Conoce las mejores y más efectivas técnicas de estudio para prepararte las oposiciones de maestros y profesores.
#TécnicasDeEstudio para #Oposiciones Share on XSi estás pensando en presentarte a las oposiciones docentes lo primero que debes hacer es trazar un buen plan de acción que te asegure el éxito en el examen, teniendo en cuenta el tiempo del que dispones y el volumen de contenidos que has de memorizar y manejar para poder superar las pruebas con éxito.
No te preocupes: todavía puedes conseguirlo. Solo necesitas tener de tu parte algunos trucos y herramientas con los que poder sacar el máximo partido a tu aprendizaje, al igual que a tu tiempo de estudio, obteniendo los mejores resultados con el menor esfuerzo posible.
Índice de contenidos
Aprender a estudiar
En líneas generales, cualquier persona a la que se le pregunte si sabe responder a la cuestión ¿Qué es estudiar? afirmaría rotundamente que sí, y elaboraría una definición más o menos acertada, a su juicio, de lo que implica este proceso. Sin embargo, podríamos observar que la idea de lo que significa “estudiar” difiere mucho entre una persona y otra, pues cada cual interpreta esa labor desde un punto de vista particular, aunque seguramente la mayoría coincidiera en sus descripciones en la relación que tiene el estudio con la memorización.
Se tiende a creer, erróneamente, que estudiar es equivalente a memorizar, a retener conocimientos de un modo más o menos prolongado en el tiempo, y se relaciona con la idea de saber y dominar determinados contenidos en referencia a un tema específico.
No obstante, debemos entender el estudio como el desarrollo de aptitudes y habilidades mediante la incorporación de conocimientos nuevos, no podemos dejar de considerar el efecto del propio aprendizaje para la consecución de dichos desarrollos, así como para la asimilación de la nueva información.
Estudiar correctamente no quiere decir, necesariamente, estudiar mucho.
Tampoco significa exclusivamente memorizar.
Cuando se aprende a estudiar se sabe, a la par, rentabilizar el tiempo, economizar el esfuerzo y lograr sacar un mayor partido al aprendizaje, obteniendo muchas más posibilidades de éxito.
Estilos de aprendizaje
Si vamos a preocuparnos por delimitar qué significa estudiar, irremediablemente tenemos que considerar lo que supone aprender y, consecuentemente, debemos reparar en el modo en que cada individuo aprende.
No podemos dar una respuesta inequívoca y generalista a la pregunta ¿Cómo se aprende? pues cada uno de nosotros empleamos distintas estrategias para adquirir nuevos aprendizajes. Los estilos de aprendizaje son las diferentes formas que cada persona tiene de aprender.
Por ejemplo, dos alumnos en clase pueden resolver, de forma individual, un problema matemático de distintas formas, compartiendo un resultado común, que es el correcto. Esto nos indica que la forma en que han resuelto el problema corresponde a un determinado y propio estilo de aprendizaje, ya que cada uno ha hallado la misma solución a través de un camino diferente.
No todo el mundo aprende del mismo modo, por lo que tampoco se estudia de la misma manera. Si cada uno aprende de una forma característica, es lógico suponer que tendrá que estudiar de un determinado modo acorde a su forma de aprender.
Los estilos de aprendizaje se entienden como aquellos rasgos cognitivos, afectivos y físicos que sirven para indicar cómo y bajo qué aspectos y/o condiciones aprende mejor un sujeto (Keefe, 1982). También se entienden como las formas particulares en la que los individuos perciben y procesan información (Witkin, 1976).
Los estilos de aprendizaje en consecuencia, son los rasgos tanto cognitivos, como psicosociales que permiten a una persona auto-referir la mejor manera cómo aprende y cómo le resultaría más sencillo interactuar con un determinado ambiente de aprendizaje. De ahí, que los estilos de aprendizaje puedan ser definidos como características estables de un individuo, expresadas a través de su conducta y mediada en parte por su personalidad (Granados y García, 2016).
