Resumen: El Design Thinking podría definirse como una metodología emergente de enseñanza-aprendizaje caracterizada por seguir los pasos del proceso de diseño. Aunque algunos docentes pudieran permanecer escépticos ante la idea de emplear métodos propios de los diseñadores de productos en la educación, existen numerosos argumentos que respaldan el empleo de esta metodología en el aula, entre ellos su capacidad para estimular las capacidades creativas del alumnado. Por ese motivo, el objetivo de este artículo es revelar el gran potencial pedagógico que esconde el Design Thinking.

 

Palabras clave: Design Thinking; Educación; Innovación metodológica; Creatividad.

 

Abstract: Design Thinking is an emergent teaching methodology that follows the steps of the design process. Although some teachers may be sceptical of the use of product designers’ methods in education, there are various arguments that support the use of this teaching methodology in the classroom, including its capacity to stimulate students’ creativity. Hence, this article aims to reveal the huge pedagogical potential that Design Thinking hides.

 

Keywords: Design Thinking; Education; Methodological innovation; Creativity.

EL ENORME POTENCIAL PEDAGÓGICO DEL DESING THINKING

El Design Thinking o Pensamiento de Diseño es una disciplina tremendamente humanística que se originó en la Universidad de Stanford, California, en la década de los 70, ante la necesidad de hallar soluciones innovadoras en el contexto del diseño de productos (Martínez, 2020). Sin embargo, es en el año 2008 cuando Tim Brown, director ejecutivo de IDEO, aporta una definición al término Design Thinking, en un artículo que escribió para la Harvard Business Review titulado ‘‘Design Thinking’’ (Brown, 2008a).

El enorme Potencial Pedagógico del Desing Thinking #CEdRevistaDigitalDocente Share on X

Sin embargo, a pesar de presentar múltiples beneficios pedagógicos, el Design Thinking es una metodología aún desconocida por parte del profesorado. Por ese motivo, explicaremos en qué consiste y cómo se podría implementar esta metodología en el aula.

¿En qué consiste el Desing Thinking?

El Design Thinking es una metodología didáctica en la que el alumnado aprende resolviendo retos o problemas de manera cooperativa siguiendo las cinco fases del proceso de diseño.

Según IDEO:

  • La primera fase es el descubrimiento, que consiste en comprender las necesidades e intereses del usuario final a través de conversaciones y una escucha activa que nos permita desarrollar empatía.
  • La segunda fase es la interpretación, que consiste en definir la información recopilada en el paso previo, conservando únicamente aquellos datos que contribuyan a conocer al usuario final.
  • La tercera fase es la ideación, que consiste en generar ideas a partir de las necesidades o desafíos identificados, para lo que resulta especialmente útil la técnica de la lluvia de ideas.
  • La cuarta fase es la experimentación, que consiste en prototipar las ideas empleando cualquier tipo de material. Según Brown (2008b), la creación del prototipo es esencial porque permite dar vida a nuestras ideas y hacerlas tangibles.
  • La quinta fase es la evolución, que consiste en obtener retroalimentación positiva para poder mejorar el prototipo y obtener el resultado deseado.

¿Cómo implementar esta metodología en el aula?

A continuación, proponemos una actividad que es un claro ejemplo de cómo podría introducirse el Design Thinking en el aula. Para diseñarla nos hemos inspirado en uno de los proyectos de la D.school de Stanford, concretamente ‘‘The Classroom Redesign Project’’ (D.school, 2015), al que puede accederse a través del enlace que incluimos en el apartado de referencias bibliográficas de este artículo.

La experiencia de enseñanza-aprendizaje que proponemos se denomina ‘‘Diseñadores por un día’’. Para desarrollar esta actividad, en primer lugar, el docente deberá proponer un reto al alumnado, en este caso, rediseñar el espacio de recreo. Este desafío permitirá al alumnado rediseñar el patio de recreo para que se ajuste mejor a sus gustos y necesidades. El alumnado trabajará en grupos cooperativos y cada grupo deberá presentar su propia propuesta de diseño siguiendo los pasos del Design Thinking.

Pueden seguirse los siguientes pasos:

 

En primer lugar, analizarán el diseño actual del patio de recreo y conversarán sobre los aspectos positivos y negativos que identifiquen. En esta primera fase el alumnado descubrirá los gustos y necesidades de sus compañeros, así como los suyos propios. De este modo, habrán completado la fase de descubrimiento.

