RESUMEN: El logro de una sociedad igualitaria nace con el desarrollo de sus ciudadanos. Para conseguir esto, se debe apostar por la coeducación y el cambio social, con el fin de eliminar estereotipos y evitar perpetuar roles de género. La verdadera igualdad es responsabilidad de todos y, como pilar fundamental, la escuela debe asumir su papel y luchar por su consecución.
PALABRAS CLAVE: Coeducación; Igualdad de género; Agenda 2030; Estereotipos; Roles; Inclusión educativa.
ABSTRACT: The achievement of an egalitarian society begins with the development of its citizens. To achieve this, we must prioritize co-education and social change, with the aim of eliminating stereotypes and avoiding perpetuating gender roles. True equality is everyone’s responsibility, and as part of its fundamental foundation, schools must assume their role and strive to achieve it.
KEYWORDS: Co-education; Gender Equality; 2030 Agenda; Stereotypes; Roles; Educational Inclusion.
IGUALDAD DE GENERO EN EDUCACIÓN
Resulta innegable la influencia del entorno en el desarrollo de niños y niñas que, independientemente de su potencial innato, como libros en blanco esperan a ser escritos, necesitados de guía, demandantes de comprensión de la realidad. No necesariamente con mala intención, este entorno influye decisivamente al transmitir ideales y estereotipos que, como tal, nunca son adecuados ni deben estar limitados al componente genital.
Igualdad de genero en educación #CedRevistaDigitaDocente Share on XCon ello, la diferencia natural entre hombres y mujeres ha derivado progresivamente en roles y estereotipos indeseados, no limitados objetivamente al sexo y, casi siempre, en contra de la mujer. Es nuestro trabajo, como profesionales de la educación y familias, romper estos estereotipos para derrotar, por una parte, y la más visible, la desigualdad de género y por otra, más acallada, las frustraciones derivadas por no encajar en la horma que la sociedad nos impone por sexo. El arma que tenemos para hacerlo es la coeducación, pero una coeducación verdadera, adaptada progresivamente, coordinada y participativa.
Índice de contenidos
La escuela como reflejo de la sociedad futura
Bandura (1982), con su teoría del aprendizaje social, ya afirmó que el ambiente nos condiciona inevitablemente puesto que nos encontramos integrados en un grupo de individuos, y es este proceso de aprendizaje el que se desarrolla a través de dos mecanismos: refuerzo y observación. Atendiendo a esta realidad y asumiendo que el ser humano es, en inicio, como un libro en blanco, la influencia de familia y escuela cobran gran importancia durante el desarrollo contribuyendo, en este caso, a perpetuar o romper los estereotipos sexistas y las desigualdades.
La igualdad de género es un fenómeno universal que la escuela debe de abordar desde la coeducación para evitar la desigualdad entre las mujeres y los hombres. La sociedad y la educación se han enfrentado durante décadas a la problemática de la desigualdad y la violencia contra las mujeres siguiendo los parámetros establecidos en la Declaración sobre la eliminación de la violencia contra la mujer , el primer documento internacional desarrollado para tal fin (Organización de las Naciones Unidas, 1994).
Desde el ámbito sociocultural se aprecia y reconoce que existe una violencia, en numerosos ámbitos, contra las mujeres en numerosos contextos. Esta lacra social se ha generalizado y perpetuado a través de las diferencias en ingresos, acceso y participación en cultura, funciones sociales y en el hogar… de modo que, desde la base en la construcción de una sociedad, que es la educación, las maestras y los maestros deben de aplicar medidas y pedagogías feministas y coeducativas, de calidad y efectivas, para promover principios, valores, derechos y libertades que generen igualdad de oportunidades independientemente del sexo y género de los niños y niñas.
Antes de adentrarnos en este breve análisis sobre la contribución, positiva o negativa, de la escuela, vamos a analizar desde el marco de la igualdad la diferencia entre sexo y género porque puede ocasionar una mezcolanza que deriva en errores conceptuales.