De esta manera, es de suponer que una misma técnica de estudio, o un determinado método de aprendizaje, no tiene por qué ser igualmente válido para dos sujetos, sino que dependiendo de la forma en que cada uno aprenda, habrá que adaptar un método de estudio concreto para lograr los mejores resultados.
Han sido muchos los psicólogos que a lo largo del tiempo han elaborado sus teorías en relación a los distintos estilos de aprendizaje que pueden existir. Uno de ellos, y quizá el más reconocido, es David Kolb.
Kolb (1984) establece cuatro estilos de aprendizaje que se basan en un ciclo de cuatro etapas. Los cuatro estilos de aprendizaje identificados por Kolb son: activo-convergente; reflexivo-divergente; acomodador; asimilativo.
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Errores más frecuentes a la hora de estudiar
El éxito o el fracaso en el estudio no puede atribuirse a una sola razón ya que es una actividad en la que intervienen una gran variedad de factores y en la que entran en juego multitud de condicionantes, tanto externos como internos. Un buen estudiante no lo es simplemente por su capacidad, ni debe el éxito únicamente a la suerte, por ejemplo. Un buen estudiante lo es porque posee una serie de capacidades y habilidades óptimas para el estudio, al igual que sigue un buen método, lleva a cabo unas estrategias eficaces de aprendizaje y maneja varias técnicas de estudio que le sirven de ayuda. Desempeña una serie de tareas que, gracias a la constancia, el esfuerzo y una correcta ejecución, le garantizan llevar a cabo un estudio eficaz.
Identificando cuáles son los factores que favorecen o entorpecen el aprendizaje podemos delimitar una categorización de condicionantes que pueden facilitar o empeorar las actividades de estudio.
Distinguimos una serie de errores frecuentes a la hora de estudiar que agrupamos en torno a cinco dimensiones:
- La dimensión de motivación se refiere al interés que demostremos sobre lo que es el objeto de nuestro estudio, así como nuestra confianza y percepción sobre nuestras propias capacidades y posibilidades.
- La organización hace referencia a la planificación que hagamos de nuestro tiempo y del modo de ordenar los contenidos que hemos de estudiar.
- Por ambiente consideramos todas las circunstancias y características que nos acompañan en el entorno y contexto en el que estudiemos.
- Las características personales abarcan todo aquello que puede afectar al estudio de nuestra propia persona, circunstancias, situación mental, estado anímico, salud, etc.
- Las estrategias de aprendizaje son entendidas como los mecanismos que tenemos de enfrentarnos al estudio, los cuales engloban el manejo de las técnicas de estudio, entre otros elementos.
De cada una de estas dimensiones podemos extraer distintos factores que desencadenan actividades de estudio ineficaces. Detectarlos es primordial para poder actuar sobre ellos, conociendo su causa, su incidencia y la repercusión que tienen sobre nosotros. Esta labor de análisis previa es imprescindible para asegurarnos un estudio exitoso.
En la siguiente tabla resumimos los aspectos más relevantes que detectamos en cada una de las dimensiones señaladas como factores que impiden un desempeño correcto en el estudio:
Observando toda esta lista de errores no es raro que nos identifiquemos con varios de ellos, sabiendo que en muchas ocasiones hemos visto cómo nuestro rendimiento en el estudio ha sido más bajo de lo que debería por haber incurrido en estos fallos.
Técnicas de estudio
Ya sabemos que determinadas personas tienen una mayor y mejor predisposición al estudio; sin embargo, también hemos podido comprobar que el éxito no reside en tan sólo un factor, por lo que un buen estudiante no será aquel que tan sólo tenga capacidad suficiente de memorización, sino que lo será el que disponga de una serie de habilidades mentales y destrezas organizativas que de manera combinada le permitan ser más productivo y próspero en su estudio.
Las técnicas de estudio se suelen identificar con una serie de actividades específicas que llevan a cabo los estudiantes cuando aprenden, a saber: repetición, subrayado, realización de esquemas, deducciones o inducciones, y todas estas actividades pueden ser realizadas de forma mecánica (Salazar y Cossio, 2004).
