Resumen: La ley actual de educación subraya la necesidad de utilizar una metodología motivadora en la que los alumnos tengan un rol activo y desarrollen habilidades para desenvolverse en la sociedad actual. El trabajo por proyectos cumple con estas características, por esta razón, cada vez se utiliza más en las escuelas. A lo largo de estas líneas analizaremos el método de proyectos para que los estudiantes aprendan interactuando unos con otros a través de investigaciones grupales.

 

Palabras clave: Metodologías activas; Método por proyectos; Proyecto educativo; Habilidades comunicativas; Tratamiento de la información.

 

Abstract: Current education legislation emphasises the need for motivating methods in which pupils play an active role and develop skills for today’s society. Project work is increasingly used in schools because it fulfils these characteristics. In these lines we will analyse the project method so that students learn by interacting with each other through group research.

 

Keywords: Active methods; Project method; Educational project; Communication skills; Information processing.

PROYECTOS PARA EL APRENDIZAJE DE HABILIDADES COMUNICATIVAS 

La escuela es el lugar donde los niños poco a poco construyen su identidad, se forman como personas y se preparan para entrar en el mundo laboral en el futuro. Por esta razón, tal y como se especifica en la nueva Ley Orgánica 3/2020, de 29 de diciembre, por la que se modifica la Ley Orgánica 2/2006, de 3 de mayo, de Educación (LOMLOE) los centros escolares han de valorar las diferentes opciones metodológicas, con tal de escoger una forma de enseñanza que cree personas preparadas para vivir en sociedad y participar activamente en ella. 

El Método de Proyectos para el Aprendizaje de Habilidades Comunicativas #CedRevistaDigitalDocente Share on X

En los últimos años, se ha escuchado hablar de formas de enseñanza que mejoran las habilidades comunicativas de los alumnos y les enseñan a trabajar en grupo. Entre ellas destacan el aprendizaje cooperativo, la enseñanza por indagación y el trabajo por proyectos, pero, estas formas de enseñanza todavía no tienen un gran peso en las escuelas españolas, en las que predomina la metodología tradicional.

Muchos maestros sumidos en la llamada escuela tradicional ya se dan cuenta, por lo menos, de que «por ahí no es», de que el camino hacia la mejor formación de los niños no se encuentra en el dictado y la copia, el cuestionario y el resumen de texto (LaCueva, 1998).

Desde hace años existen estudios sobre educación que nos informan de que algo falla en las escuelas. El trabajo por proyectos nos ofrece una vía de escape para todos aquellos docentes que desean que sus alumnos desarrollen habilidades que les permitan desenvolverse en el ámbito laboral de la mejor manera posible.

Trabajar por proyectos con niños de infantil y primaria

El aprendizaje por proyectos es una metodología en la que los alumnos, que son protagonistas de su propio aprendizaje, deberán investigar y construir poco a poco nuevos conocimientos partiendo siempre de sus intereses. El conocimiento se trata desde una perspectiva globalizada y relacional, es decir, no se ordena siguiendo un guion rígido e inflexible. Se comienza a partir de un determinado eje (la definición de un concepto, un problema general o particular, un conjunto de preguntas interrelacionadas o una temática que merezca la pena ser tratada por sí misma) y conforme avanza la investigación, se trabajan aspectos del currículum y se establecen relaciones con otros proyectos realizados y con temas que les interesen a los alumnos.

Esta forma de trabajo ayuda a los alumnos a desarrollar estrategias de tratamiento de información, establecer relaciones entre los diferentes contenidos y a transformar la información recopilada en su propio conocimiento (Hernández y Ventura, 1998). Además, trabajar por proyectos se encuentra estrechamente relacionado con el desarrollo de las habilidades comunicativas (hablar, escuchar, leer y escribir), las cuales son un objetivo clave a lo largo de todas las etapas de la educación obligatoria.