Mientras que el sexo abarca las características que están biológicamente determinadas (rasgos cromosómicos, genéticos, anatómicos, reproductivos y fisiológicos) (Ritz et al., 2014), el género hace referencia a la construcción social de mujeres y hombres, de feminidad a masculinidad, que varía en el tiempo, en el espacio y entre las culturas (Sieck, 2015).
Destacamos, de aquí, el término “constructo social” descrito por Berger y Luckmann (2016) como la transformación del ser humano en sujetos tipificados a raíz de roles y reglas plasmadas en instituciones sociales fruto de la interacción en un sistema colectivo. La siguiente infografía ilustra las diferencias principales entre sexo y género.
Solapando con la realidad cómo los constructos sociales (perpetuados, a veces inconscientemente, por la escuela) pueden asociar sexo y género, de forma incorrecta y contribuir a la desigualdad y brecha, ejemplificamos: Los niños no lloran; El rosa es color de niña; Las niñas no tienen que jugar a fútbol; Las muñecas son juguetes para chicas; etc. Al fin y al cabo, somos los adultos (maestra, padre, abuela, hermano…) quienes vamos escribiendo esos libros en blanco, configurando la sociedad de mañana.
Si llegados a este punto, el lector o lectora se plantea cómo la sociedad nos define a través de la crianza y la educación y cómo esto planta la semilla de la desigualdad y frustración en la propia identidad, podremos avanzar en esta temática con las mejores gafas posibles.
Por su parte, Fernández (1990) afirma que desde los espacios educativos se identifican desigualdades. Para este autor hay que atender a un currículo oculto que está formado por una serie de creencias, actitudes y prácticas que se instalan de manera inconsciente en las estructuras del centro educativo y sus enseñanzas de género cuando lo que se da a conocer es fundamentalmente la historia masculina. Las practicas comunicativas y gestuales también juegan un rol fundamental porque están sesgadas por el género, esto deriva en la necesidad de cuidar tanto la comunicación verbal como no verbal porque el profesorado, con su actitud (manchada por los constructos sociales), va a comunicar valores, estereotipos , emociones, comportamientos… de forma implícita pero fulminante.
Uno de los problemas que hay que solventar mediante la reflexión y la práctica es que, pese al avance social en materia de igualdad, los sistemas educativos y culturales han quedado estancados, lastrando el desarrollo de los niños y niñas en este ámbito; de este modo las niñas, como futuras mujeres, han sido incluidas de manera plena en un modelo educativo masculino (Subirats, 2010). Trabajamos con un modelo cultural y educativo que no se ha transformado y lo comprobamos en el uso del lenguaje sexista, la actitud del profesorado, la transmisión de roles sexistas en los propios recursos didácticos (libro de texto, lecturas, dibujos animados, juguetes…).
En la escuela las maestras y los maestros juegan un papel de suma importancia al convertirse en modelos a imitar por el alumnado, esto es lo que conocemos, también, como efecto Pigmalión, que plasma la influencia sobre el grupo o sujeto de las propias creencias y acciones del adulto de referencia.
Para concluir este análisis recalcamos: la sociedad perpetúa estereotipos muy asimilados y éstos determinan nuestra visión de las personas que nos rodean y de nosotros mismos. Esto requiere introducirnos en el molde de femenino o masculino dependiendo de nuestro sexo y no siempre estas hormas implican los mismos derechos. Por otro lado, la familia tiene un papel destacado en la transmisión de estereotipos de género, ya que es el principal centro afectivo de los niños y niñas, por lo que la educación, sobre todo en los primeros años, se convierte en eje principal del cambio, tanto por la propia formación del alumnado como por la implicación de las familias.
La igualdad de género en la legislación educativa
Asumiendo, como principal pilar en nuestra acción docente, la concreción curricular y la necesidad de adaptar todo el proceso de enseñanza-aprendizaje desde la norma hasta el alumno o alumna de forma individual, vamos a analizar brevemente el papel que la igualdad de género y la coeducación asumen en la legislación educativa.
