Cada vez es más frecuente que los profesores de lenguas extranjeras cuenten con alumnos en clase que hayan sido diagnosticados con Trastorno del Espectro Autista pero ¿poseen la formación adecuada para enseñar y educar a estos alumnos? Si los propios docentes manifiestan su preocupación al respecto y se sienten dudosos a la hora de adaptar sus estrategias metodológicas para atender a todos los alumnos quizá es que necesiten más formación. De hecho, las probabilidades de contar con algún alumno de estas características son más que elevadas, pues un niño de cada cien es diagnosticado con trastorno del espectro autista.
Enseñanza de Lenguas Extranjeras en Alumnos con Trastorno del Espectro Autista. #CEdRevistaDigitalDocente Share on XLos profesores de lenguas extranjeras se encuentran cada vez en mayor medida con estudiantes que han sido diagnosticados con trastorno del espectro autista. En el momento en que un alumno con estas características entra a clase lo primero que experimenta el docente suele ser miedo o preocupación. Pero, ¿a qué se deben estas emociones negativas? Se podrían explicar o justificar parcialmente porque, como es de suponer, los profesores pueden carecer de formación al respecto, teniendo solo algunas nociones básicas sobre cómo atender correctamente las necesidades específicas de estos alumnos. Lo que probablemente desconocen es que la asignatura que imparten puede ser de gran utilidad para este alumnado.
Índice de contenidos
La formación del profesorado en NEE
Actualmente en España hay un significativo número de profesores de lengua extranjera impartiendo clase que finalizaron sus estudios allá por la década de los setenta. Por aquel entonces, solamente hacía veinticinco años que el autismo se había identificado como trastorno, por lo que no recibieron formación alguna al respecto. Sin embargo, la situación no mejoró durante las décadas posteriores, pues el Certificado de Aptitud Pedagógica o CAP no proporcionaba una orientación clara sobre cómo enseñar idiomas a este alumnado. No fue hasta el curso académico 2009-2010, con la introducción en España del Máster en Educación Secundaria Obligatoria y sus diversas ramas, cuando los estudiantes universitarios que deseaban convertirse en profesores recibieron formación para tratar a estudiantes con necesidades especiales.
El TEA en las aulas
Por lo que respecta a los casos de autismo en España, algunas organizaciones importantes como la Confederación de Autismo España no proporcionan un número exacto de personas diagnosticadas con el trastorno. No obstante, lo que sí señalan estas organizaciones es que durante los últimos años se ha detectado un aumento en el número de casos diagnosticados. A decir verdad, este aumento puede deberse al hecho de que los procedimientos y las herramientas de las cuáles disponemos hoy en día para diagnosticar este tipo de trastorno son mucho más precisos. Asimismo, las nociones y la formación de los profesionales docentes no solamente han aumentado en cantidad, sino también en calidad.
The National Autistic Society of the United Kingdom[1] proporcionan datos de acuerdo con las cifras de estudios epidemiológicos realizados en toda Europa. En concreto, estos estudios señalan que aproximadamente se diagnostica un caso de TEA cada cien nacimientos, entre los cuáles el número de hombres diagnosticados con el trastorno es casi cuatro veces mayor que el de mujeres.
A pesar de las investigaciones llevadas a cabo al respecto y los recursos con los que contamos en la actualidad, en España hay una brecha en cuanto a los aspectos básicos referentes a la calidad de vida de las personas diagnosticadas con trastorno del espectro autista y sus familias.[2]
Lo verdaderamente importante para los docentes es que ellos pueden incorporar muchas ideas, enfoques metodológicos y actividades variadas para aplicar días tras día en las clases y así ayudar a estos alumnos a mejorar sus habilidades, contribuyendo a su proceso de integración social.
[1] Consultar http://www.autism.org.uk/
[2] Datos extraídos de http://www.autismo.org.es/
Formación específica en TEA
Al hablar de autismo nos estamos refiriendo a un conjunto amplio de condiciones que afectan al neurodesarrollo y funcionamiento cerebral, dando lugar a una serie de dificultades en la comunicación e interacción social, así como en la flexibilidad del pensamiento y de la conducta. Algunas organizaciones se refieren a él como una discapacidad del desarrollo que dura toda la vida y que afecta no solamente a la manera de comunicarse y de relacionarse con los demás, sino también a su percepción del mundo que les rodea.
Por lo que respecta al término “espectro” incluido en el nombre del trastorno autista, se emplea para indicar que todas las personas diagnosticadas con TEA comparten tres áreas principales de dificultad, pero su condición puede afectarles de modos muy diferentes. Estas tres áreas principales son: alteraciones en las habilidades de comunicación verbal y no verbal; diferencias en la interacción social; y capacidades limitadas para imaginar y entender las emociones e intenciones de los demás.
Las tres áreas de dificultad en el TEA
Las alteraciones de las habilidades de comunicación verbal y no verbal hacen referencia a la comprensión de la lengua, a la dificultad para expresar emociones y, en ocasiones, al uso y la comprensión de gestos, expresiones faciales y tono de voz. Esta dificultad ha de interesar especialmente a los profesores de lengua extranjera por motivos obvios, y a ella atribuirán la comprensión literal de algunas expresiones lingüísticas por parte de las personas diagnosticadas con TEA.
Las diferencias en la interacción social se refieren a los problemas que pueden experimentar por no reconocer o entender las emociones y los sentimientos de otras personas. De hecho, y esto es muy importante, muchos niños y adolescentes diagnosticados con autismo quieren ser sociables, pero les resulta extremadamente difícil iniciar y mantener amistades debido a su trastorno. Es por ello que erróneamente se cree que no quieren relacionarse con los demás.
