ya con un bagaje previo de casa que escapa a la intervención docente inmediata.

En este sentido y según estudios contrastados como el de Fullana (1998), cuando llegan al centro los alumnos se encuentran condicionados por el entorno familiar y social en el que se desarrollan, por tanto aspectos como unas expectativas negativas por parte de los padres, una escasa supervisión y dirección en materia escolar por parte de estos o la ausencia de una figura significativa distinta a los padres como algún amigo especial durante la infancia y la adolescencia, son indicadores que pueden diagnosticar la presencia de fracaso escolar en el alumno. A las mencionadas, Pérez (2007) añade también la desestructuración familiar en que pueda verse inmerso el alumno como factor de detección a tener en cuenta dentro del estudio del riesgo de fracaso escolar en la escuela.

Intervención educativa

Aunque los factores relacionados con las familias resulten difíciles de prevenir, desde el contexto educativo sí que es posible valorar la fragilidad de estos jóvenes y proporcionarles una serie de herramientas para impulsar el correcto desarrollo de su aprendizaje.

Así pues, como primer paso para prevenir el fracaso escolar convendría resaltar el papel de las familias, haciéndolas partícipes de una forma activa en la educación de sus hijos con el objetivo de ayudarles a superar las dificultades que se les vayan presentando. Dentro de este papel de intervención que tienen las familias, Díaz (2003) defiende que frente a gritos o palabras de desánimo hacia el niño sería mucho más recomendable escucharlo, enseñarle técnicas de estudio y darle responsabilidades ya desde pequeño para que pueda iniciar una dinámica de estudio durante la etapa de la Educación Primaria que resulte positiva y enriquecedora para ser trasladada a la Educación Secundaria.

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Junto al papel de las familias, continuando con Díaz (2003), el papel del profesor resulta igualmente de contrastada importancia para la intervención educativa en materia de fracaso escolar.

El profesor cumple en este sentido una función fundamental para ayudar al alumno a superar posibles dificultades escolares y, por tanto, ha de estar formado y también preparado para ello. Habrá ocasiones en las que el docente tendrá que llevar a cabo una flexibilización en lo que a la organización de su enseñanza se refiere, renovando contenidos, métodos de enseñanza y de evaluación con tal de mejorar aspectos como la orientación adecuada y adaptada a los alumnos en riesgo de fracaso escolar.

En cuanto a los servicios educativos, hay que mencionar que, como hemos visto, todos los elementos que poseen alguna influencia en el ámbito social del individuo afectan paralelamente a su educación. De esta manera, en algunos casos convendría rediseñar la organización de la enseñanza, ya que el sistema educativo es en ocasiones tan rígido que no permite la obtención de los mejores resultados a todos los alumnos, algo que inevitablemente conduce al fracaso escolar. Al respecto, Pérez (2007) añade que los conocimientos que se imparten son restringidos y devaluados, normalmente en clases caracterizadas por un clima de aburrimiento y apatía de los alumnos.

Por otro lado, siguiendo a Fullana (1998), los programas de intervención educativa en la prevención del fracaso escolar en niños deberían tener en cuenta, entre otros, los siguientes objetivos:

  • ayudar al niño a tomar conciencia de su situación,
  • ayudarle a desarrollar un proyecto vital,
  • ayudar al niño a desarrollar un sentido de responsabilidad sobre su propio aprendizaje,
  • entrenarlo en habilidades de interacción social,
  • potenciar su autoestima y autoconcepto,
  • desarrollar en él hábitos de estudio y actitudes positivas hacia la escuela en general.

El fracaso escolar es un fenómeno complejo de creciente actualidad que afecta a los alumnos durante su proceso de escolarización y en el cual interactúan una serie de variables y factores de todo tipo (personales, escolares, familiares, emocionales…). Por tanto, para llegar a comprender las dificultades de aprendizaje en las que se ve inmerso el alumno habrá que considerar todo este conjunto de variables que lo determinan.

Igualmente, existen factores de vulnerabilidad o riesgo de fracaso escolar que no podemos pasar por alto ya que se encuentran vinculados al contexto, al entorno o a la comunidad que subyace al alumno en donde desarrolla plenamente su vida. Conociéndolos más en profundidad, los docentes podrán llevar a cabo un proceso de detección, diagnóstico y prevención educativa.

De esta manera, las expectativas de los padres hacia los niños, su implicación en la tarea educativa y en el centro escolar, la estructuración familiar o el nivel socioeconómico de los padres son variables a tener en cuenta. Lo mismo ocurre con ciertos aspectos académicos, como pueden ser las expectativas puestas sobre los alumnos o la relación de reciprocidad entre docentes y discentes que pueden influir en la incidencia de este problema.

Al igual que existen factores de riesgo, también existen los llamados factores protectores que pueden servir como prevención y abren nuevas posibilidades de intervención escolar. Hechos como el ser consciente de la propia situación desfavorable, tener un objetivo marcado sobre uno mismo que sirva de motivación, poseer un autoconcepto y autoestima alta, tener habilidades para relacionarse con los demás, tener actitudes positivas hacia la escuela y el aprendizaje, o desarrollar hábitos de estudio desde edades tempranas, pueden ayudar a combatir el problema del fracaso escolar.

Teniendo en cuenta todos estos factores (protectores y de riesgo) estaremos en disposición de diseñar y llevar a la práctica programas de intervención educativa para tratar de disminuir el creciente apogeo de este problema, pues únicamente conociendo las complejas situaciones personales, familiares, sociales y escolares de los alumnos implicados, los docentes estarán en disposición de actuar de manera preventiva y eficaz.

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Artículo completo

El artículo Fracaso Escolar. Actuaciones a tener en cuenta desde la Educación Primaria forma parte del número 13 de Campus Educación Revista Digital Docente un proyecto destinado a la divulgación de publicaciones de carácter educativo que permite la difusión del conocimiento y pretende el enriquecimiento de toda la comunidad educativa.

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Francisco Carlos Alcaraz Campos
Francisco Carlos es Graduado en Educación Primaria, con Mención en Inglés y Educación Física y Máster en Formación del Profesorado. Es maestro en el CEIP Santo Domingo y San Miguel de Mula (Murcia).