Entendidas desde este punto de vista, las técnicas de estudio pueden aprenderse, adquirirse, entrenarse y mejorarse, por lo que en la práctica y en su manejo diario residirá su éxito.
Así pues, son un conjunto de herramientas que se aplican a las actividades realizadas durante el estudio para conseguir una mayor concentración, comprensión, retención y memorización de los contenidos.
Puede decirse que son un recurso orientado a mejorar la calidad y efectividad del estudio, que logra mejorar paralelamente el aprendizaje.
Existe una gran variedad de técnicas de estudio, cada una de ellas focalizada en el entrenamiento de una destreza específica intrincada en el acto de estudiar: técnicas para tomar apuntes, técnicas para memorizar, técnicas para hacer resúmenes, técnicas para una lectura rápida, técnicas para gestionar el tiempo, etcétera. Veamos algunas de ellas.
Técnicas de estudio para una lectura eficaz
Una de las grandes carencias de los estudiantes, en prácticamente cualquier nivel educativo, es que no presentan unos niveles de comprensión lectora adecuados. Y es que se aprende a leer de forma mecánica, repetitiva y simplemente como un trabajo de descifrado de códigos, no como un proceso mentalmente activo que requiere de la participación consciente y dirigida por parte del lector.
La capacidad de comprensión en torno a la lectura es algo que puede trabajarse y mejorarse con el paso del tiempo; de hecho, existen técnicas y ejercicios específicamente dirigidos a tal fin.
Sin lugar a dudas, leer de manera comprensiva es la base y el punto de partida esencial para garantizar un buen estudio. Para mejorar esta capacidad, podemos aplicar técnicas como las siguientes.
Skimming
Se pretende con el Skimming captar la estructura básica del texto a estudiar. Para ello, se realiza una lectura rápida de todo el contenido, una lectura “por encima” de todo el texto para obtener una aproximación general. Esta lectura no debe durar más de unos cinco minutos.
Sirve como una primera toma de contacto con la que se pretende obtener una idea de la globalidad del tema de estudio.
No pasa nada si en esta lectura se nos pasan conceptos por alto o si algunos contenidos no son debidamente entendidos, pues en posteriores ejercicios lectores podremos aclarar todas las dudas.
Algunos autores sitúan al Skimming como un método de lectura veloz consistente en la detección de las ideas principales de un texto, por medio de una lectura rápida del texto, sin detenerse en ninguna parte en concreto. Uno de los trucos propuestos para realizar un Skimming veloz suele ser leer tan sólo los primeros y últimos párrafos de cada apartado.
Scanning
Consiste en una lectura también veloz, pero algo más pausada que el Skimming, ya que puede durar hasta 10 minutos. No se trata de una lectura demasiado profunda, sino de una lectura rápida y atenta para poder extraer información específica del texto.
El Scanning se identifica como un primer escaneo de todo el texto.
Se podría considerar que el Skimming es un nivel de lectura superficial y el Scanning un nivel intermedio.
Tanto con el Skimming como con el Scanning no se pretende comprender todo al cien por cien, sino un simple acercamiento. La idea es hacer unos cuantos rodeos en torno a los contenidos antes de empezar a procesarlos reflexivamente, ya que estas primeras actividades allanarán buenamente el camino posterior a recorrer.
Técnicas de estudio para tomar apuntes
Tomar apuntes es una actividad que se realiza mientras se está atendiendo a una exposición de un determinado contenido, como por ejemplo cuando se asiste a una conferencia. El espectador debe recoger por escrito las ideas más importantes que el ponente está explicando, pero no debe pretender recoger el contenido de la charla en su totalidad, sino compilar las ideas más importantes. Se entiende que, si se está atento a una explicación y se va tomando nota de manera complementaria de aquellos aspectos más relevantes, el estudiante estará en disposición, posteriormente, de reelaborar los apuntes y recoger con ellos una buena síntesis de la presentación a la que ha asistido.
Pero, también, pueden tomarse apuntes paralelamente a la lectura de un texto. Esto consiste en ir tomando nota, en una hoja aparte, de las ideas o conceptos que se consideran más importantes a la vez que se va leyendo.
