Uno de los momentos más cruciales que se corresponden con el inicio del curso es la transición entre etapas. En las siguientes líneas reflexionaremos, concretamente, sobre la transición entre Infantil y Primaria, con el objetivo de ayudar a los profesionales de la educación para gestionar tal importante proceso.
Planificación educativa de la Transición entre #Infantil y #Primaria Share on XÍndice de contenidos
La etapa de la Educación Infantil
Se ordena en dos ciclos. El primero comprende hasta los tres años y el segundo, desde los tres a los seis años de edad.
En ambos ciclos se atenderá progresivamente al desarrollo afectivo, al movimiento y los hábitos de control corporal, a las manifestaciones de la comunicación y del lenguaje, a las pautas elementales de convivencia y relación social, así como al descubrimiento de las características físicas y sociales del medio en el que viven. Además se facilitará que niñas y niños elaboren una imagen de sí mismos positiva y equilibrada y adquieran autonomía personal.
La Educación Infantil es una etapa educativa con identidad propia cuya finalidad es la de contribuir al desarrollo físico, afectivo, social e intelectual de todos los niños.
Debido a las particularidades propias de esta etapa, alimentadas por las características únicas que manifiestan los alumnos a estas edades, este período constituye un momento educativo clave que, lejos de la improvisación, debe estar planificado y debidamente planteado.
Contenidos educativos
Según se establece en la normativa vigente, son las administraciones educativas quienes deben determinar los contenidos educativos del primer ciclo de Educación Infantil, y han de establecer el currículo correspondiente al segundo ciclo. Dentro de la autonomía pedagógica de los centros, éstos concretarán las propuestas pedagógicas de la etapa para adaptarlas a las características de sus alumnos y procurarse el alcance de los objetivos generales propios.
Autonomía pedagógica
En dicho proceso de autonomía pedagógica es donde los centros elaboran sus Proyectos Educativos y, los docentes en concreto, su Programación Didáctica. Todas estas labores nos evidencian la importancia de adaptar la acción educativa a la realidad concreta de las escuelas y las aulas, y la transición entre etapas es un punto crucial en el desarrollo efectivo de dicha autonomía.
Tránsito entre etapas educativas
No son muchos los estudios o investigaciones que se han dedicado a prestar atención a las transiciones educativas, sobre todo en las etapas que nos competen.
El tránsito entre etapas supone un cambio que implica al alumno una marcada diferencia, en el que se expone a un crecimiento personal, social y educativo, y es en este último punto donde reside la importancia de planificar las transiciones, pues éstas pueden afectar al propio proceso de aprendizaje, con lo cual es necesario contemplar nexos y vínculos inter-etapa que favorezcan un proceso de tránsito lo más natural y beneficioso posible.
Las etapas de transiciones y cambios, por lo general, siempre son momentos algo difíciles y problemáticos para los niños, sobre todo cuando éstos son más pequeños pero, lejos de considerar las transiciones como momentos complicados, lo que se debe hacer es utilizarlas como oportunidad para que el alumno se adapte a la diversidad y aprenda a enfrentarse a nuevas situaciones.
De la Educación Infantil a la Educación Primaria
Numerosos autores, entre los que destacan psicólogos, médicos, pedagogos y educadores, han evidenciado la importancia que para el desarrollo posterior tiene el período de la Educación Infantil, lo que es un motivo más para elaborar este tránsito inter-etapa de forma integradora, preventiva y compensatoria.
Los cambios más notables que se producen en el paso de una a otra etapa se refieren a los siguientes aspectos: profesores, espacios, distribución del tiempo y rutinas, metodología y materiales. Pero uno de los cambios más drásticos que acontecen en las aulas de los primeros cursos de Primaria es el enfoque metodológico y el modelo pedagógico que, de pronto, empieza a desarrollarse para con los niños como si estuvieran automáticamente preparados para un cambio de semejante calibre.
En Infantil, los alumnos aprenden bajo enfoques caracterizados por su marcado carácter vivencial y globalizador, trabajando contenidos sujetos a áreas de conocimiento y experiencia. La realidad cotidiana del niño es el elemento sobre el que se aprende y del que se aprende, estando el tiempo estructurado en base a rutinas y hábitos progresivos, y los métodos de trabajo basados en la investigación en primera persona, mediante mecanismos mayoritariamente de tipo sensorial.
En Educación Primaria, en cambio, los conocimientos aparecen parcelados, divididos en materias y áreas, cada una con un peso académico específico, repartidas a lo largo de un horario prefijado y estudiadas por medio de ejercicios y actividades de corte más memorístico e instruccional, centrando el proceso educativo hacia el manejo de competencias.
