Resumen: Este artículo ofrece una serie de estrategias y consejos prácticos para que los profesores puedan manejar situaciones de ira en el entorno educativo. Se abordan técnicas de comunicación efectiva, control emocional y resolución de conflictos, con el objetivo de promover un ambiente escolar seguro y positivo.
Palabras clave: Educación emocional; Ira; Intervención educativa; Resolución de conflictos; Comunicación.
Abstract: To help teachers manage angry situations in the educational environment, this article provides a number of practical strategies and tips. Effective communication, emotional control and conflict resolution techniques are covered with the aim of promoting a safe and positive school environment.
Keywords: Emotional education; Anger; Educational intervention; Conflict resolution; Communication.
ESTRATEGIAS PARA EL MANEJO DE LA IRA EN ENTORNOS EDUCATIVOS
La ira, esa emoción tan poderosa que puede desencadenar una serie de reacciones tanto físicas como mentales, es un fenómeno que todos experimentamos en algún momento de nuestras vidas. Desde la frustración por no alcanzar nuestras metas hasta la rabia ante una injusticia, la ira puede manifestarse de diversas maneras y tener consecuencias significativas en nuestras relaciones y bienestar emocional.
Estrategias para el manejo de la Ira en Entornos Educativos #CedRevistaDigitalDocente Share on XEn este artículo, exploraremos en profundidad las técnicas de control de la ira, desde su identificación hasta su gestión, proporcionando herramientas valiosas para enfrentar este desafío en el aula como docentes. Primero, haremos un breve repaso sobre qué es la ira, para después hacer algunas propuestas y dar consejos sobre cómo actuar cuando un alumno experimenta esta emoción.
Índice de contenidos
¿Qué es la ira y cómo afecta a nuestras vidas?
La ira es una emoción compuesta por un conjunto de sentimientos negativos que puede llevar a actos de violencia. Muñoz, Bernal y DeCesaris (2006) definen la ira como una emoción acelerada que rara vez se puede vivir o experimentar de manera agradable. Por lo general, trae consigo sentimientos de frustración, se pierde el dominio sobre uno mismo, estos suelen acompañarse de ideas irracionales y llevan a la persona a perder el control, a diferencia de cuando existe únicamente el enfado.
La ira es una emoción muy compleja que experimentamos todas las personas. Está presente en cualquiera de nuestras acciones y puede surgir por diversas circunstancias, como un conflicto laboral, un trato injusto e irrespetuoso, la frustración por no lograr algo, entre otros. En estos casos, la ira puede ser tan leve como un disgusto momentáneo o transformarse en un sentimiento de rencor y odio.
La ira se apoya en otros sentimientos como el enojo, enfado, molestia, rabia, cólera, odio, rencor, celos, envidia, desprecio, antipatía, impotencia, furia, entre otros, que provocan gran irritabilidad o resentimiento en los individuos.
¿Cómo identificamos la ira?
Camenisch (2010) describe las señales que una persona muestra cuando entra en ira, y cómo estas se desencadenan y pueden ser útiles en el momento en que la persona lo haga consciente, para que las reconozca e identifique, y en los momentos que necesite, pueda evitarlo. Estas señales se presentan en diferentes grados de intensidad, iniciando desde la molestia hasta llegar a la agresividad. La ira puede aparecer y desaparecer rápidamente o lentamente, pero si persiste, suele llegar a ser destructiva. Si se expresa libremente, trae consigo problemas psicológicos y físicos.
Algunas de las señales de la ira son: crujir los dientes, respiración rápida, trato de silencio, voz aguda, voz fuerte, no escuchar, puño cerrado, impaciencia, voz áspera y dura, irritabilidad, mirada feroz, palabras obscenas, palabras hirientes, y ataques físicos a una persona o a objetos cercanos.
Por otra parte, la ira también genera cambios físicos que pueden poner en peligro el estado de salud, como respiración acelerada, aumento de adrenalina, ritmo cardíaco elevado y presión alta, entre otros.