Es aconsejable que esta técnica de toma de apuntes en base a una lectura se haga después de haber trabajado previamente alguna de las estrategias para la lectura eficaz.
Para tomar apuntes se han popularizado algunos métodos concretos:
Método Cornell
Este método se debe al doctor en psicología y profesor de la Universidad de Cornell (Ithaca) Walter Pauk, quien lo ideó en la década de los 50. Tras realizar una exhaustiva investigación sobre los métodos que ponían en práctica los alumnos para estudiar, se interesó en el modo en que la mayoría de ellos estructuraba la información y procedía a la toma de apuntes. En base a sus hallazgos, Pauk elaboró su propio sistema para tomar apuntes.
El método Cornell, llamado así debido a los estudiantes a los que se dirigió inicialmente, consiste en tomar notas sobre unos papeles previamente preparados, a modo de plantilla, en lugar de sobre folios en blanco, como normalmente se suele hacer.
La hoja o plantilla a utilizar debe dividirse en diferentes secciones o áreas que han de completarse durante la sesión de clase, pero también en un momento posterior.
Las secciones del folio deben ser cuatro: Título – Ideas clave – Notas de clase – Resumen.
El título será el de la asignatura y tema correspondiente, o el nombre de la charla, o cualquier otro nombre identificativo. El espacio de notas de clase debe rellenarse mientras se desarrolla la explicación a la que estamos asistiendo. En un momento posterior, después de clase, se deben apuntar las ideas clave en su apartado correspondiente, teniendo como referencia las notas de clase apuntadas. Finalmente, hay que elaborar un pequeño resumen o síntesis de todo el contenido.
Lo bueno de este método es que puede utilizarse directamente para tomar notas durante una lección docente, pero también puede aplicarse en una jornada de estudio individual, como técnica complementaria tras una lectura. De este modo, tras realizar la lectura de un tema, podemos proceder a rellenar una de nuestras “hojas Cornell”, de forma que nos aseguremos una mejor comprensión y nos ayude a la detección de conceptos clave.
Jerarquía de ideas
Este método consiste también en estructurar de alguna forma los apuntes que se toman durante clase con el objetivo de confeccionar unas notas limpias y organizadas que faciliten la estructuración y comprensión visual de los contenidos recogidos.
Se trata de mantener una jerarquía, estableciendo diferentes niveles según la profundidad de los contenidos detallados, de todas las ideas transcritas, siguiendo un mismo esquema.
Cada uno de los niveles de las ideas que se escriban corresponde a un determinado nivel de profundización en el contenido, bien sea idea principal, explicación, fundamentación o ejemplos.
Técnicas de estudio metacognitivas
Aprendemos mejor cuando sabemos cómo aprendemos. Cuando conocemos la forma en que nuestro pensamiento discurre, cuando contemplamos la manera que tenemos de resolver problemas y cuando sabemos de qué modo entendemos la información y diferenciamos los recursos que empleamos para hacerla nuestra, el aprendizaje que se produce en nosotros mismos es mucho más fructífero.
La metacognición es capacidad de las personas para reflexionar sobre sus procesos de pensamiento. Es, pues, pensar sobre el pensar, conocer cómo es el conocimiento, nuestro conocimiento. La tan mencionada competencia “aprender a aprender” es pura metacognición, aunque raramente se aplique en los términos correctos.
Numerosos autores sostienen que la metacognición fomenta que las personas puedan ser autónomas, puedan mantener actitudes más críticas y puedan ser, en definitiva, capaces de transferir sus capacidades en distintas disciplinas y materias. Por consiguiente, la metacognición implica otros procesos, como la reflexión, la evaluación y la autorregulación.
Consulta nuestro post Estrategias metacognitivas para estudiar oposiciones
Técnicas de estudio para sintetizar información
Ser capaz de sintetizar la información a estudiar es una de las destrezas más importantes que un buen estudiante debe manejar. Afortunadamente, no es una labor demasiado complicada ya que de forma natural los seres humanos estamos preparados para simplificar muchas de nuestras actividades habituales y economizar así tiempo y recursos en nuestro día a día.