Aunque podemos remontar a más atrás el esfuerzo realizado en materia de coeducación, casi siempre pobre o relegado a la teoría, podemos comenzar destacando la Ley Orgánica 1/1990, de 3 de octubre, de Ordenación General del Sistema Educativo (LOGSE), que ensalza la necesidad de suprimir, desde el lenguaje, los estereotipos derivados del sexo y destaca, entre sus principios, la efectiva igualdad de sexos (aún no hablamos de género).
La Ley Orgánica 2/2006, de 3 de mayo, de Educación (LOE) hace grandes avances en este ámbito y destaca, ya desde su preámbulo, la formación en el respeto de los derechos y libertades fundamentales y de la igualdad efectiva de oportunidades entre hombres y mujeres, el reconocimiento de la diversidad afectivo-sexual, así como la valoración crítica de las desigualdades, que permita superar los comportamientos sexistas. Esto se convierte, también, en uno de los principios fundamentales (artículo 1) y en un fin propio del proceso educativo (artículo 2).
Esta ley educativa, precursora de la actual, recoge diversas referencias curriculares con el fin de materializar un proceso coeducativo (contenidos, objetivos, etc.), así como requisitos para una gestión de los centros basada en la igualdad (órganos de gobierno) y aunque comprobamos, hoy, que su influencia social no ha sido del todo satisfactoria, la LOE allana el camino para la implantación de la Ley Orgánica 3/2020, de 29 de diciembre, por la que se modifica la Ley Orgánica 2/2006, de 3 de mayo, de Educación (LOMLOE).
La LOMLOE supone un considerable avance en materia de coeducación. Esta ley educativa nace del análisis de los retos del siglo XXI y en consonancia con las directrices propuestas por la Agenda 2030 (ODS) y diferentes documentos directores relacionados como la Ley Orgánica 1/2004, de 28 de diciembre, de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género o el Pacto de Estado en materia de violencia de género. Las referencias, en la LOMLOE, a términos como “igualdad de género”, “coeducación”, “prevención de la violencia” o “no discriminación” son numerosas, aunque podemos destacar algunas como garantes de la coeducación.
Aun siendo la coeducación objetivo explícito en la etapa de Educación Infantil, la LOMLOE recalca, para la Educación Primaria, el fomento del respeto mutuo y la cooperación entre iguales, con especial atención a la igualdad de género, convirtiéndola, además, en un elemento de tratamiento transversal en el conjunto de áreas. En Educación Secundaria se incorpora, desde los principios generales, la perspectiva de género que, extendiéndose en edades posteriores, propiciará una conciencia sobre la realidad social como casilla de salida para el cambio.
Los diversos currículos incluyen numerosas referencias para garantizar la coeducación y la igualdad de género, en la escuela y en la sociedad (lenguaje inclusivo, el papel de la mujer en las diversas áreas, la ruptura de estereotipos…).
Como vemos, las normas establecidas por la LOMLOE se sustentan en cinco ejes principales: derechos de la infancia, perspectiva de género y coeducación, transversalidad, desarrollo sostenible y cambio digital y social. El verdadero cambio educativo y, derivado de este, social, surgirá cuando consigamos unificar estos requerimientos. ¿Son suficientes las pautas de aplicación más allá de las recomendaciones teóricas? De esta duda surge nuestra apuesta por desarrollar algunas pautas de carácter práctico para docentes. El siguiente esquema (Fig.3) muestra, de forma resumida, los referentes que debemos tener en cuenta a la hora de diseñar nuestras programaciones didácticas y situaciones de aprendizaje para garantizar la coeducación.
Una educación hacia la verdadera igualdad
La coeducación debe estar presente en todas las etapas educativas, procurando su adaptación a las necesidades y particularidades de las alumnas y alumnos a los que se dirige. Por ello, debemos tener en consideración su influencia sobre los procesos de socialización y desarrollo moral, donde la coeducación está implicada de manera directa.