A continuación, comenzará la fase de interpretación, en la que deberán definir la información recopilada en la fase previa.

 

Una vez definido el desafío, comenzará la fase de ideación. Durante esta fase los grupos propondrán ideas a partir de los problemas y retos identificados. Se fomentará la creatividad, así como la participación de todos los miembros del grupo. De hecho, para lograr que el alumnado dé rienda suelta a su imaginación, es aconsejable que el docente proponga una primera idea disparatada. Esta técnica se conoce como ‘‘PO’’, del inglés ‘‘provocative operation’’ u ‘‘operación provocativa’’, y sirve para que nuestra mente vaya más allá de lo que se considera razonable. Cuando los grupos consideren que tiene ideas suficientes, deberán decidir cuáles de ellas son más apropiadas y cuáles preferirían descartar.

 

Después, cada grupo creará un prototipo que materialice sus ideas, lo que se conoce como fase de experimentación.

 

Finalmente, cuando el prototipo esté listo, lo mostrarán al resto de grupos para obtener feedback y poder modificarlo en caso de que sea necesario. Esta fase, en la que se evalúa el prototipo, se denomina fase de evolución.

 Potencial pedogógico del Desing Thinking

Uno de los múltiples beneficios pedagógicos que presenta el Design Thinking se debe a su estrecha relación con las competencias clave para el aprendizaje permanente. Según el Parlamento Europeo y el Consejo (2006), el alumnado debe adquirir ocho competencias clave para ser individuos competentes en el futuro.

Estas competencias son: comunicación en lengua maternal, comunicación en lenguas extranjeras, competencia matemática y competencias básicas en ciencia y tecnología, competencia digital, aprender a aprender, competencias sociales y cívicas, sentido de la iniciativa y espíritu emprendedor, y conciencia y expresión culturales.

El Design Thinking contribuye a la adquisición de las competencias clave de la siguiente manera:

  • Durante el proceso de diseño el alumnado se comunicará en lengua materna o extranjera, dependiendo del propósito de las experiencias de aprendizaje que diseñemos, con el resto de miembros del grupo.
  • Aplicará el razonamiento lógico y matemático para resolver ciertos desafíos que, como docentes, pudiéramos plantearle. Además, al crear el prototipo y el producto final, tendrá que valorar qué materiales son más respetuosos con el medio ambiente, y fomentaremos su posterior reciclado.
  • Por otro lado, si optase por crear un prototipo empleando artefactos digitales o si buscase información y/o inspiración en Internet, desarrollará, parcialmente, la competencia digital.
  • Asimismo, el alumnado aprenderá a aprender, tanto individualmente como en grupo, pues estará expuesto a novedosas formas de aprendizaje que son fácilmente extrapolables a otras situaciones y contextos.
  • Al trabajar en grupos cooperativos, tendrá que debatir para llegar a un consenso y tomar decisiones conjuntas de manera democrática. De este modo, adquirirá competencias sociales y cívicas.
  • El Design Thinking también requiere participación activa e iniciativa por parte del alumnado, así como capacidad de planificación, por lo que esta metodología contribuye al desarrollo del espíritu emprendedor.
  • Por último, a través del Design Thinking, el alumnado adquirirá la competencia de conciencia y expresión culturales al apreciar la creatividad en las ideas de sus compañeros y al manifestar las suyas propias.

El siguiente argumento a favor del empleo del Design Thinking en el aula es la necesidad de modificar los paradigmas de la educación, tal y como afirma Robinson (2010). El alumnado posee extraordinarias capacidades creativas, pero los sistemas educativos actuales aplastan su creatividad. Por ese motivo, reivindica un cambio en los paradigmas de la educación, alegando que una educación de calidad enciende la chispa de la curiosidad en el alumnado y potencia sus capacidades creativas.

De la misma manera, Johnson (2017) afirma que la labor de los docentes no debe limitarse a la mera transmisión de información, sino que debe ir mucho más allá. Así pues, la labor de los docentes debe consistir en diseñar experiencias de aprendizaje memorables.

 

Siguiendo la misma línea de pensamiento, De Bono (2012) lamenta que el principal objetivo de la enseñanza sea hallar la respuesta correcta; afirma que conocer la respuesta correcta es importante, pero insuficiente. Lo que debemos enseñar a nuestros alumnos y alumnas es que, además de la respuesta correcta, existen muchas otras posibilidades y alternativas. Esto es lo que De Bono (2008) denomina Lateral Thinking o Pensamiento Lateral. Para lograr que el alumnado desarrolle este tipo de pensamiento es esencial que trabaje en grupos cooperativos para que contemple puntos de vista diferentes y abra su mente a un amplio abanico de posibilidades. A este respecto, el Design Thinking es una metodología que permite al alumnado desarrollar al máximo sus capacidades creativas y explorar diferentes posibilidades.