Sintetizar la información para estudiar tiene una doble finalidad: por un lado, nos ayuda a reducir considerablemente el volumen de los contenidos que tenemos que almacenar en la memoria, pero, por otro lado, nos permite la activación de recuerdo de grandes cantidades de datos guardados en nuestra mente con anterioridad tan solo con el uso de unas pequeñas herramientas.
Las técnicas para sintetizar información son realmente útiles y valiosas cuando desencadenan el recuerdo de datos y nos permiten recuperar más cantidad de información. Esto se observa cuando un estudiante memoriza un esquema, pero puede otorgar un desarrollo con argumento discursivo lógico a la información sintetizada en él.
Veamos algunas técnicas que podemos emplear a la hora de sintetizar información.
Esquema
Es una técnica que se recomienda ponerse en práctica después de haber leído el contenido y extraído las ideas principales mediante subrayado.
Un esquema conecta ideas entre sí y sintetiza la información que hay que estudiar proporcionando una organización más atractiva visualmente que facilita la asimilación de conceptos.
Se diferencian los esquemas de los mapas conceptuales en que los últimos no suelen llevar demasiado texto, mientras que los esquemas sí pueden confeccionarse recogiendo en ellos conceptos, definiciones y aclaraciones.
Los esquemas sirven sobre todo para comprender las relaciones que existen entre distintas ideas, para jerarquizar contenidos y para comprender la estructura de determinados conceptos, siguiendo para su representación un patrón organizado de pensamiento con el que aglutinar información de manera muy sincrética y visual.
No existe una única forma de realizar esquemas, sino que puede emplearse una gran variedad de métodos para su elaboración: de llaves, con globos, flechas, ramificados, en forma de tela de araña, etc.
Mapa conceptual
Los mapas conceptuales son una estrategia de representación de la información en forma gráfica, visual e interconectada; se basan en la organización diagramada de datos a través de la unión de conceptos y redes de conexión.
Muestran menos información que los esquemas, pues en los mapas no se suelen incluir definiciones ni frases o aclaraciones, sino que se forman básicamente mediante conceptos e ideas concretas.
Supone la relación de contenidos y la atribución de significados a esos contenidos, que se presentan enlazados y vinculados, proporcionando «cuerpo» al mapa conceptual.
Consulta nuestro post 4 Herramientas gratuitas para hacer Mapas Mentales
Para hacer mapas conceptuales que te ayuden más y mejor en el estudio puedes seguir estos consejos:
- Comenzar a realizar el mapa conceptual siempre desde el centro de la hoja e ir ramificándolo hacia los lados.
- Añade nodos a tu mapa conceptual desde el centro hacia tu derecha, siguiendo la dirección de las agujas del reloj. Mantén siempre la misma dirección a la hora de añadir nueva información ya que así facilitarán su lectura posterior.
- Sírvete de colores a la hora de dibujar tu mapa conceptual, pero no abuses de los mismos. Recuerda que los colores harán que tu cerebro capte más rápidamente los conceptos, pero no lo sobrecargues.
- Añade pequeños dibujos en el mapa conceptual para romper con la monotonía y hacer así que tu cerebro retenga más fácilmente los aspectos que te puedan resultar más complejos.
- Combina las líneas rectas y curvas cuando haga nexos entre nódulos, ya que igualmente el cerebro encontrará más estímulos en la variedad de representación.
- No escribas demasiada información en el mapa conceptual, recuerda que no es un esquema.
Técnicas de estudio para gestionar el tiempo
Normalmente, la capacidad que tienen algunos individuos de realizar un buen número de actividades diarias y compaginar su vida personal con sus quehaceres profesionales sin descuidar los aspectos más elementales, tales como la familia, las amistades o el cuidado personal, reside en una correcta planificación, en la cual se miden los tiempos y se estructuran las actividades a lo largo de toda la jornada con el objetivo de aprovechar al máximo las horas activas del día
El cerebro humano no puede concentrarse en varias cosas al mismo tiempo y tampoco es capaz de permanecer concentrado sobre una misma tarea de forma indefinida.
