El trabajo en grupo no es nada nuevo y, afortunadamente, es algo que se observa habitualmente en las aulas. Sin embargo, el trabajo en grupo que sea realmente productivo ya no es tan habitual. Para trabajar en equipo de forma eficaz y eficiente es necesario planificar el proceso educativo de forma consciente y delimitada, ya que es una dinámica que requiere el compromiso tanto del profesorado como del alumnado, quienes han de establecer unos pasos previos que afiancen el correcto desarrollo del proceso.
El trabajo colaborativo contribuye a reforzar la idea de la educación contemplada como un proceso de socialización que ha de integrar a todos los individuos en pos del respeto hacia la diversidad, a la vez que facilita la retroalimentación en el propio proceso educativo, permitiendo que el alumno, gracias a la interacción con los demás, conozca mejor su propio ritmo de aprendizaje, así como sus estilos cognitivos predominantes.
El aprendizaje colaborativo es aquél que tiene lugar a través de la interacción en un contexto social, y se basa en la necesidad de la cooperación entre los miembros del grupo para poder alcanzar unos objetivos que, en otra modalidad de trabajo, no serían viables.
El trabajo en equipo potencia la metacognición, el aprendizaje entre iguales e incrementa la motivación frente al logro al generar fuertes sentimientos de pertenencia y cohesión grupal pero, no obstante, aprendizaje colaborativo no es sinónimo de trabajo en equipo.
En el trabajo en equipo se distribuyen tareas entre los miembros del grupo sin asegurar que todos trabajan por igual ni que todos desarrollan las mismas competencias. Además, tradicionalmente este tipo de trabajo se ha implementado como sustituto al trabajo del docente, o como liberador de carga para el mismo. En el trabajo en equipo suele existir un líder que se encarga de coordinar al resto de miembros, lo cual no sucede con el trabajo colaborativo, en donde todos colaboran por igual y el trabajo de todos los componentes es igualmente de importante para alcanzar las metas establecidas.
La labor llevada a cabo por el docente en el desarrollo de un trabajo colaborativo resultará fundamental para asegurar el éxito de este tipo de metodología. Para ello, hay que establecer una serie de pautas precisas.
- Formar pequeños grupos: Las investigaciones realizadas aconsejan que los grupos más efectivos están integrados por tres miembros. Salvo excepciones, se deben formar aleatoriamente para favorecer la interrelación de todo el alumnado.
- Fomentar habilidades de interacción grupal antes de iniciar los trabajos cooperativos, de tal manera que los miembros puedan establecer vínculos previos.
- Explicitar objetivos, contenidos, metodología, criterios de evaluación… y cualquier elemento que sea de relevante interés para el alumnado.
- Planificar adecuadamente las sesiones, aprendiendo a controlar el tiempo.
- Conocer el proceso de aprendizaje de cada alumno, del proyecto y del producto grupal. Para ello, se establecerán diversas pruebas y actividades individualizadas, tareas grupales, seguimiento presencial en el aula, etc.
- Diseñar y seleccionar los recursos más adecuados para cada actividad y características del grupo. El profesorado prestará la ayuda precisa para que los recursos faciliten el aprendizaje significativo del alumnado. Será beneficioso contar con una gran variedad de materiales.
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Todas estas pautas se traducen en un proceso que desencadena en una cadena de trabajo clara, caracterizada por las siguientes connotaciones:
- Los grupos formados por el docente tendrán que estar compuestos por alumnos que presenten diferentes niveles de rendimiento, contribuyendo al intercambio equitativo, a los procesos de retroalimentación y fomentando el aprendizaje entre iguales.
- Antes de iniciar el trabajo colaborativo se fijarán objetivos de rendimiento grupales e individuales, teniendo en cuenta que el desempeño de la tarea pueda desarrollarse siguiendo modelos de interacción constantes que serán supervisados por el docente de forma progresiva.
- El profesor facilitará materiales de trabajo para los grupos y establecerá normas en cuanto a la utilización de los tiempos.
- El profesor fijará desde un primer momento los criterios de evaluación y los trasladará al alumnado.
- El docente controlará en todo momento el trabajo desarrollado por el grupo mediante tutorías tanto individualizadas como grupales donde supervisará el trabajo realizado así como los posibles conflictos dentro del grupo.
- Se pedirá a los alumnos que evalúen el trabajo realizado en grupo así como el trabajo realizado por sus compañeros con el fin de implicar a los integrantes en los procesos de autoevaluación.
- Se pedirá a los miembros de cada grupo que expliquen a sus compañeros qué tareas les han supuesto un mayor esfuerzo y cuáles han realizado más fácilmente, poniendo en común los mecanismos que han usado para acceder a la información y gestionarla, favoreciendo la reflexión acerca de las estrategias de aprendizaje llevadas a cabo con el fin de optimizar su rendimiento.
Dado que el fomento del debate y el desarrollo de ideas críticas desde el respeto y la tolerancia mutua constituye uno de los objetivos fundamentales en el desarrollo de la metodología del aprendizaje colaborativo, el diseño de actividades llevadas a cabo en esta dinámica perseguirá que el alumnado deje de ser observador pasivo y receptor repetitivo, superando los tradicionales hábitos de memorización mecánica para promover procesos dialógicos que conduzcan a la confrontación de otras perspectivas.
Aprender colaborativamente supone el desarrollo de procesos tales como observar, analizar, comparar, clasificar, tomar decisiones o resolver problemas en los que la interacción enriquece los resultados y estimula la motivación de los alumnos. En consecuencia, los ayuda a ser más competentes y resolutivos y se posiciona ante nosotros como una de las estrategias pedagógicas más beneficiosas y positivas que poder poner en práctica.
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El artículo Cooperación en el aula. Cómo fomentar la dinámica del aprendizaje colaborativo forma parte del Número 3 de Campus Educación Revista Digital Docente, un proyecto destinado a la divulgación de publicaciones de carácter educativo que permite la difusión del conocimiento y pretende el enriquecimiento de toda la comunidad educativa.