En el siguiente cuadro comparativo se pueden apreciar las principales diferencias entre las clases de Educación Infantil y Educación Primaria (Tamayo, 2015):
Propuestas para facilitar el cambio
Con el objetivo de mejorar la calidad de la educación y procurar el máximo desarrollo armónico de nuestros alumnos, a continuación apuntamos algunas propuestas que intentan hacer más llevadero el paso de una etapa a otra, siempre partiendo de las necesidades del propio alumnado y velando por su absoluto bienestar.
- El Proyecto Educativo de Centro: La autonomía pedagógica de la que gozan los centros educativos, recogida en la actual normativa educativa, permite adaptar las propuestas educativas a las características y necesidades concretas del entorno, el centro y el alumnado, siendo en el marco de dicha autonomía donde han de enmarcarse las propuestas de transición.
- Coordinación de los Equipos de Ciclo: Es necesario que el segundo ciclo de la Educación Infantil (de 3 a 6 años) esté en estrecha coordinación con el primer ciclo de la Educación Primaria, facilitando que la transición entre ambas comparta ciertos elementos que aporten continuidad y no un cambio brusco. Para conseguir esto, las programaciones didácticas de aula han de ser realizadas de forma conjunta con todos los docentes que están implicados en la educación de los alumnos a los que nos estamos refiriendo, procurando que en ambos documentos se registren mecanismos de progresión tanto en los contenidos y objetivos como en los métodos y criterios de evaluación.
- Estrategias metodológicas similares: Es importante que en Educación Primaria se realicen dinámicas, actividades y propuestas lúdicas similares a las de Infantil y viceversa, mostrando continuidad y conexión entre la práctica docente de una y otra etapa. De la misma forma, pueden diseñarse e implementarse actividades conjuntas entre los grupos de alumnos de Infantil y Primaria, o realizar intercambio de alumnado en determinadas situaciones.
- Modificación de tiempos: En las clases de 5 años pueden ir acortándose progresivamente los tiempos dedicados a, por ejemplo, asambleas, e introducir éstas en los primeros cursos de Primaria.
- Dinámicas de toma de contacto: Es conveniente que los niños de Infantil vayan poco a poco familiarizándose con los nuevos espacios que les esperarán, así con el personal docente que impartirá clase en los años de Primaria.
¿Continuación o cambio de método?
Tal vez sea este el punto más importante, situándose como una propuesta generadora de otras más que faciliten el tránsito del que venimos hablando.
Sabemos que en Infantil las orientaciones metodológicas se basan en la observación, la experimentación y el juego, procurando proporcionar a los alumnos un entorno que propicie la construcción activa de conocimientos, partiendo de la investigación, la manipulación y las acciones basadas en el aprendizaje por medio de rutinas y hábitos diarios que acontecen en el día a día, dando la oportunidad a los alumnos para que progresivamente sean más autónomos e independientes.
En Educación Primaria las asignaturas se estructuras y dividen en bloques, el conocimiento se parcela, los tiempos se establecen de forma rígida y desaparecen las concepciones globalizadoras del aprendizaje y el descubrimiento activo del conocimiento. No obstante, se hace hincapié en el aprendizaje orientado a competencias, caracterizado por su transversalidad, su dinamismo y su carácter integral. las competencias son habilidades genéricas que suponen un saber hacer de carácter transversal, aplicables en ámbitos y situaciones diversas y sin estar ligadas a conocimientos o disciplinas específicas. Ser competente significa tener capacidad para responder a las demandas complejas, en una combinación de habilidades prácticas, conocimientos teóricos, valores éticos, emociones, actitudes y componentes sociales diversos.
Ahora, detengámonos en un aspecto: ¿no es, el aprendizaje orientado a competencias, un aprendizaje práctico, orientado a la vida, de tinte manipulativo, experiencial y sensorial? ¿No se asemejan, en cierta forma, las pretensiones de la programación por competencias, presente desde Educación Primaria y extensibles a lo largo de toda la educación básica y obligatoria, a los métodos de trabajo empleados en Infantil, dotados de propuestas basadas en la investigación y en la construcción personal del aprendizaje?
La importancia de la primera etapa
Si pretendemos aprender para la vida, aprender a aprender, y aprender a lo largo de toda nuestra trayectoria personal y profesional, quizá deberíamos atender más a los mecanismos que relucen en las aulas de Infantil, pues encontraremos allí muchas claves capaces de dar respuesta a multitud de interrogantes para los que creemos no tener respuesta.
Cómo citar este artículo:
Equipo Pedagógico de Campuseducacion.com (2017). Transición de Educación Infantil a Educación Primaria [Mensaje en un blog]. Blog de Campuseducacion.com. Recuperado de https://www.campuseducacion.com/blog/recursos/transicion-educacion-infantil-educacion-primaria/
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