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El aprendizaje basado en proyectos

Una propuesta metodológica aplicable a la sociedad del siglo XXI

aprendizaje basado en proyectos

Resumen: El aprendizaje basado en proyectos se caracteriza por un amplio proceso de investigación que debe ser llevado a cabo por el alumnado en relación a una o varias preguntas formuladas como punto de partida. Así, se puede trabajar las conocidas “competencias del siglo XXI” como son la colaboración del grupo-clase, la comunicación y el pensamiento crítico.

Palabras clave: Proceso de investigación; Descubridores activos; Constructivismo; Competencias; Diversidad; Motivación.

Abstract: Project-based learning is based on a wide research process that must be carried out by the students, making themselves one or more questions as a starting point. In this way, we’re going to be able to work with the well-known “21st century competences” such as group-class collaboration, communication and critical thinking.

Keywords: Research process; Active discoverers; Constructivism; Competences; Diversity; Motivation.

APRENDIZAJE BASADO EN PROYECTOS

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Alumno protagonista

Es un hecho conocido por todos que la sociedad cambia continuamente y que esto conlleva numerosas reformas en el ámbito educativo. Las personas, y especialmente los niños, necesitan una gran variedad de propuestas metodológicas que les permitan aprender lo máximo posible, con la calidad propia de este siglo XXI. En este sentido, nace el Aprendizaje Basado en Proyectos, el cual se caracteriza por considerar al alumnado el principal protagonista del aula. Se pretende despertar sus intereses y hacerles partícipes de sus propios aprendizajes mediante una búsqueda activa de conocimientos que además les permitan convertirse en unos auténticos descubridores activos. Por otro lado, el profesor debe actuar como el guía que les ayude y oriente durante todo el proceso.

Orígenes

Han sido muchos los educadores que han apostado por esta metodología y que han estudiado acerca de esta propuesta. Pero, ¿cuáles fueron sus orígenes?

Fundamentalmente, este modelo educativo nace como consecuencia de los trabajos de Blank, Dickinson y Harwell en el año 1997 aunque sus raíces parten del constructivismo y de conocidos psicólogos y educadores tales como Lev Vygotsky, Jerome Bruner, Jean Piaget y John Dewey.

El constructivismo defiende el aprendizaje como el proceso por el cual los alumnos aprenden a construir nuevas ideas y conceptos partiendo de lo que ya saben o conocen.

Metodología activa y participativa

Esta metodología necesita de una planificación para dar lugar a un trabajo real. Dicha planificación será organizada en tres etapas: de inicio (presentación del proyecto y de las preguntas guía), de desarrollo (planteamiento de contenidos y ejecución de actividades en las distintas áreas curriculares) y de conclusión (donde el alumnado presentará su proyecto final).

Aquí, lo más importante no es el trabajo final sino el proceso de aprendizaje que llevan a cabo los estudiantes mientras van asimilando y concienciándose con los nuevos conceptos.

El profesor presenta explícitamente los contenidos que quiere trabajar y ofrece tareas y actividades que permitan a los alumnos poner esos contenidos en práctica. Todas las actividades llevadas a cabo ayudarán a los estudiantes a ser capaces de crear, por ellos mismos, el proyecto final.

¿Cuál puede ser el tema central de un proyecto? Ante todo, debemos crear aprendizajes significativos que estimulen el pensamiento individual del alumnado y les permitan plantear sus propias preguntas, buscar recursos en diferentes medios y fuentes, resolver dudas y establecer conclusiones por ellos mismos y gracias a la colaboración con el grupo. Por ello, lo ideal es elegir tópicos cercanos a los estudiantes que aumenten su motivación.