Cuando una o varias personas experimentan una situación que les provoca ira, generalmente reaccionan a dicha situación y se expresan a través de gritos, insultos o golpes. Es decir, las personas buscan atacar como un acto de defensa o huir de una amenaza. La ira es un sentimiento que forma parte del comportamiento humano, por lo que produce respuestas cognitivas (interpretación de una situación) y físicas (cambios físicos), muchas de estas producen decisiones conscientes. Sin embargo, a veces la ira es tan fuerte que las personas actúan sin considerar las consecuencias.
¿Qué provoca la ira en los adolescentes?
McDowell y Hostetler (2006) mencionan que existe una variedad de causas que provocan y dominan a las personas por la ira. A continuación, se mencionan las causas más comunes:
- Frustración: La adolescencia es una etapa activa del desarrollo humano, y los adolescentes están más propensos a sentir frustración en cualquier momento; dependiendo de sus metas y de si las consiguen o no, pueden llegar a sentir una gran frustración.
- Aislamiento: En esta etapa se observan los grupos de amigos, de trabajo, de salidas. Cuando hay rechazo por parte de cualquiera de los subgrupos formados, el adolescente es propenso a reaccionar con ira por experimentar el aislamiento y encontrarse solo en ciertos momentos.
- Ofensas o amenazas de ofensas: Pueden sentir ira como reacción a una ofensa física o emocional. Esta puede darse al prometerle algo al adolescente, decirle algo acerca de su persona, no saber perder en un juego; cualquier situación que cause enojo al principio puede volverse incontrolable.
- Injusticia: La mayoría de los jóvenes defienden sus derechos, pero en muchos casos se olvidan de sus obligaciones. La injusticia resulta ser una de las causas primordiales para que el adolescente reaccione con ira, ya que defiende a las personas a su alrededor y pelea por sus derechos, e incluso por los de sus compañeros.
- Temor: El adolescente tiene miedo a una determinada situación, a sentirse menospreciado o ridiculizado. Esta causa provoca también vergüenza en el adolescente, que evita encontrarse en esa situación mostrando un alto nivel de frustración e ira.
- Una reacción aprendida: Como cualquier conducta, la ira también se puede aprender por lo observado en padres, hermanos, amigos y personas que se encuentran a su alrededor; también se puede aprender cómo guardar rencor, cómo reaccionar y cómo controlarse a sí mismo. Por ello, hoy nos ocuparemos de poner ejemplos para entender mejor cómo reaccionar ante distintas situaciones en las que los alumnos manifiestan ira y cómo podemos ayudarles a gestionar mejor sus emociones y a controlarse.
Algunos ejemplos relacionados con lo que acabamos de mencionar serían:
- Frustración: intentar «rascar nota» tras un suspenso en un examen.
- Aislamiento: para hacer equipos en Educación Física, una alumna es elegida en último lugar.
- Ofensas o amenazas de ofensas: a una alumna le hacen bullying.
- Injusticia: un alumno es castigado de forma injusta.
- Temor: un alumno teme ser ridiculizado en el instituto.
- Una reacción aprendida: se puede generar ira en una clase en la que hay mala relación entre el profesorado.
En el contexto de aula, esta emoción se manifestaría mediante dos tipos de reacciones:
- Reacciones físicas: cambios en la respiración, tensión muscular y expresión facial.
- Reacciones cognitivas: irritación, enojo, furia, rabia y actitud previa de hostilidad (AHA).
¿Cómo se evalua la ira en el aula?
La ira, a menudo, se presenta como el inicio de un esquema de continuidad que lleva a la agresión pasando por la hostilidad (García León, 1993; Muñoz, 2015).
- La ira es el componente más emocional/afectivo.
- Activa el resto de los componentes.
- La hostilidad es el componente cognitivo.
- Se presenta como desconfianza y negatividad.
- Siempre está a la defensiva.
- También se encuentra hostilidad en el cinismo.
- La agresión es el componente conductual.
- Son las acciones de ataque o conducta destructiva/punitiva hacia las personas del entorno.