De hecho, Krathwohl (2002) propuso una nueva versión de la original Taxonomía de Bloom (1956) y situó la creatividad en la cúspide de la pirámide.

Si partimos de la idea de que el Design Thinking concede al alumnado la maravillosa oportunidad de crear, podemos concluir que una de las virtudes pedagógicas del Design Thinking es su capacidad para desarrollar, principalmente, las habilidades de pensamiento de orden superior.

Otro argumento a favor de esta metodología emergente se deriva de la Teoría de las Inteligencias Múltiples de Gardner (2011). Esta teoría sostiene que los seres humanos poseemos, al menos, ocho tipos de inteligencia: lingüístico-verbal, musical, lógico-matemática, espacial, corporal-kinestésica, interpersonal, intrapersonal y naturalista. Sin embargo, cada individuo las desarrolla de diferente manera. Gardner sostiene que el objetivo de todas las escuelas debería ser desarrollar las múltiples inteligencias presentes en el alumnado. Se aprecia una estrecha relación entre esta teoría y el Design Thinking, pues este último es una herramienta útil para atender a la diversidad de inteligencias y talentos mencionados por Gardner.

Por otra parte, el Design Thinking se beneficia de las virtudes pedagógicas del aprendizaje cooperativo, pues ofrece experiencias de aprendizaje en las que el alumnado trabaja en grupos cooperativos. Según Johnson (2018), el alumnado maximiza su aprendizaje si trabaja de manera cooperativa. De hecho, el aprendizaje cooperativo, además de propiciar un mayor rendimiento escolar, incrementa la motivación e implicación del alumnado y contribuye a la adquisición de valores tan importantes como la responsabilidad y el compromiso. Si a lo anterior añadimos que el aprendizaje cooperativo mejora las habilidades socioemocionales del alumnado, sería razonable pensar que esta metodología goza de una posición privilegiada en el abanico de metodologías del que hoy en día disponen los docentes. Sin embargo, paradójicamente, el aprendizaje cooperativo es el menos empleado en el aula.

Además, a través del Design Thinking el alumnado aprenderá Visual Thinking o Pensamiento Visual, una técnica que permite representar y organizar ideas por medio de bocetos sencillos para facilitar su comprensión (Mosquera, 2018). El Visual Thinking permite una visualización global de la información, así como la ordenación lógica de ideas, y contribuye a mejorar las habilidades creativas del alumnado. El Visual Thinking es una técnica integrada en el Design Thinking, pues el alumnado representará sus ideas mediante dibujos que posteriormente se convertirán en prototipos.

Asimismo, a través de experiencias de aprendizaje basadas en el Design Thinking fomentaremos el Critical Thinking o Pensamiento Crítico del alumnado (Razzouk y Shute, 2012). Poseer un pensamiento crítico implica la adquisición de un conjunto de habilidades, tales como analizar, reflexionar, cuestionar, definir, explicar y decidir (Mosquera, 2017). Las personas con un pensamiento crítico se caracterizan por tener una mente abierta, dispuesta a contemplar diferentes puntos de vista (Fancione, 1990). Esa capacidad de valorar la diversidad de opiniones es precisamente una de las piedras angulares del Design Thinking.

 Por consiguiente, se puede concluir que el Design Thinking es una metodología de carácter inclusivo que contribuye al desarrollo de las competencias clave para el aprendizaje permanente, estimula la creatividad, curiosidad e interés del alumnado, atiende a la diversidad de inteligencias, favorece la interdependencia positiva, contribuye a la creación de un vínculo afectivo de grupo y fomenta el desarrollo de una actitud crítica y reflexiva.

Esta metodología permite crear un ambiente motivador en el aula y propicia un aprendizaje autónomo. Lo cual es posible gracias a que el profesorado abandona el rol de transmisor de información para adoptar el de guía del proceso de aprendizaje, de modo que el alumnado se convierte en protagonista de su propio aprendizaje.

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Alba Muñoz León
Alba es Graduada en Traducción e Interpretación y Máster de Formación del Profesorado (Miguelturra, Ciudad Real)