El docente provoca una situación, en la que los alumnos son los responsables de llevar a cabo una investigación, para la cual necesitan: leer comprendiendo, saber transmitir la información de forma clara a sus compañeros (tanto de forma escrita como de forma oral) y escuchar para adquirir información.

Se trata, pues, de una metodología en la que, en contraposición al modelo educativo que predomina (el cual únicamente permite la expresión de las personas en ámbitos coloquiales), es necesario que los alumnos se comuniquen constantemente y combinen las cuatro habilidades para alcanzar sus objetivos.

En relación con todo lo anterior y según Mendoza (2003), el objetivo principal del docente debe ser que los alumnos desarrollen habilidades que les permitan comprender cualquier texto y situación. Además de crear hábitos de lectura y aprender a expresarse con libertad y, por supuesto, de forma correcta.

A continuación, detallaremos cada uno de los pasos que ayudarán a nuestros alumnos a conseguir los objetivos anteriormente mencionados. Es importante destacar que estas tareas pueden y deben variar en función de las características del grupo clase, del tiempo que disponemos, etc.

Elección del tema

En primer lugar, se realiza una votación para deliberar qué es lo que se quiere estudiar en el aula. Los alumnos deben argumentar en todo momento la razón de su elección, que no se puede basar en un “porque nos gusta”, sino en la relación con los proyectos que se han realizado anteriormente que permitirán establecer conexiones.

Este procedimiento se puede realizar de dos formas igualmente válidas:  o bien el profesor propone algunos temas que cree que pueden interesar a su alumnado, o los niños libremente seleccionan los temas que quieren trabajar. La primera forma es la más recomendada para los cursos de niveles más bajos, mientras que la segunda nos puede dar mejores resultados con alumnos de más nivel.

Para que este paso se lleve a cabo con éxito, es necesario crear un ambiente de comunicación en el aula, donde la distribución de las mesas permita que todos puedan mirarse a la cara mientras conversan y se acostumbren, de esta manera, a hablar delante de un grupo y a escuchar. En el caso de Infantil se puede realizar en la asamblea (que se suele realizar en la alfombra, sentados en círculo) y en Primaria, la distribución de las mesas en V sería una buena opción, ya que permite que todos se puedan ver y oír con facilidad.

Planificación del proyecto

El profesor pregunta a los estudiantes qué saben sobre el tema y los deja hablar sin interferir en la conversación ni hacer correcciones, pero tomando nota de todo lo que dice cada uno de ellos. Una vez hayan comentado y discutido todo lo que saben, el maestro vuelve lanzar otra pregunta: “¿Qué queréis que aprendamos?”. Por supuesto, en este punto el docente deberá ayudar a sus alumnos si lo cree conveniente, ya que en ocasiones no conocen las posibilidades que el tema puede dar de sí.

Ésta es una buena forma de conocer los conocimientos previos de los alumnos y el primer paso para comenzar a programar las actividades que se realizarán en las próximas sesiones. Los docentes se basarán en los comentarios y preguntas que hagan los niños sobre el tema para planificar las futuras actividades.

Planificación

Es muy recomendable que, entre todos, se elabore un mapa conceptual con todo lo que han dicho los alumnos y lo que quiere el profesor que aprendan. Una vez terminado, se colgará en un sitio visible de la clase, de tal manera que conforme vaya avanzando el proyecto, todos puedan comprobar si se están cumpliendo los objetivos y poder apreciar en un simple golpe de vista todo lo que abarca el proyecto.

Con los alumnos más mayores la tarea del mapa conceptual se puede desglosar. Es decir, en primer lugar, cada niño de forma individual reflexiona sobre el proyecto y elabora un índice con todos los puntos que cree que se deberían estudiar en clase. Después, se hace una puesta en común y se elabora un mapa conceptual final con todas las ideas. Sin embargo, con los niños de Infantil se suele hacer entre todos de forma oral.