- La agresión puede ser física, verbal o no verbal.
- Se relaciona con la impulsividad: respuesta rápida y sin reflexión.
La prueba STAXI-NA (Inventario de expresión de ira estado-rasgo en niños y adolescentes) es un cuestionario para evaluar la ira de los adolescentes en el aula. Esta prueba estudia cómo se sienten en un momento determinado los adolescentes (ira), cómo se sienten habitualmente (hostilidad) y cómo reaccionan cuando se enfadan (agresión) (Spielberger, 2001; Del Barrio, Spielberger y Aluja, 2005).
Una vez visto un método de detección de la ira, sobre el que recomendamos profundizar, pondremos una serie de situaciones de ejemplo y procederemos a analizarlas para ver cómo podemos actuar como docentes:
Nos ponemos en situación con la experiencia de un profesor:
En el transcurso de la última clase del martes, mientras repasaba los temas previos, uno de mis estudiantes, Juan, expresó su frustración de manera inesperada, interrumpiendo la dinámica de la clase. Se notaba tenso y agobiado por la carga de trabajo, argumentando que el contenido era excesivamente complejo y que tenían muchas otras asignaturas y exámenes pendientes.
Para mantener la calma y el control de la situación, le pedí que se tranquilizara y le ofrecí ayuda adicional al final de la clase para aclarar sus dudas. Después de la lección, me aseguré de explicarle en privado la inadecuación de su reacción y le mostré comprensión por las dificultades que enfrentaba durante esa semana de exámenes. Juan me confesó que se sentía abrumado por la cantidad de pruebas, el ensayo para un concierto en el conservatorio y la carga de estudio, lo que le había llevado a perder una clase previa de historia. Le escuché atentamente y le animé a enfrentar sus desafíos con calma y buscar alternativas constructivas para manejar el estrés en el futuro.
A partir de la historia anterior, se puede trabajar la ira en clase describiendo brevemente qué es, sus causas y consecuencias, y se analizará la situación en clase con los alumnos. Un ejemplo podría ser:
- ¿Qué ha sucedido?
- Juan ha estallado de ira contra su profesor en medio de la clase.
- ¿Qué personas estaban involucradas?
- El profesor, Juan y el resto de la clase (observadores).
- Lugar y momento.
- Última clase del martes.
- ¿Por qué se produce la pérdida de control del alumno?
- El estrés de la época de exámenes, una vida muy cargada, desconocimiento.
- ¿Cómo fue la reacción del profesor/la clase?
- El profesor intenta apaciguar al alumno y recuperar el control de la clase.
-
- Interrupción de la clase, pérdida de respeto al profesor y a los compañeros, frustración personal.
De esta manera, los alumnos pueden analizar y reflexionar sobre este tipo de situaciones, que perfectamente se pueden dar en su día a día en la vida académica.
A partir de las preguntas formuladas, podemos trabajar el entendimiento de la ira y formas en las que los alumnos pueden reflexionar sobre ella, lo cual invita al debate y a la búsqueda de formas de gestionar este tipo de situación y de intentar evitarla.
Otra actividad que se puede realizar en clase con los alumnos es pedirles que escriban en un folio una situación en la que experimentaron ira y que hagan una reflexión sobre ella teniendo en cuenta las siguientes cuestiones:
- ¿Qué notaste en tu cuerpo?
- ¿Qué fue lo que pensaste?
- ¿Qué hiciste y cuál fue tu reacción?
- ¿Qué alternativa podías haber tomado para evitar la reacción de ira y conseguir tener autocontrol?
De esta forma, se puede conseguir que los alumnos reflexionen consigo mismos y puedan aprender a identificar situaciones de ira en ellos mismos, en sus compañeros o en personas de su entorno, y puedan intentar mantener el control de su reacción.