Durante la etapa de Educación Primaria el alumnado empieza a adquirir y potenciar una progresiva autonomía, se desarrolla la autoestima y se produce una integración social en grupos más amplios, de modo que las relaciones interpersonales que se dan en la escuela y en la sociedad están regidas por normas y valores culturales (Kohlberg, 1982).
Durante este proceso hay varios vehículos transmisores de información, prejuicios, estereotipos, etc. Entre ellos podemos destacar la familia, los iguales, los medios de comunicación y, como ya hemos aclarado, la propia escuela… Habrá que cuidar nuestro discurso, comunicación no verbal y los saberes que transmitimos, por ello, nos apoyaremos en metodologías y estrategias didácticas que contribuyan a la construcción de contextos coeducativos como por ejemplo. fomentar la participación de alumnos y alumnas en el proceso de enseñanza-aprendizaje, facilitar el aprendizaje cooperativo y por proyectos, incentivar la expresión libre y creativa de los propios sentimientos, emociones e ideas, abrir espacios de comunicación fluida en el aula y adaptarnos a las nuevas exigencias culturales del contexto.
La eclosión de violencia contra las mujeres durante los últimos años ha puesto en jaque a nuestra cultura de nuevo. Desde el sistema educativo, y como sociedad, los ciudadanos estamos demandado una transformación que se adecúe a la evolución de las nuevas formas de vida, los hábitos, las mentalidades que nos han llevado a la compresión y reflexión y repercute de manera positiva a la hora de detectar problemas y hacerles frente. Ahora y como profesionales de la educación, vamos a asumir la enseñanza como un pilar principal en este ámbito.
Estas reflexiones avalan la coeducación en la escuela por su utilidad para educar a niños y niñas en unos mismos hábitos, valores, prácticas y actitudes. Si queremos avanzar hacia una verdadera coeducación tenemos que motivar a los alumnos y alumnas que comparten centro educativo y aula, educarles en igualdad de condiciones, analizar cómo se oculta la influencia de las mujeres en la sociedad, cómo se invisibiliza a las niñas en los libros de texto, deporte, arte…
Esto requiere establecer un plan de trabajo innovador para modificar las pautas sexistas administradas por la sociedad, detectar la relevante figura de la mujer en aspectos culturales o sociales e integrarla en los planes de estudio, erradicar tareas de género que tradicionalmente se han considerado de hombres y mujeres y eliminar el modelo de etiquetaje respecto de lo que es “normal” para chicos y chicas. Si construimos una sociedad igualitaria desde la escuela, esta se convertirá en una realidad tangible.
La coeducación no es una metodología, no se trata de un modelo que podamos aplicar en ciertas actividades o tareas, ciertos días, en ciertos lugares y momentos. Debe ser un principio que lo envuelva todo, que condicione con sus pilares el desarrollo, ahora sí, de la metodología didáctica, que deberá estar supeditada a la propia coeducación.
A continuación, destacamos las principales directrices que se deben tener en cuenta a la hora de diseñar tareas y actividades en el marco de una situación de aprendizaje coeducativa:
- Incorporar, a los ejemplos y problemas planteados, situaciones de la vida cotidiana de alumnos y alumnas relacionadas con el mundo doméstico, uso de objetos tradicionalmente asignados a un sexo, juegos… que supongan, además del clásico contexto real de aplicación, una oportunidad para fomentar la igualdad.
- Fomentar en las niñas actitudes de confianza y seguridad ante las actividades académicas y su aprendizaje. Uno de los principales bloqueos del cambio reside en el propio conformismo de niñas y mujeres.
- Fomentar el uso no sexista del lenguaje en la comunicación. Todos hemos escuchado la excusa de “esto se dice así y así se establece en la RAE”, lo cierto es que la lengua es un recurso dinámico construido por un grupo social, medios como la RAE solo lo recogen y categorizan. Los ciudadanos son el motor para este cambio.