Estas diferencias entre alumnado de Primaria y de Infantil se deben a que las primeras habilidades comunicativas que desarrolla el ser humano son escuchar y hablar. Sin embargo, leer y escribir correctamente requieren del dominio de destrezas y habilidades lingüísticas más complejas que se suelen adquirir a una edad más avanzada (Jover y García, 2009).

Al hilo de lo anterior cabe destacar que, aunque unas habilidades se desarrollen antes que otras, todas están relacionadas entre sí y, por tanto, la mejora de una de ellas puede repercutir en otra (López y Encabo, 2001).

Informar a las familias

El siguiente paso es siempre informar a los padres de lo que se va a trabajar y pedirles colaboración.  Es increíble la cantidad de material que pueden traer los niños de casa, libros, vídeos, revistas, juegos, etc.

Cualquier cosa relacionada con el tema puede ser de utilidad. En ocasiones muchos padres se ofrecen voluntarios para dar una charla o proponen realizar alguna excursión a su trabajo porque se encuentra estrechamente relacionado con el tema a tratar.

En este sentido es muy importante que se hagan reuniones o se utilicen otras formas de comunicación como por ejemplo el correo electrónico, grupos de difusión en Whatsapp o Telegram, etc. Todo ello, ayudará a que las familias estén siempre informadas de todo lo que se hace en el aula y tengan la opción de poder participar en el proceso de enseñanza-aprendizaje de sus hijos siempre que quieran.

Organización del aula

Con esta metodología, se trabaja mucho en grupos y, a diferencia de la etapa de Infantil, en Primaria cada niño tiene su función dentro del grupo: coordinador decide lo que tiene que hacer cada miembro, el secretario anota el trabajo que hace cada uno y comprueba que todos cumplen, el portavoz es el encargado de comunicar las ideas que ha tenido su grupo a toda la clase, el encargado del ambiente vigila el nivel de ruido y que todo esté limpio y recogido y, por último, el asistente que controla el tiempo y que el material esté cuidado. Estos roles irán cambiando cuando el profesor lo crea conveniente.

Trabajar de forma cooperativa hace que los alumnos interaccionen para alcanzar un fin común, combinando las habilidades para llegar a su objetivo final y desarrollando así su competencia comunicativa. Además, el hecho de tener cada uno un rol dentro del grupo de trabajo, les motiva y les crea, al mismo tiempo, un sentimiento de responsabilidad que les hace implicarse más en la investigación (Domingo, 2008).

Búsqueda de la información

En los proyectos, el alumno tiene una responsabilidad en su propio proceso de aprendizaje, no puede esperar a que el docente le dé todas las respuestas, tiene que investigar por él mismo. El profesor actúa como un guía o facilitador, aunque también decide en muchas ocasiones qué aspecto de la información debe trabajar el alumno, siempre teniendo muy en cuenta las aportaciones de los discentes.

Normalmente, se proporcionará unas instrucciones a cada equipo y se les dejará tiempo en clase para que trabajen. Se puede pedir a todos los grupos que investiguen sobre el mismo tema, o se puede dar a cada equipo un apartado distinto, en cuyo caso será imprescindible una exposición o puesta en común para que todos los miembros de la clase se enteren de lo que han descubierto e investigado sus compañeros.

Pueden recopilar información de distintas fuentes: a partir de internet, libros, revistas, conferencias de invitados al aula, excursiones que proponga el maestro, visitas a museos, etc. El hecho de pedir ayuda para la recopilación de información (compañeros de otros cursos, especialistas de fuera de la escuela, padres, etc.) supone considerar que no solo se aprende en la escuela y que aprender es un acto comunicativo.

Tratamiento de la información

En primer lugar, es necesario destacar que, en los proyectos, la lectura se considera un medio para conseguir algo. Los alumnos leen con la finalidad de conseguir información que les sirva para llevar a cabo la investigación, por lo que se concentran más y se convierte en una lectura significativa.