Condiciones básicas

Lo esencial para que un proyecto tenga sentido es que cumpla una serie de condiciones básicas entre las que destacamos las siguientes (Dickinson, 1998):

  • Debe centrarse en el alumnado, por ser el principal protagonista de su propio aprendizaje.
  • Se debe partir de lo que el estudiante ya sabe, de sus conocimientos previos para empezar a aprender nuevos conceptos.
  • El proyecto debe basarse en un tema que sea cercano a la realidad del alumnado. En este caso, los expertos aconsejan que sean los propios alumnos los que decidan el tópico sobre el que quieren trabajar.
  • El aula debe convertirse en un espacio nuevo totalmente contextualizado al tema que se quiere tratar.
  • El profesor debe escoger los objetivos, contenidos y competencias más significativas para el proyecto a desarrollar.
  • Los objetivos que se desean conseguir deben estar íntimamente ligados con los estándares del currículo.
  • El aprendizaje cooperativo debe existir desde el primer momento en el aula para que cada estudiante asuma su rol y así, aumentar sus responsabilidades.
  • Los alumnos deben ser capaces de autoevaluarse y de evaluar a los demás en base al trabajo mostrado por ellos mismos y por sus compañeros.

Aplicación

Pero, ¿cómo podemos aplicar el aprendizaje por proyectos en el aula? Primeramente, debemos tener en mente la idea de que son los alumnos quienes planifican, estructuran, elaboran y presentan el trabajo final.

El docente se limita a ser el guía de todo el proceso de enseñanza-aprendizaje y a preparar los diez pasos que implican poner esta propuesta metodológica en práctica.

Según Guzmán (2009) y Bottoms y Webb (1998), no debemos olvidar esta clara secuencia:

  1. Elección del tema y planteamiento de las preguntas guía.

En este sentido, el docente puede partir de las propuestas del alumnado o de las propias necesidades del grupo-clase. Una vez seleccionado el tema, se les debe plantear preguntas abiertas para comprobar sus conocimientos previos sobre el tema y para invitarles a pensar qué deberán investigar o qué estrategias deberán poner en marcha para resolver la tarea.

  1. Formación de los equipos.

Es imprescindible definir los participantes que irán en cada grupo y su rol dentro del mismo. Lo más importante es conseguir una diversidad de perfiles.

  1. Definición del proyecto final.

Desde el principio, los alumnos deben conocer qué trabajo tendrán que elaborar, aunque el formato puede ser diverso: un folleto, una campaña, una presentación, etc.

  1. Planificación.

El docente debe elaborar una guía con los objetivos a conseguir, los contenidos a tratar, las competencias a desarrollar, las actividades a trabajar y el proceso de evaluación a llevar a cabo. Además, debe proporcionar técnicas y herramientas que les permitan desarrollar el proyecto.

  1. Investigación.

En esta fase, el alumnado toma responsabilidades buscando, contrastando y analizando los contenidos para realizar las actividades y por supuesto, el trabajo final.

  1. Análisis y síntesis.

Después de recopilar información y tras la realización de las actividades planteadas, los estudiantes comparten sus ideas, debaten y buscan entre todos la mejor respuesta a las preguntas iniciales planteadas.

  1. Elaboración del proyecto o trabajo final.

Es ahora cuando los estudiantes tendrán que aplicar lo aprendido para la realización de un trabajo que dé respuesta a las preguntas planteadas al principio.

  1. Presentación del proyecto.

Los alumnos deberán exponer a sus compañeros el trabajo realizado (maqueta, folleto, rúbrica, etc.) mostrando todo lo que han aprendido en relación a las distintas áreas curriculares.

  1. Debate sobre las preguntas iniciales.

Una vez terminadas todas las presentaciones, los alumnos debatirán sobre el tema del proyecto y las preguntas expuestas anteriormente para dar una respuesta colectiva final.

  1. Autoevaluación y coevaluación.

En la última fase, los alumnos evalúan su propio trabajo y el de sus compañeros, desarrollando un pensamiento crítico y constructivo.