- Desarrollar una actitud crítica ante los mensajes que transmiten los medios de comunicación y los mensajes publicitarios. Si el discente es capaz de localizar estereotipos y juzgarlos, tendrá todas las herramientas para cuestionarlos y suprimirlos.
- Conocer y desarrollar actitudes de respeto a la dignidad y a la integridad física y moral de las personas.
- Favorecer la igualdad de sexos y géneros, analizando la discriminación de las mujeres en la sociedad. Esto sumado a la propuesta de nuevas ideas para el cambio situará al alumnado como protagonista del progreso.
- Incorporar el estudio del papel de la mujer en los diferentes momentos de la historia y valorar cómo, a pesar de los impedimentos de la sociedad, nos han permitido estar donde estamos, logrando numerosos hitos e incluso desbloqueando conocimientos que posteriormente los hombres han utilizado.
- Propiciar el conocimiento y empleo de las Tecnologías para el aprendizaje y el conocimiento (TAC) para fomentar la comunicación y la cooperación igualitaria.
- Desarrollar actitudes de respeto y tolerancia ante las diferentes identidades, así como la responsabilidad de responder con determinación cuando se presencie cualquier tipo de discriminación.
- Implicar recursos y materiales que fomenten la igualdad, para lo que será de suma importancia un análisis previo al uso por parte del alumnado.
Para conseguir el logro de estos objetivos convertidos en principios, proponemos una serie de orientaciones metodológicas, el punto de salida para una verdadera coeducación:
- Potenciar el análisis crítico de la realidad y de las ideas previas del alumnado mediante lluvias de ideas, cuestionarios, encuestas o fomentando la libre expresión de ideas en las conversaciones del aula.
- Proponer situaciones compartidas que permitan cuestionar la información que aparece en la prensa escrita o digital, publicidad e incluso series de televisión con la finalidad de efectuar investigaciones en las que se detecten fenómenos sexistas y proponer alternativas (aprendizaje-servicio).
- Participación en la elaboración de normas de convivencia y valores sociales aceptados: potenciar habilidades como la discusión de grupo, el diálogo, búsqueda de metas comunes, entre otros.
- Implicar a la comunidad educativa en su conjunto, pues como señala Santos (1984) un proyecto educativo elaborado y desarrollado por toda la comunidad escolar tiene la gran ventaja de la coherencia y de la eficacia. De esta manera, aunque estamos trabajando en la sociedad del futuro, podremos implicar a la sociedad del presente y, quizá, agilizar el proceso contando con su participación.
Los maestros y maestras del siglo XXI tenemos la oportunidad de luchar contra las injusticias y desigualdades, a través de la coeducación, para formar, organizar y planificar la escuela que realmente se merece el alumnado y de esta forma la educación sea un núcleo fuerte capaz de hacer frente a las ideologías, dogmas y políticas que promueven odio y violencia.
Una experiencia para la igualdad; un camino hacia la coeducación
Una vez analizada la igualdad de género como meta imprescindible para la sociedad en su conjunto y la influencia que la educación (escolar y familiar) tiene en su consecución, por encima incluso de las propias políticas, vamos a presentar una breve propuesta que permita materializar las directrices anteriores y sirva como referencia para el diseño de situaciones de aprendizaje para una verdadera coeducación.
Como muestra de que la coeducación, como hemos afirmado antes, va más allá de simples actividades bajo la etiqueta “igualdad de género”, convirtiéndose en una base durante toda la educación independientemente de áreas y momentos, proponemos un taller de reciclaje (como eje principal y centro de interés) que nos permita fomentar la igualdad (como elemento transversal). Ensalzamos, así, una coeducación como principio general y no como temática concreta y aislada.
Como toda situación de aprendizaje debemos tener claro el conjunto de elementos curriculares que estructuran, organizan y justifican las tareas propuestas y permiten valorar el progreso (saberes básicos, criterios de evaluación, competencias específicas y clave, objetivos de la Educación Primaria a cuyo logro contribuiremos, etc.). No obstante, en esta ocasión, centrando la atención en el propio acercamiento al alumnado, nos centraremos en la tarea para ofrecer un ejemplo práctico.
