Resumen: El desarrollo del vocabulario ocupa un lugar relevante, ya que su uso correcto dará lugar a un adecuado desarrollo lingüístico en los niños. Sin embargo, ciertos niños presentan un retraso en la adquisición del vocabulario que ocasiona diversas dificultades a nivel escolar. A pesar de ello, la manera de abordar la enseñanza del vocabulario en la etapa escolar parece no estar lo suficientemente sistematizada. En este contexto, dicho artículo tiene como objetivo determinar qué programa es más efectivo para el aumento de vocabulario: los programas basados en cuentos apoyados en contextos específicos, o programas de instrucción directa de imágenes

 

Palabras clave: Vocabulario; Intervención educativa; Programas de mejora del desarrollo lingüístico; Educación infantil.

 

Abstract: The development of vocabulary occupies a relevant place, since its correct use will lead to an adequate linguistic development in children. However, certain children present a delay in the acquisition of vocabulary that causes various difficulties at the school level. Despite this, the way of approaching the teaching of vocabulary at school seems not to be sufficiently systematized. In this context, this article aims to determine which program is more effective for vocabulary increase: programs based on stories supported in specific contexts, or programs of direct instruction of images.


Key words:
Vocabulary; Educational Intervention; Vocabulary development programs; Early Childhood Education.

ESTIMULACIÓN PARA AUMENTAR EN VOCABULARIO INFANTIL

Lenguaje: adquisición y desarrollo

La adquisición del lenguaje es un proceso cognitivo complejo que comienza antes del nacimiento, cuando el embrión comienza ya a desarrollar su sistema auditivo, y su desarrollo es un aspecto fundamental que se convierte en un aspecto clave para la evolución integral de la persona, en la medida en que es un instrumento primordial de comunicación, es un instrumento regulador del pensamiento y la conducta y es un instrumento de socialización (Díaz, 2009).

En la etapa escolar, el desarrollo del lenguaje adquiere mayor importancia dado que permitirá a los desarrollar un aprendizaje escolar satisfactorio sobre el que se fundamentarán todos los conocimientos que se adquieran posteriormente.

Estimulación para aumentar el vocabulario infantil #CedRevistaDigitalDocente Share on X

Entre los factores que influyen en el desarrollo del lenguaje destacan los biológicos (cognitivos y físicos) y los factores ambientales, como las interacciones sociales, y el entorno social, el cual ofrece un modelo del uso del lenguaje adaptado a los modos de vida y al tipo de interacciones habituales en cada contexto, adecuado a sus hábitos y necesidades comunicativas.

El nivel socioeconómico y cultural, es decir, el medio familiar en el que el niño desenvuelve su actividad, puede variar mucho de un medio social a otro, lo que hace que exista una gran diferencia entre el bagaje de unos niños y otros al llegar al colegio dependiendo de su origen sociocultural.

Otro factor importante serán los modelos de los que dispongan, pues dependiendo de las personas que los cuiden y el modo en que interactúen verbalmente con él se producirá un determinado desarrollo lingüístico.

Evolución del lenguaje

Una de las primeras tareas que tienen que afrontar los niños en relación con la adquisición del léxico, (ya desde la etapa prelingüística) es la segmentación del habla. Lo primero que tienen que hacer los niños es abstraer constancias fonológicas y asociar significados con sonidos. Hacia los 9-10 meses, los niños comprenden las primeras palabras: responden a su nombre dirigiendo la atención hacia quien les llama. Entre el año y el año y medio ya aparecen las primeras palabras. Algunos autores hablan de fase pre-léxica (hasta que los niños producen unas cincuenta palabras). Aquí encontramos un aprendizaje lento y gradual, ligado a contextos específicos y repetitivos, y la utilización de las palabras es poco frecuente (todavía hay balbuceo y mucho apoyo en gestos).