Las capacidades limitadas para imaginar y entender las emociones e intenciones de los demás hacen que no puedan entender ni predecir el comportamiento de los demás, al igual que no pueden comprender las ideas abstractas ni adaptarse a los cambios con facilidad. Debido a que poseen una capacidad limitada para todo ello, a los TEA les resulta complejo entender e interpretar los pensamientos, sentimientos y acciones de los demás. Asimismo, les cuesta predecir lo que sucederá a continuación y afrontar nuevas situaciones (Wire, 2005).
Se han detectado algunas señales que permiten al profesorado identificar si un alumno padece el trastorno del espectro autista. En particular, la asociación de Autismo de Estados Unidos[1] proporciona los signos siguientes:
- Carencia o tardanza en adquirir el habla.
- Uso repetitivo de lenguaje o gestos.
- Escaso o ningún contacto visual.
- Carencia de interés hacia las relaciones personales.
- Carencia de juego simbólico.
- Fijación persistente sobre partes de objetos.
A pesar de que esta información puede ser realmente útil para los maestros de lengua extranjera, carece de real utilidad para los profesores de secundaria. Esto se debe a que a los profesores se les informa directamente sobre los trastornos que posee un alumno cuando este llega a secundaria o a bachiller. Por otro lado, no existen unos rasgos comunes a todos los TEA, por lo que es muy complicada su detección. Además, se trata de un trastorno de por vida y sin cura, lo cual significa que el objetivo principal para los docentes no es hacerlo desaparecer, sino desarrollar e implementar estrategias que ayuden a los alumnos con autismo a acceder al currículo, aunque para ello sean precisas adaptaciones curriculares.
[1] Consultado de https://www.autism-society.org/
Técnicas para trabajar en el aula
Organization for Autism Research (2000) propone cinco estrategias de apoyo esenciales que los profesores pueden implementar para ayudar a los alumnos diagnosticados con autismo:
- Exponerlos al material de clase o a las tareas antes de explicarlas, de modo que el alumno se pueda familiarizar con ello, sea capaz de reducir su nivel de estrés y consiga entender los conceptos clave.
- Adaptar el contenido o el formato de las actividades para adecuarlos a las necesidades específicas del estudiante.
- Acordar con el alumno un sitio al que siempre pueda acudir cuando sienta mucho estrés o ansiedad. Así se le da la posibilidad al estudiante de refugiarse en un espacio hasta que se tranquilice.
- Proporcionar material visual que ilustre información importante para que los alumnos con TEA tengan un apoyo a lo largo de la clase o de la jornada escolar.
- Felicitar y animar al estudiante con autismo por comportarse de manera productiva y apoyar su crecimiento como persona.
Además, algunos expertos van más allá (Corpas, 2012) y se centran en la enseñanza de lenguas extranjeras como medio para enseñar a los alumnos autistas algunas habilidades sociales, animando a los profesores a facilitar al alumno la relajación y el autocontrol, pues es normal que, al igual que el resto de alumnos, sientan estrés en la clase de lengua extranjera.
Del mismo modo, sabemos que muchos estudiantes, incluidos los estudiantes con necesidades especiales, experimentan ansiedad cuando aprenden una lengua extranjera. Es por ello recomendable llevar a cabo prácticas que reduzcan los efectos negativos de la ansiedad, por ejemplo, crear un contexto de aprendizaje menos estresante o enseñar a los estudiantes técnicas para superar esas situaciones de ansiedad (Dalziel, 2012).
No obstante, estas técnicas son extrapolables a otras materias y no exclusivas del aprendizaje de lenguas extranjeras.
Es un hecho que las actividades llevadas a cabo en una sesión de lengua extranjera pueden ser apropiadas, divertidas y un medio muy útil para que los alumnos aprendan y trabajen las habilidades de comunicación social en otra cultura y lengua. Esto es también una oportunidad para que comparen estas habilidades con las de su propia cultura y lengua. La asignatura de lengua extranjera debe ser interesante, pragmática y estimulante para ellos pero, sobre todo, debe ser una oportunidad para los alumnos TEA de mejorar sus habilidades comunicativas y su conocimiento sobre situaciones sociales.
Está en la mano de los docentes mejorar las habilidades sociales de sus alumnos con TEA y contribuir a su integración social. Pero para llevar a cabo correctamente esa tarea es precisa la formación inicial y permanente del profesorado, y una actitud por su parte basada en la iniciativa y las ganas por mejorar.
En cuanto al ámbito específico de la asignatura de lengua extranjera hemos visto que es totalmente posible usarla para mejorar las habilidades sociales y comunicativas de los alumnos con autismo. Una de las grandes ventajas que nos proporciona la enseñanza de lenguas extranjeras es el hecho de tener que explicar de manera específica aspectos culturales de los países en los que se habla esa lengua, de tal forma que los alumnos pueden comparar esas convenciones sociales o los rasgos culturales con los de su propia cultura y lengua. Esto les da la oportunidad de reflexionar sobre ello y obtener una mayor comprensión de su entorno.
Los profesionales educativos deben conocer sus puntos débiles y mejorarlos en la medida de lo posible pero, sobre todo, empatizar con sus alumnos y encontrar las técnicas de enseñanza-aprendizaje que mejor se adapten a ellos. Cada individuo es único y es tarea del docente adaptarse a todos y cada uno de ellos.
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El artículo Enseñanza de Lenguas Extranjeras en alumnos con Trastorno del Espectro Autista. Técnicas para trabajar en el aula forma parte del número 8 de Campus Educación Revista Digital Docente un proyecto destinado a la divulgación de publicaciones de carácter educativo que permite la difusión del conocimiento y pretende el enriquecimiento de toda la comunidad educativa.