El método ABN (creado por Jaime Martínez Moreno), cuyas siglas significan Método Abierto Basado en Números, ha supuesto una auténtica revolución metodológica en el proceso de enseñanza y aprendizaje de las matemáticas, tanto en Educación Infantil como en Educación Primaria.
El método ABN ha supuesto una auténtica revolución metodológica en las matemáticas Share on X
El propósito fundamental de este método es acabar con el aprendizaje memorístico y mecánico de los contenidos matemáticos. Básicamente, lo que procura es que los alumnos puedan resolver problemas de diferentes formas, con total libertad para llegar a una posible solución. Esto es precisamente lo que lo convierte en un método abierto pues dota al niño de total autonomía, sin olvidar la etapa evolutiva en la que se encuentra. Se trata de una manera de calcular mucho más simple, más motivadora, que pone en juego la capacidad investigadora del alumno y, en definitiva, permite el desarrollo pleno de su competencia matemática.
Tal y como señalan algunos expertos, las claves que principalmente caracterizan y hacen único a este método son:
- El alumnado consigue mejorar en cálculo mental.
- Se aprende más rápido y de manera más eficaz.
- Es capaz de producir un significativo aumento de la capacidad de resolución de problemas.
- Mejora notablemente la actitud de los niños hacia el aprendizaje matemático.
Resulta evidente que la renovación metodológica constituye una auténtica necesidad en nuestras aulas, no ya sólo por los requerimientos de la sociedad cambiante en la que vivimos, sino por las demandas que el propio alumnado nos pone de manifiesto.
El caso de Jaime Martínez solamente representa un ejemplo de todos aquellos que apuestan por un cambio educativo. Él ha abierto las puertas hacia una nueva manera de enseñar y aprender, mostrándonos un planteamiento que, originalmente destinado a las matemáticas, puede ser perfectamente trasladable a cualquier otra disciplina.
Si reclamamos a nuestros alumnos ganas por aprender, quizás este sea un buen momento para hacer una reflexión personal y detenernos a pensar si, como docentes, somos nosotros los que tenemos, en verdad, ganas de enseñar.
Este artículo es un extracto del original incluido en el segundo número de
Campus Educación Revista Digital Docente.
Si lo deseas, puedes consultar el artículo completo aquí.