Posteriormente, en la etapa lingüística, el niño ya dispone de un lenguaje bastante comprensible que irá ampliando de forma paulatina. De los 18 a los 24 meses, aproximadamente, hablamos de fase léxica. En esta fase se observa en muchos niños un incremento muy rápido del léxico, lo cual se ha denominado explosión léxica. Por otro lado, en este momento, una vez logradas las cincuenta o cien primeras palabras, los niños están preparados para empezar a combinar palabras. Alrededor de los 2 años en adelante (hasta en torno a los 30 meses) empiezan las combinaciones de palabras. Este incremento se podría explicar porque ha tenido lugar el descubrimiento del nombre, es decir, descubren que los objetos y las acciones se pueden nombrar.

 

Un aspecto fundamental del desarrollo del lenguaje es el desarrollo del léxico. Según Rodríguez (2011) aprender nuevas palabras es una actividad constante en los seres humanos. Cada uno en su lengua materna asimila estructuras gramaticales, sintácticas, morfológicas, etc., que quedan fijadas y son estables; el léxico va más allá y su aprendizaje no se termina nunca.

Tal y como afirma Baraló (2005), la necesidad de dedicar un espacio privilegiado para ello es necesario, sin embargo, la mayoría de los docentes lo descuidan dejándolo en un segundo plano, por carecer, entre otros elementos, de ideas creativas para su aplicación en el aula. Dando lugar a que las actividades para el aprendizaje del vocabulario sean poco estimulantes y repetitivas.

La enseñanza del vocabulario

Uno de los objetivos de la enseñanza del vocabulario es que estas unidades léxicas pasen a la competencia comunicativa del individuo. El léxico ocupa un lugar relevante ya que su uso correcto dará lugar a una riqueza del lenguaje y a una precisión lingüística adecuada.

El vocabulario es un factor fundamental para la comprensión (Cunningham y Stanovic, 1997; Scarborough, 2001), por lo que su instrucción en la edad preescolar debe ser una prioridad. Dado lo anterior, conocer las estrategias de enseñanza más efectivas para esto es una necesidad impostergable (Larrain y otros, 2012). Sin embargo, la manera de abordar la enseñanza del vocabulario parece no estar lo suficiente sistematizada olvidando, así, tanto el proceso cognitivo como lo referente a la propia estructura de los campos semánticos (Agustín y Barreras, 2007; Hasbún, 2005; Mohseni-Far, 2008).

La posibilidad de considerar al vocabulario una competencia fundamental y que, por ende, merezca un tratamiento de su enseñanza de manera directa, parte de la correlación directa que puede observarse entre el vocabulario y el léxico, tanto receptivo (la capacidad que tiene un sujeto para interpretar textos, sean escritos u orales) como productivo (la capacidad que tiene un sujeto para planificar, organizar y producir textos, sean escritos u orales).

Sin embargo, los niños en ocasiones presentan un retraso en la adquisición del vocabulario, lo que puede causar dificultades a nivel escolar. Una parte importante del fracaso escolar se puede justificar por el desconocimiento de los alumnos de ciertos términos básicos relacionados con las distintas enseñanzas curriculares de la Educación Infantil. García-Hoz (1999) puso de manifiesto la necesidad de resolver el problema de la integración de los distintos aprendizajes específicos para analizar con posterioridad en qué medida las enseñanzas pueden fundamentar la orientación formación total del estudiante.

Existen diferentes experiencias que pueden contribuir al aumento o crecimiento del vocabulario. Una de estas es a través de la instrucción directa en significados de palabras individuales (Beck, 2013). La otra es a través del aprendizaje incidental desde el contexto. La instrucción directa implica el uso de métodos mnemotécnicos, de sinónimos y clasificación, definición y producción de oraciones.

La revisión narrativa del vocabulario de Wright y Cervetti (2017) descubrieron que las palabras enseñadas en ciertas intervenciones de instrucción directa eran efectivas para ayudar a los  estudiantes a mejorar su comprensión lectora de un texto que contiene esas palabras, pero este efecto no se generalizó a otros textos, como los encontrados en pruebas estandarizadas.