El tratamiento de la información es una de las primeras habilidades que se ha de enseñar a los alumnos si el objetivo es trabajar por proyectos, ya que una gran parte del tiempo se dedica al análisis y procesamiento de la información para conseguir los objetivos propuestos en el mapa conceptual.

Es necesario que los niños distingan las diferentes formas de presentar la información (hipótesis, teorías, opiniones, puntos de vista, etc.).  Además, es aconsejable insistir en la manera de ordenar la información en relación con la finalidad del proyecto.

Una vez se ha conseguido que los alumnos sean capaces de clasificar, representar, sintetizar y visualizar la información, tendrán mucha más facilidad a la hora de plantear preguntas, realizar definiciones, establecer jerarquías y prioridades y, lo más importante, establecer relaciones entre los diferentes proyectos.

En el futuro, estas habilidades les ayudarán a ser más eficientes y competentes en el ámbito laboral, pero también les serán útiles en el día a día. Ya que actualmente vivimos en la sociedad de la sobreinformación y, por ello, la escuela debe enseñar al alumnado este tipo de habilidades.

Desarrollo de los apartados del índice mediante actividades

Las actividades que se lleven a cabo deben ser variadas, es decir, se realizarán tanto de forma individual como en grupo. Otro de los aspectos más importantes es que sean atractivas y motiven a los alumnos a seguir indagando y aprendiendo sobre el tema.

Una buena forma de motivar al alumnado es haciendo que las actividades tengan una finalidad. Por ejemplo, se puede realizar un proyecto sobre la salud para el cual una buena actividad de escritura sería que los alumnos escriban una carta pidiéndole información o consejo a un enfermero (un padre del colegio). Los ejercicios que se realicen deben conseguir que el alumnado se dé cuenta de que la escritura sirve tanto para interactuar con las personas, como para permitirnos expresar conocimientos, ideas y creencias.

El hecho de ofrecerles la oportunidad de decidir ellos algunas actividades, dejarles opinar y plantear alternativas a las propuestas del maestro, hace que se sientan partícipes de su propio aprendizaje y, por tanto, más motivados e ilusionados con el proyecto.

Así mismo, las actividades deben ayudar al desarrollo de las habilidades comunicativas y, para ello, lo mejor es que estén enfocadas al trabajo globalizado, ya que, como hemos mencionado antes, las cuatro habilidades básicas (escribir, hablar, leer y escuchar) se encuentran relacionadas entre sí.

Realizar un dosier de síntesis

Para finalizar el proyecto, se organizará una sesión en la cual se preguntará a los alumnos qué es lo que han aprendido durante el proyecto y si se han cumplido todos los objetivos que se plantearon el día en el que comenzaron a investigar. El docente irá escribiendo todo lo que digan en la pizarra.

Después de la pequeña puesta en común, se reelabora el mapa conceptual inicial, donde se deben incluir todas las fuentes de información que se han utilizado y todas las actividades (trabajos de análisis, observaciones llevadas a cabo, ejercicios individuales y grupales, etc.). Por último, se reescribe todo lo aprendido a modo de conclusión.

Para finalizar, se llevarán el dosier a casa para que puedan explicar a sus familiares y amigos todo lo que han aprendido en clase. También pueden comunicar a los compañeros de otras clases lo que han aprendido, con un mural que se cuelgue en el pasillo, una exposición, etc. Se trata de una de las partes más motivadoras y gratificantes de todo el proyecto, pues los alumnos se sienten orgullosos del trabajo realizado y sienten muchas ganas de compartirlo con sus seres queridos.

Evaluación

Hay dos aspectos diferenciables han de evaluarse: el primero son los contenidos que ha aprendido cada estudiante, lo que ha hecho y si son capaces de establecer relaciones y comparaciones con otros temas. En segundo lugar, se evalúan las habilidades comunicativas de cada alumno y cómo evolucionan.