Ventajas de esta propuesta metodológica

El hecho de que los alumnos sean capaces de elaborar un trabajo final implica perseverancia, dedicación y el mayor de los esfuerzos por parte de toda la comunidad educativa. A su vez, este modelo innovador contribuye con una serie de beneficios importantes entre los que destacamos:

  • Creación de un proyecto integrador de las distintas áreas curriculares.
  • Mejora en la capacidad para trabajar en equipo y en el desarrollo de actitudes y valores positivos.
  • Desarrollo de las capacidades mentales (búsqueda de información, análisis, síntesis, pensamiento crítico, estrategias de investigación, etc.).
  • Construcción de nuevos conocimientos y habilidades cognitivas.
  • Enseñanza de contenidos significativos y relación exhaustiva entre los objetivos de aprendizaje, los estándares evaluables y las competencias.
  • Aumento de la responsabilidad del alumnado y de la toma de decisiones.
  • Desarrollo de la empatía, de la colaboración entre el estudiante y de diversas formas de comunicación.
  • Aprendizaje flexible y enriquecedor con tópicos cercanos y reales en la vida de los alumnos.
  • Mejora en el manejo de las TIC como medio para la difusión e integración de los contenidos curriculares.
  • Técnicas de reflexión y autoevaluación por parte del estudiante ya que se les pide opinión sobre lo que aprenden y como lo aprenden.
  • Aumento de la motivación del alumnado ya que dan forma a sus propios proyectos para que estén acordes a sus intereses.
  • Desarrollo de una metodología abierta y participativa donde se pone en práctica todo lo aprendido.
  • Posibilidad de trabajar a distintos ritmos de aprendizaje y de atender las necesidades individuales de los estudiantes.
  • Mejora en el ambiente de trabajo en el aula; los alumnos se centran más y se preocupan por presentar un trabajo final digno.
  • Posibilidad de utilizar múltiples instrumentos de evaluación tales como: observación directa, listas de control, pruebas orales, etc.

El aprendizaje por proyectos y el uso de las TIC

Actualmente, los alumnos, desde bien temprana edad, están inmersos en un mundo de nuevas tecnologías que usan y manejan constantemente.

En el ámbito educativo, debemos aprovecharnos de esta ventaja e impulsar una metodología que implique el uso de las nuevas tecnologías de la información y de la comunicación en el aula. Es por ello que surge como propuesta metodológica en el siglo XXI el aprendizaje basado en proyectos, ya que incorpora de forma rutinaria la utilización de las TIC.

El Dr. Davod Moursund, experto internacional en la utilización de las TIC dentro de proyectos de aprendizaje y editor de la revista Leading and Learning with Technology, es quién ha propuesto el uso curricular de las nuevas tecnologías por cumplir una doble función: por un lado, son un vehículo para el aprendizaje de contenidos curriculares y, por otro lado, permiten un uso efectivo de las mismas.

La metodología de trabajo por proyectos supone un método de enseñanza integral donde se relacionan distintas áreas educativas con objetivos didácticos, contenidos curriculares, competencias, estándares de aprendizaje y múltiples actividades que giran en torno al fomento de la cooperación, la comunicación en el aula y la diversidad.

Por otro lado, nuestra prioridad consiste en capacitar al estudiante para que profundice por sí mismo en los conocimientos que ya conoce y en los que le faltan por aprender y así ser capaz de resolver autónomamente las dificultades que a lo largo del proceso de enseñanza-aprendizaje se le vayan planteando. Por ello, es imprescindible acercarlo a una metodología que se apoye en la construcción de conocimientos y valores y en el desarrollo de las competencias.

En definitiva, las estrategias didácticas de indagación, búsqueda e investigación son la clave en el aprendizaje basado en proyectos ya que exponemos a los estudiantes a situaciones abiertas que suponen utilizar conceptos, procedimientos y actitudes para la resolución de un trabajo final. Así, el trabajo cooperativo y en equipos favorece el intercambio de información, la vivencia de distintos puntos de vista y la aceptación de opiniones y formas de pensar diversas. Nosotros, como docentes, vamos a intervenir para crear un buen ambiente de trabajo, en el que se analicen y resuelven los conflictos personales y grupales, para favorecer la cooperación y la tolerancia. El alumnado, por su parte, debe asumir sus propias responsabilidades, contribuyendo a las tareas encomendadas y resolviendo las distintas actividades que aparecen enmarcadas en diferentes contextos pero cercanas a sus realidades.

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