Sin embargo, otras investigaciones han mostrado que la instrucción incidental es más efectiva. Por ejemplo, Dickinson y otros (1993) observan que la adquisición rápida y exitosa de vocabulario en niños de Educación Infantil se relaciona con las situaciones de interacción. Del mismo modo, aun cuando el niño puede aprender por una sola exposición, en algunas situaciones de interacción, como la lectura de cuentos y juegos compartidos los niños aprenden de modo más rápido y más eficiente.

En esta misma línea, diversas perspectivas psicolingüísticas señalan que el aprendizaje del vocabulario se produce en los intercambios conversacionales en los que el contexto proporcionado por el adulto, socio pragmático, situacional, no verbal y lingüístico, ayudan al niño a inferir el significado de las palabras que no conoce.

 

Diversos estudios centrados en Educación Infantil han analizado las principales características que promueven el aprendizaje de palabras nuevas a través de cuentos o juegos. Los resultados mostraron como el apoyo social y discursivo del docente adquiere un papel fundamental para que el alumno infiera el significado de aquellas palabras que no conoce.

Otra experiencia es el aprendizaje incidental a través de cuentos. Se ha observado que la lectura de cuentos es una rica fuente de adquisición de léxico en preescolares. El contexto en  el que se encuentran las palabras contribuye a la comprensión de estas por parte de los niños, o al menos una comprensión parcial de los significados. Para aprender el significado de las palabras que desconoce, el niño se apoya en las pistas que le ofrecen sus interlocutores, lo que indica que el aprendizaje incidental desde el contexto aumenta el crecimiento del vocabulario infantil. El efecto de la lectura de cuentos se potencia cuando son leídos, cuando los niños responden preguntas y cuando las palabras nuevas son enseñadas explícitamente.

Es por esto que la contextualización del significado de una palabra en el marco del cuento constituye un aspecto que hace de las lecturas situaciones privilegiadas para el aprendizaje del vocabulario. El cuento funciona como un contexto compartido entre el docente y el niño, para aprender nuevas palabras es necesario que adulto y niño centren su atención en un conocimiento compartido.

Investigación e hipótesis

Por todo lo dicho hasta el momento, se hace necesario aportar una mayor sistematización respecto al aprendizaje para la adquisición de vocabulario con programas de estimulación como los que presenta este artículo.

Dado que existen pocos estudios que comparen estos programas de estimulación en español, esta investigación proporcionará elementos de juicio útiles para mejorar el desarrollo teórico-práctico de acciones destinadas a optimizar estrategias que permitan el desarrollo del vocabulario en niños entre 4 y 5 años. Puesto que la adquisición de vocabulario se asocia a aspectos de interacción, se espera que el programa de intervención basado en cuentos sea una mejor estrategia.

La pregunta que nos planteamos es ¿Qué programa de estimulación del lenguaje, el programa basado en cuentos o el programa de instrucción directa mediante imágenes, tiene un mayor impacto en el vocabulario de los niños?

Participantes

En este pequeño estudio participaron 4 niños de edades entre 4 y 5 años, todos acuden al CBM Virgen de la Vega situado en la localidad de Cobatillas, en la Región de Murcia. Dadas las circunstancias en las que este estudio se desarrolló, no fue posible llevar a cabo la intervención dentro del centro educativo, por lo que las sesiones se llevaron a cabo en el domicilio de los participantes. Estos niños fueron seleccionados por las siguientes consideraciones:

  • Edad (entre 4 y 5,11 años).
  • Iniciación en el proceso de
  • Sin dificultad en el desarrollo del

En cuanto a las características socioeconómicas de las familias, todas ellas tienen un nivel socio-económico medio, con buenas expectativas respecto a la educación de sus hijos y una satisfactoria colaboración entre familia-escuela.