En este caso, hipotético pero concreto, queremos trabajar el reciclaje, como principal exigencia de la propia Agenda 2030 a la vez que fomentamos la igualdad de género transversalmente en un grupo de quinto curso de Educación Primaria. Debemos priorizar, como eje en una situación de aprendizaje, el centro de interés y la elaboración de un producto final como elementos motivacionales; en nuestro caso nos convertiremos en gestores y gestoras del reciclaje del barrio involucrándonos en una serie de tareas que de esta nueva responsabilidad derivan.
Como metodología, además de respetar todas las directrices propuestas para garantizar la coeducación, implicaremos el Aprendizaje-Servicio y Design Thinking . De este modo planteamos una serie de tareas (basadas en objetivos de diseño) que permitan trabajar la temática planteada desde la identificación de carencias en el entorno hasta la creación y puesta a prueba de soluciones.
- Empatizar: lluvia de ideas sobre la geoacumulación y el reciclaje como solución. Consultamos el asistente de realidad virtual “AIRE” de Ecoembes, para preguntar por el contendor más adecuado para reciclar diferentes elementos cotidianos. ¿Será “AIRE” hombre o mujer? ¿Por qué?
- Definir: investigamos, en grupos mixtos, los residuos que se desechan en cada contenedor. Visualizamos algunos anuncios con fines formativos en este ámbito y analizamos los roles de género mostrados (mujeres en cocina, hombres en talleres, niños jugando a la pelota, niñas jugando a la comba…). Reflexionamos cómo son insuficientes para aprender a reciclar a la vez que transmiten estereotipos sexistas.
- Idear: propuesta, en los mismos grupos, de soluciones para la problemática del reciclaje a nivel de barrio/municipio. Conduciremos la lluvia de ideas hacia la creación de un espacio inclusivo de reciclaje en el centro y el diseño de cartelería con instrucciones para cada contenedor.
- Prototipar: cada grupo diseñará un cartel para concienciar al entorno, con instrucciones para el reciclaje y un QR para acceder a “AIRE”. Acompañaremos dicho cartel con ilustraciones que inviertan los roles tradicionales de género ¿Nos dirá alguien algo relacionado? ¿Sabremos defenderlo? Diseño y construcción de contenedores de reciclaje para inaugurar este espacio para el reciclaje.
- Evaluar: creación y distribución de una pequeña encuesta para valorar en qué medida los usuarios (alumnado, familias y docentes) han mejorado su implicación en el reciclaje y su comprensión de las instrucciones para hacerlo con éxito. A raíz de estos resultados analizaremos las opciones para mejorar la propuesta.
Se trata de una propuesta de ejemplo construida con pequeñas pinceladas, aunque a raíz de ella pueden surgir nuevas líneas como la publicidad del proyecto, la transmisión de carteles, la autorización del equipo directivo al que podemos dedicar una carta solicitando autorización con lenguaje inclusivo, la firma simbólica de un convenio entre el consistorio y el grupo de alumnos y alumnas para recoger los residuos… El fin de este ejemplo es transmitir la importancia de la coeducación al lector, mostrar la compatibilidad con cualquier temática y sembrar la semilla para generar ideas nuevas que respeten las directrices propuestas en el apartado anterior.
Nos hemos educado en una sociedad predominantemente patriarcal, es decir, desde que somos pequeños y pequeñas hemos estado recibiendo discursos, mensajes e iconografía sexista que repercute en nuestro día a día y nos configura como sujetos. Debemos desaprender cotidianamente los prejuicios que tenemos interiorizados para volver a aprender lo que es realmente justo, de modo que construyamos una sociedad más igualitaria, trabajando para liberarnos de ideas preconcebidas que hemos ido asumiendo desde que éramos niños y niñas.
Más allá de las propias políticas, la educación tiene la llave (coeducación) para cortar esta transmisión y potenciar el cambio social convirtiendo la igualdad de género en una realidad.
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