Para evaluar en Infantil se utilizará, sobre todo, la observación directa de cada uno de los alumnos. En Primaria ocurre lo mismo, aunque se tiene mucho más en cuenta la entrega de trabajos grupales e individuales, la participación en clase y dentro del equipo de trabajo, la realización del dosier y, si el maestro lo cree conveniente, se podría realizar un pequeño control individual sobre los contenidos tratados.

Además, también es importante evaluar cómo lo ha hecho el profesorado y si las actividades realizadas se han sabido adaptar a las necesidades de los alumnos para ello, se pueden formular las siguientes preguntas:

  • ¿Las actividades suponían un reto para los alumnos?
  • ¿El alumnado ha estado motivado durante la realización de las actividades?
  • ¿Las actividades se adaptan a las necesidades de los alumnos?
  • ¿Las actividades han sido variadas?
  • ¿Las fuentes de información utilizadas se adaptan a la edad y el desarrollo de los alumnos?
  • ¿Se ha sabido dar una respuesta educativa coherente a la diversidad de alumnado que hay en la clase?
  • ¿Se ha informado correctamente a las familias de todo lo realizado en clase?
  • ¿Se les ha dado a las familias la oportunidad de participar?

Quizás, esta es una de las partes más complicadas de todo el proceso, pero, si se hace bien, proporcionará información muy valiosa que servirá para planificar el próximo proyecto educativo.  Uno de los objetivos más importantes de la evaluación aparte de medir si los objetivos han sido conseguidos o no, es recopilar información para mejorar en el futuro.

En definitiva, el trabajo por proyectos se compone de distintas fases que ayudan a motivar al alumnado y desarrollar su autonomía y habilidades de trabajo en equipo: seleccionando contenidos, manipulando todo tipo de información y aprendiendo a comunicar aquello que descubre. Además, se trata de una metodología abierta y flexible donde cualquier tipo de material, sea tecnológico o tradicional, puede tener lugar si se utiliza de forma apropiada, es decir, si nos ayuda a que los alumnos tengan un papel activo en su propio proceso de enseñanza aprendizaje.

El trabajo por proyectos no es una metodología nueva, ya lleva entre nosotros unas décadas y, poco a poco, se ha hecho un hueco en las escuelas españolas, pues ha sabido adaptarse a distintos contextos en distintos momentos del tiempo incorporando elementos de otras metodologías. Se trata pues, de una metodología que se adapta a las necesidades educativas de una sociedad cada vez más informatizada en la que cada vez más empresas exigen habilidades de organización, trabajo en equipo y comunicación.

No obstante, para una correcta aplicación de esta metodología, el docente debe conocer a la perfección las habilidades y conocimientos previos de sus alumnos para, de esta manera, adaptar cada una de las fases que hemos comentado a las características específicas del grupo clase. Por ejemplo, si se trata de un grupo-clase que jamás ha trabajado con una metodología que implique trabajar en equipo, lo más lógico será hacer una incorporación progresiva de la nueva forma de trabajo, así bien, si se trata de un grupo que no está acostumbrado a trabajar con nuevas tecnologías, las actividades que se planteen tendrán que ser más sencillas en este aspecto.

Llegados a este punto, es importante destacar que la normativa vigente define “metodología” como un conjunto de estrategias, procedimientos y acciones organizadas y planificadas por los docentes, de manera consciente y reflexiva, con la finalidad de posibilitar el aprendizaje del alumnado y el logro de los objetivos planteados. Es, por tanto, importantísimo que los docentes adapten las distintas metodologías existentes a la realidad de su centro educativo y su grupo clase porque ese es el trabajo de los docentes: adaptar y hacer partícipes a los alumnos en el proceso de adquisición del conocimiento haciendo que aprender sea, en definitiva, una buena experiencia.

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Raquel Gil Tomás
Raquel es graduada en Magisterio de Educación Primaria con mención y capacitación en Inglés. También es Máster TIC para la Educación y el Aprendizaje Digital (Villena, Alicante).