Instrumentos

 En los dos programas de estimulación se trabajaron los mismos campos semánticos. Para la estimulación del vocabulario a través de cuentos, los instrumentos utilizados fueron 4 cuentos: “El libro de la selva” (animales), “La bella y la bestia” (objetos de casa), “Fruta para la bruja” (frutas y verduras) y “El mono que viajaba en globo” (medios de transporte).

Por otro lado, para el programa basado en la instrucción directa mediante imágenes, el instrumento utilizado consistía en la presentación de tarjetas que tienen la imagen de un objeto. Cada una de las tarjetas contenía vocabulario que está presente en la vida cotidiana del niño, se utilizaron los siguientes campos semánticos; animales (salvajes y marinos) mobiliario y objetos de casa, los medios de transporte y comida (fruta y verdura).

El instrumento a utilizar para la recogida de datos consistió en una hoja de registro donde se recogieron las palabras trabajadas en cada sesión, así como si el participante reconocía, nombraba e identificaba la funcionalidad de cada una de ellas. Se asignaba un 1 si el niño reconocía, nombraba e identificaba la funcionalidad, y un 0 si no lo hacía.

Los participantes uno y dos recibieron el programa de estimulación basado en cuentos y los participantes tres y cuatro el programa de estimulación mediante la instrucción directa a través de imágenes.

Procedimiento

A través de la prueba estandarizada Test TEVI-R se pretendió realizar una evaluación pre-test para determinar la comprensión de vocabulario de los participantes.

El programa basado en cuentos se llevó a cabo en sesiones de 45 minutos, y en total se realizaron 4 sesiones. Cada sesión se organizaba de la siguiente forma: asamblea, desarrollo, verbalización y cierre.  Se comenzaban las sesiones con un saludo con los niños dispuestos en semicírculo, se mostraba el cuento que a trabajar y se establecía un pequeño diálogo para saber de qué podría tratar. Antes de la narración del cuento, se presentaba el libro y se observaba la portada.

En la sesión 1 se abordó el campo semántico “animales” a través del cuento de El libro de la selva; en la sesión 2 se trabajaron los diferentes tipos de fruta y verdura a través del cuento Fruta para la bruja, en la sesión 3 se trató los medios de transporte a través del cuento El mono que viajaba en globo y, por último, n la sesión 4 se centró en los objetos de la casa mediante La bella y la bestia.

Durante la narración del cuento se recurría al apoyo en el contexto físico, dramatizando las acciones y sonidos implicados. Se mostraban las ilustraciones y se explicaban aquellas palabras que desconocían por medio de una yuxtaposición, lo que implica una relación de inclusión jerárquica con un concepto más general.

Para aclarar el significado de las palabras nuevas que aparecían en el cuento, se empleaban diversas estrategias:

Las palabras que aparecían en el cuento y eran desconocidas para los niños se presentaban dentro del mismo. Se explicaba su significado y se hacía referencia a un sinónimo más simple para ayudar a su aprendizaje.

 

Una vez terminado el cuento se les preguntaba las mismas cuestiones utilizadas en el programa de instrucción directa, para comprobar si había entendido las palabras mencionadas anteriormente y conocían su funcionalidad: ¿Qué es? ¿Para qué sirve? ¿Cómo es? ¿Dónde lo encuentras? ¿Quién lo usa? ¿Cómo se usa?

Por otro lado, para el programa basado en instrucción directa mediante imágenes, en cada sesión se trabajó un grupo semántico diferente: en la sesión 1 los animales, en la sesión 2 los objetos de la casa, en la sesión 3 los medios de transporte y en la sesión 4 los alimentos.

Las sesiones estaban divididas en 3 fases o etapas:

  • La primera fue la presentación del vocabulario a trabajar de una manera lúdica y divertida. Las tarjetas de vocabulario se presentaron en sobres de diferentes colores, para que al azar los niños escogieran. Posteriormente, se verbalizaba la palabra que correspondía a dicha imagen y después los participantes lo repetían.
  • En la segunda fase se asociaba la palabra con la imagen. Se pusieron las imágenes boca arriba encima de la mesa y se les iba diciendo por turnos que cogieran la imagen que correspondía a la palabra que se les indicaba, para repetirla y quitarla de la mesa.
  • La tercera fase fue la producción verbal del vocabulario por parte de los niños. En esta fase se mostraban fichas de vocabulario al azar y los niños tenían que ir respondiendo a las preguntas que se le planteaban, como las que se hicieron el en método anteriormente comentado.