No existe ninguna fórmula secreta que logre que de la nada nuestro cerebro se dedique encarnizadamente al estudio, ignorando cualquier distracción, siendo productivo y explotando al máximo sus capacidades.
Si organizamos una rutina diaria de estudio en base a unos horarios realistas en función de nuestras circunstancias y del tiempo del que disponemos y, a la vez, clasificamos nuestras tareas académicas dependiendo de su dificultad, otorgándoles distintas duraciones y acompañándolas de intervalos de descanso, nada impedirá que nuestro cerebro esté concentrado y obtengamos unos resultados verdaderamente productivos.
La técnica Pomodoro es una de las formas más sencillas y eficaces de lograrlo.
Técnica Pomodoro
Pomodoro es una técnica de estudio para la gestión y organización del tiempo ideada en la década de los 80 por Francesco Cirillo, un reputado ingeniero informático que quiso desarrollar una herramienta con la que poder optimizar al máximo el tiempo empleado en la ejecución de tareas de diversa índole.
Pomodoro propone organizar las secuencias de actividad en lapsos cortos de tiempo pero de gran intensidad, acompañados por descansos breves.
Pomodoro pone el énfasis en alcanzar alternativamente distintos estadios de concentración en momentos puntuales, teniendo en cuenta que los niveles máximos de concentración duran en nuestro cerebro por un tiempo limitado.
Cirillo configuró esta técnica sirviéndose de un reloj de cocina en forma de tomate, por lo que la nombró como “Pomodoro” (tomate en italiano).
La técnica Pomodoro consiste en lo siguiente:
- Establecer periodos de tiempo de 25 minutos para dedicarlos a la ejecución de una determinada actividad. A un periodo de 25 minutos de tiempo cronometrado se le denomina “pomodoro”.
- Tras un pomodoro, que ha debido ser cronometrado con un reloj que nos avise de su finalización, se realiza un descanso de 5 minutos.
- Cada 4 pomodoros se debe realizar un descanso más prolongado, de unos 20 o 30 minutos.
La actividad que se desempeñe en cada pomodoro ha de ser una actividad consciente, intensa, sin interrupciones ni distracciones, por lo tanto ese tiempo debe destinarse íntegramente a su ejecución.
Los descansos prolongados que acompañan a los 4 pomodoros deben ser descansos también intensos, en los que se cambie radicalmente de actividad.
Como la técnica Pomodoro procura que estudiemos de manera intensiva y sin distracciones nos proporciona un tiempo de trabajo mucho más productivo.
La técnica sirve especialmente para fraccionar el tiempo y para poder determinar cuánto tiempo tenemos que asignar a cada tarea. Es un recomendable, por ejemplo, para estudiar oposiciones, pues es un estudio que exige retener grandes cantidades de información.
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Bibliografía
- Baddeley, A. D. (1999). Memoria humana. Teoría y práctica. Madrid: McGrawHill.
- García-Hudiobro, C., Gutiérrez, M.C. y Condemarín, E. (2010). A estudiar se aprende. Metodología de estudio sesión por sesión. Chile: Ediciones Universidad Católica de Chile.
- Granados, H. y García, C. L. (2016). El modelo de aprendizaje experiencial como alternativa para mejorar el proceso de aprendizaje en el aula. Ánfora, 23(41), 37-54.
- Nisbet, J. y Shucksmith, J. (1994). Estrategias de aprendizaje.Madrid: Santillana.
- Salazar, A. y Cossio, R. (2004). Estrategias de aprendizaje. Arequipa: Perú.
- Zenhas, A., Silva, C., Januario, C., Malafaya, C. y Portugal, I. (2002). Enseñar a estudiar, aprender a estudiar. Madrid: Narcea.
Cómo citar este artículo:
Equipo Pedagógico de Campuseducacion.com (2022). Técnicas de estudio para oposiciones [Mensaje en un blog]. Blog de Campuseducacion.com. Recuperado de: http://www.campuseducacion.com/blog/recursos/articulos-campuseducacion/tecnicas-de-estudio-para-oposiciones