La ira también se podría trabajar en el aula con clips o fragmentos de películas como Precious, To Sir with Love o, incluso, con Los Increíbles. Hay películas que tratan directamente sobre este tema, como Inside Out (que tiene un personaje que es la ira) o Control Total (comedia que trata sobre un hombre que debe ir a clases de control de ira tras un incidente). Con estas películas se ofrecen oportunidades para discutir y reflexionar sobre la ira y las estrategias para manejarla.
Si se trabaja la ira en clase a través de películas, lo primero que hay que tener en cuenta es que se deben elegir películas con personajes que se enfrenten a situaciones que despierten la ira y que aprendan a manejarla. Se preparará una sesión para ver la película (o los fragmentos más representativos para trabajar la ira). Posteriormente, se fomentará la discusión en clase sobre los temas presentados (se pueden emplear las preguntas de las actividades anteriores). También se puede animar a los estudiantes a identificar las estrategias que pueden haber utilizado los personajes para lidiar con la ira (pueden incluir técnicas de respiración, contar hasta cien, etc.).
Se puede trabajar también con la aplicación de las situaciones de la película, llevándolas a la vida real, preguntar a los alumnos si han pasado por una situación parecida, cómo la gestionaron, qué estrategias podrían aplicar. Se pueden proporcionar a los alumnos ideas para manejar la ira, como juegos de roles o crear planes de acción personalizados para la gestión de la ira en situaciones específicas (por ejemplo, en el aula).
Una vez vistas algunas posibles actividades para trabajar con los alumnos en clase, procedemos a dar algunas recomendaciones para los docentes. De este modo, podemos partir de un conocimiento básico para abordar posibles situaciones que se den en el aula y así estar más preparados.
Al igual que se trabaja con los estudiantes, los profesores podemos prepararnos para las diferentes situaciones:
- Es importante mantener siempre un tono tranquilo y sosegado con el alumno enfadado, sin elevar el volumen de voz.
- En la medida de lo posible, hay que evitar confrontaciones públicas y no tomar el comportamiento del alumno de forma personal.
- También podemos utilizar la técnica del volumen fijo para ayudar a la otra persona a bajar su tono de voz.
- Practicar la autoverbalización para mantener la calma y evitar reacciones impulsivas (esto implica hablar en voz alta, pedir mantener la compostura, invitar a relajarse a los alumnos).
- Es recomendable aplicar la técnica del semáforo. Esta técnica divide la situación en colores, atendiendo a la situación: rojo para detenerse y reconocer que se está perdiendo el control, amarillo para intentar relajarse, y verde para buscar soluciones a la situación.
- Se recomienda utilizar el lenguaje no verbal, como gestos y miradas tranquilas, para transmitir calma.
- Hay que llamar la atención del alumno de manera relajada y clara para invitar a la calma.
- Para intentar mantener el control de la situación, hay que reconocer que hay diferentes motivos detrás de la reacción del alumno y ayudarle a canalizar su ira.
- Se pueden emplear técnicas de relajación, como respirar y contar hasta cierto número, o permitirle salir un momento de clase o ir al baño.
- Por último, debemos practicar la escucha activa al hablar en privado con el alumno, preguntándole por los motivos de su reacción e intentando que se dé cuenta de cómo su comportamiento le afecta a él mismo y a los demás.
Si seguimos estas recomendaciones y llevamos a cabo las técnicas previamente descritas, estaremos manteniendo el control de una situación tensa e incómoda, pero actuaremos de forma relajada, lo cual ayudará a encauzar la clase y también ayudará al alumnado a gestionarse en un momento de exasperación. Todo ello contribuirá a un ambiente más empático, tranquilo y calmado tanto para el profesorado como para los estudiantes.
La ira es una emoción que experimentamos todos en algún momento. Sin embargo, no tenemos por qué pasar un mal rato. A través del conocimiento y la práctica de técnicas de control de la ira, podemos aprender a reconocer, gestionar y trabajar esta emoción en el aula. Al ofrecer apoyo y orientación a nuestros jóvenes, y al cultivar una cultura de empatía y comprensión, podemos preparar el camino hacia una convivencia más pacífica y armoniosa para todos.
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