Paralelamente se realizaban otras actividades como el establecimiento de semejanzas y diferencias o clasificación según el campo semántico.

Al finalizar ambos programas se volvió a evaluar el vocabulario de los niños mediante el pos-test en las variables de interés para examinar el efecto de este sobre el vocabulario.

Al plantear la metodología se tuvo en cuenta los siguientes principios:

  • Insistir en la importancia de observar el significado de cada
  • Aprender las nuevas palabras en relación con
  • Los programas de intervención se basaron tanto en tareas de comprensión como de producción, de manera que fuese mediante un método activo donde los participantes no fuesen sujetos pasivos.

Análisis y reflexión

El primer análisis consistió en el número de palabras que los participantes reconocían; el segundo en el número de palabras que los participantes nombraban; y el tercero en el número de palabras cuyo significado o funcionalidad conocían los participantes. Una vez recogidos dichos datos se calculó la cantidad de palabras en total de todas las sesiones que reconocieron, nombraron y definieron.

Dicho proceso se realizó tanto en el programa de estimulación basado en cuentos, como en el programa de estimulación a través de imágenes, para comparar ambos programas y conocer cuál de los dos es más efectivo a la hora de estimular el vocabulario en niños de 4 y 5 años.

Tras la aplicación de ambos programas los resultados encontrados muestran que hay una tendencia hacia el programa de cuentos que demuestra que es más efectivo para aumentar el vocabulario en niños de entre 4 y 5 años. No obstante, estos análisis son definitivos pues la muestra incluida no es representativa

No obstante, a pesar de la muestra tan reducida, sí que se podría afirmar que la intervención basada en cuentos ha sido más eficaz para incrementar el vocabulario que la intervención mediante imágenes. Como decimos, según las tareas y actividades propuestas en ambos casos, parece que el programa de intervención basado en cuentos fue más exitoso a la hora de fomentar y aumentar el vocabulario de los participantes.

Las sesiones de ambos programas fueron bien planificadas y organizadas con todos los recursos que necesitábamos. Las diferentes categorías de palabras fueron elegidas cautelosamente haciendo coincidir que las palabras trabajadas en la instrucción directa se encontraran también en los cuentos trabajados de la otra intervención. Se realizaron diferentes preguntas para saber el conocimiento que los niños tenían sobre cada una de las palabras y a través de las conversaciones de las sesiones se les iba guiando.

Los resultados parecen indicarnos que es más efectiva la presentación de nuevas palabras a través de un contexto como son los cuentos, lo que resulta coherente con los datos ofrecidos por Rosemberg (2007), que estudió las posibilidades que tienen los niños de Educación Infantil para adquirir vocabulario en diversas situaciones: lectura de cuentos, juegos, relatos de experiencias personales, etc. Los resultados obtenidos de este estudio muestran que la narración de cuentos ocasiona un contexto lingüístico en el que el alumnado se apoya para inferir algunas relaciones conceptuales que la nueva palabra mantiene con otras.

Todo esto muestra que en nuestro contexto, y especialmente en esta edad escolar, es necesaria la   presencia de intervenciones organizadas, trabajadas e innovadoras para presentar el vocabulario. En muchos casos, el aprendizaje del vocabulario se da por supuesto y no se le ofrece la atención necesaria y adecuada. Además, los docentes debemos buscar nuevas formas de enseñar y evaluar el proceso de adquisición del lenguaje y con ello el desarrollo del vocabulario, con el propósito de mejorar el lenguaje oral en general, ya que esto constituye el motor fundamental en nuestra tarea educativa.

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